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La cantidad de plástico que comemos y bebemos está aumentando sin control
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La cantidad de plástico que comemos y bebemos está aumentando sin control

Hasta la fecha, desconocemos en gran medida si los micro y nanoplásticos representan un riesgo para la salud. Hay numerosos estudios en marcha

Foto: Ingieres 100.000 partículas de plástico al año si bebes de botellas de plástico. (iStock)
Ingieres 100.000 partículas de plástico al año si bebes de botellas de plástico. (iStock)

Hasta la fecha, desconocemos en gran medida si los micro y nanoplásticos representan un riesgo para la salud. Hay numerosos estudios en marcha.

Cuanto más aprendemos acerca de esas pequeñas partículas de plástico llamadas microplásticos y su impacto en el cuerpo humano, peor panorama parecemos tener delante de nosotros. Ahora, un reciente estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Médica de Viena (Alemania) resume todo el conocimiento actual sobre partículas micro y nanoplásticas (MNP) y cómo terminan en nuestro intestino. Ninguna de las cifras que vas a ver a partir de ahora te resultará trivial.

¿Sabes cuánto plástico comes?

Según la investigación, ingieres casi 100.000 partículas de plástico al año si bebes de botellas de plástico (los microplásticos son partículas de este material de un tamaño de 0,001 a 5 milímetros y cuando su tamaño es inferior a 0,001 milímetros se denominan nanoplásticos). Si hacemos cuentas, ingiriendo de 1,5 a 2 litros de agua al día (la cantidad recomendada diaria), cerca de 1.930 partículas plásticas a la semana (o 275 al día), lo que equivale a unos cinco gramos de partículas plásticas que entran en el tracto gastrointestinal humano por persona a la semana (más o menos lo que pesa una tarjeta de crédito).

Depende de dónde vivamos, esa cifra puede reducirse a unas 40.000 si bebemos agua del grifo en vez de agua procedente de botellas de plástico, aproximadamente la mitad.

“En promedio, cinco gramos de partículas de plástico ingresan al tracto gastrointestinal humano por persona a la semana”

Según la evidencia científica con la que contamos por el momento, que no es demasiada, los estudios experimentales indican que los micro y nanoplásticos ingeridos que pasan por el tracto gastrointestinal provocan cambios en la composición del microbioma intestinal. Estas alteraciones están asociadas con el desarrollo de enfermedades metabólicas como la diabetes, la obesidad o la enfermedad hepática crónica.

Pero esto no es todo. Mediante análisis más concretos del tejido intestinal, los científicos han demostrado que las partículas micro y nanoplásticas podrían absorberse aún más bajo ciertas condiciones fisicoquímicas y, con ello, activar los mecanismos que responsables de las respuestas inmunitarias e inflamatorias locales.

placeholder Los microplásticos son partículas de este material de un tamaño de 0,001 a 5 milímetros (EFE).
Los microplásticos son partículas de este material de un tamaño de 0,001 a 5 milímetros (EFE).

¿Qué riesgos para la salud se han encontrado?

Concretamente, los nanoplásticos están asociados con procesos bioquímicos que están involucrados de manera crucial en la carcinogénesis, el proceso el proceso por el que las células normales, sanas, adquieren mutaciones y comienzan a transformarse en células cancerosas, reproduciéndose de forma descontrolada y afectando al balance entre nacimiento y muerte celular.

“Las partículas pueden desencadenar una inflamación local y una respuesta inmunitaria, y se ha descubierto que los nanoplásticos en particular desencadenan vías químicas involucradas en la formación del cáncer”, se lee en el estudio.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Lamentablemente, no mucho. El plástico es tan omnipresente en nuestra sociedad que es posible que ya hayamos superado el punto de no retorno. Sin embargo, los autores plantean que abordar el consumo global de plástico es necesario aunque sea un asunto complicado. La industria del cuidado de la salud usa mucho el plástico porque es más seguro y estéril en entornos quirúrgicos y hospitalarios: prótesis, guantes, jeringuillas estériles, vendas adhesivas, bolsas y tubos de sangre, válvulas cardíacas... todo está hecho de plástico.

Foto: Los números del triangulo permiten identificar el plástico. (UTS)

Sin duda, es un problema que se vuelve más urgente cada día porque los posibles efectos adversos para la salud de las partículas de plástico podrían ser particularmente impactantes para las personas con una carga de enfermedades crónicas.

"Es más probable que un intestino sano evite el riesgo para la salud. Pero los cambios locales en el tracto gastrointestinal, como los presentes en enfermedades crónicas o incluso en el estrés negativo, podrían hacerlos susceptibles a los efectos nocivos de los MNP", concluye dice Lukas Kenner, coautor del trabajo que publica la revista Exposure and Health.

Hasta la fecha, desconocemos en gran medida si los micro y nanoplásticos representan un riesgo para la salud. Hay numerosos estudios en marcha.

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