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Los océanos emiten la mitad del metano que está calentando el clima
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Mucho más potente que el CO2

Los océanos emiten la mitad del metano que está calentando el clima

Aunque el ser humano es el mayor responsable de la crisis climática, los diferentes ecosistemas acuáticos del planeta también generan unas grandes emisiones de este gas, uno de los que tienen mayor efecto invernadero

Foto: Foto: Unsplash/@thenata
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El aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es uno de los mayores problemas ambientales a los que nos enfrentamos. En toda la historia de nuestro planeta, sus niveles han variado considerablemente. Debido a ello el clima ha cambiado sobremanera a lo largo de los tiempos: desde grandes y prolongadas glaciaciones, a sofocantes épocas de altas temperaturas y desertificación.

Pero la gran diferencia de estos eventos históricos con la situación actual es que el ser humano ha tenido en los últimos dos siglos y medio un impacto brutal en nuestro planeta, acelerando el proceso. Cierto es que, con anterioridad a la revolución industrial, sí que teníamos una gran repercusión, pero solo a nivel local. Pero desde que James Watt patentara en 1769 la máquina de vapor, tuvimos la capacidad (al principio sin saberlo) de alterar el clima de todo el planeta.

"Reducir las emisiones de metano es una parte fundamental a la hora de estabilizar la temperatura de la Tierra"

Esto se debe a que los combustibles fósiles como el carbón, el gas natural y el petróleo, así como otros procesos industriales (como la producción y secado del cemento) liberan a la atmósfera GEI. Principalmente CO₂, pero también otros como el metano.

El problema de estos gases es que son capaces de absorber determinadas radiaciones (con lo que se calientan). En concreto, las que refleja la tierra de vuelta al espacio. Las longitudes de onda de esos 'reflejos' tienen una resonancia con estas moléculas (CO₂, CH4 y los diferentes óxidos de nitrógeno, entre otras).

Pero en los últimos años, (de hecho lo mencionábamos antes) el ser humano ha tenido un grandísimo impacto a la hora de emitir estos gases a la atmósfera y esto se ha puesto de relevancia. Con esto puede dar la impresión de que somos "los únicos y totales responsables de la crisis climática", y no es así, al menos no en todos y cada uno de los casos.

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Foto: Reutes

Así lo explican los investigadores de la Universidad de Yale, liderados por Judith A. Rosentreter, en un nuevo estudio científico publicado en la reputada revista 'Nature Geoscience'. En él explican que los ecosistemas acuáticos de la tierra son responsables de la mitad del total de emisiones de metano a la atmósfera.

Debemos tener en cuenta que la cantidad de este GEI se ha triplicado desde los tiempos preindustriales, es más efectivo que el CO₂ a la hora de calentar el planeta y, por si eso fuera poco, es el responsable del 25% del calentamiento que ha sufrido el planeta en los últimos dos siglos.

Un sorprendente hallazgo

Los autores de la investigación científica estudiaron los flujos de metano de 15 grandes ecosistemas acuáticos, tanto naturales como creados por el ser humano, así como influenciados por este. Y descubrieron que las emisiones de este gas por parte de estos ecosistemas son, potencialmente, una fuente de CH4 mayor que las acciones directas del ser humano, como pueden ser la combustión de los combustibles fósiles o de la agricultura.

De hecho, calculan, hasta la mitad del total de las emisiones serían responsabilidad de estas fuentes, mucho más de lo que antes se creía. De todos modos, aclara la autora principal del estudio, Judith A. Rosentreter, "cualquier fuente creada o influenciada por el ser humano tenía muchas más emisiones que los sitios completamente naturales".

Como explican en su trabajo científico, a nivel global, el cultivo de arroz libera más metano a la atmósfera al año que todos los humedales, las zonas costeras y los océanos abiertos del planeta. La filtración de fertilizantes provoca que los lagos ricos en nutrientes liberen metano, y las piscifactorías instaladas en el mar tienen flujo de metano, por área, 430 veces mayores que las zonas que no han sido convertidas a esta industria.

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Pero no todo son malas noticias. Como explica Carlos M. Duarte, otro de los coautores del estudio, "Las emisiones agudas de metano desde ecosistemas acuáticos nos ofrecen oportunidades de acción, permitiéndonos ganar terreno rápidamente a la hora de reducir la emisión de GEI. Mucho más que en el caso del dióxido de carbono".

Por su parte, otro de los autores, Bradley Eyre, comenta que "reducir las emisiones de metano producidas por los ecosistemas acuáticos serán una parte muy importante a la hora de estabilizar la temperatura de la Tierra".

En efecto, aunque no sea completamente responsabilidad nuestra, sí tenemos la capacidad de ponerle remedio. El objetivo es claro: respetar el Acuerdo de París y mantener el aumento máximo de la temperatura global por debajo de los 2 ºC. Si fallamos en el intento, no habrá vuelta atrás. Es seguro que esta lucha va a requerir grandes esfuerzos e importantes sacrificios, pero aún es posible ganarla.

El aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es uno de los mayores problemas ambientales a los que nos enfrentamos. En toda la historia de nuestro planeta, sus niveles han variado considerablemente. Debido a ello el clima ha cambiado sobremanera a lo largo de los tiempos: desde grandes y prolongadas glaciaciones, a sofocantes épocas de altas temperaturas y desertificación.

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