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Las nutrias marinas evitan la desaparición total de los bosques de algas de California
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Según un estudiante de doctorado

Las nutrias marinas evitan la desaparición total de los bosques de algas de California

Estos mamíferos acuáticos controlan las plagas de erizos que arrasan con las poblaciones de la vegetación marina

Foto: El investigador pretende descubrir por qué las nutrias marinas no cumplen siempre con su "cometido" (Universidad de California en Santa Cruz)
El investigador pretende descubrir por qué las nutrias marinas no cumplen siempre con su "cometido" (Universidad de California en Santa Cruz)

El descenso de los bosques de algas no llama tanto la atención como la desaparición de arrecifes de coral o selvas tropicales, pero su situación tiene prácticamente la misma importancia. Un reciente informe señala que las nutrias son las encargadas de salvaguardar estos ecosistemas, ya que evitan que sean arrasados por plagas de erizos de mar. Aunque normalmente cumplen su función, los biólogos creen que la preferencia por estas presas es más decisiva de lo que parece.

Aparentemente, los erizos de mar conviven en armonía con los bosques de algas, pero el problema llega cuando las poblaciones aumentan considerablemente y se alimentan con ejemplares vivos de estas plantas, lo que deja los llamados “páramos de erizo”. Y es que los bosques de algas no sirven exclusivamente de alimento a otras especies, sino que son también capaces de eliminar una tasa de carbono veinte veces mayor que los bosques de la zona.

La costa de California (Estados Unidos) está siendo testigo de la desaparición de grandes superficies de bosques de algas. Joshua Smith, estudiante de doctorado de la Universidad de California en Santa Cruz, dijo en un comunicado recogido por IFLScience que “tenemos un mosaico irregular en la Bahía de Monterey, con páramos de erizos desprovistos de algas directamente adyacentes a bosques de algas que parecen bastante saludables”.

'Erizos zombi'

El investigador cree que estas zonas con vegetación viva son consecuencia de un cambio en la alimentación de las nutrias, que han pasado a consumir erizos de mar. Considera que los lugares desérticos fueron anteriormente ocupados por numerosas poblaciones de estos equinodermos antes de que su depredador tuviera tiempo de detenerles. Lo que no entiende el estudiante es por qué las nutrias no actuaban a tiempo, para que así las algas pudieran repoblar los páramos.

placeholder Los erizos que se alimentan con algas vivas tienen unos genitales de mayor tamaño que gustan a las nutrias (Unsplash)
Los erizos que se alimentan con algas vivas tienen unos genitales de mayor tamaño que gustan a las nutrias (Unsplash)

Smith descubrió que los erizos que se alimentan con bosques supervivientes cuentan con unas gónadas de gran tamaño, una parte del cuerpo que las nutrias consideran sabrosa. Ante la presencia de zonas sin algas, los genitales del animal están menos desarrollados. De este modo, estos mamíferos marinos prefieren no bajar hasta el fondo para recolectar erizos, que pueden disfrutar por sí solos de un banquete de algas que aún conservan su vida.

Las nutrias evitan que estos ecosistemas sean arrasados por plagas de erizos de mar

“Algunas personas los llaman erizos zombi”, contó Smith. “Los abres y están vacíos. Así que las nutrias no están bajando a los páramos y van tras presas que han completado todas las fases de su crecimiento en el bosque de algas”.

De este modo, salvo que lo hagan las propias nutrias, restaurar las zonas desérticas para que vuelvan a ser bosques de algas será una tarea monumental. Los encargados de estudiar esta zona pueden basarse en lo ocurrido al sur de California, donde depredadores como la langosta han evitado la destrucción de los bosques cazando a los erizos.

El descenso de los bosques de algas no llama tanto la atención como la desaparición de arrecifes de coral o selvas tropicales, pero su situación tiene prácticamente la misma importancia. Un reciente informe señala que las nutrias son las encargadas de salvaguardar estos ecosistemas, ya que evitan que sean arrasados por plagas de erizos de mar. Aunque normalmente cumplen su función, los biólogos creen que la preferencia por estas presas es más decisiva de lo que parece.

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