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La crecida de Bildu en casa del PNV y a su costa: por qué a los 'jeltzales' les debe preocupar Vizcaya
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EL INTERIOR Y LA COSTA

La crecida de Bildu en casa del PNV y a su costa: por qué a los 'jeltzales' les debe preocupar Vizcaya

Bilbao y su área metropolitana fueron la claves que permitieron resistir a los nacionalistas en su feudo, pero en el resto de la provincia Bildu les está robando votantes

Foto: Otxandiano irrumpe en el Mercado del Ensanche de Bilbao, donde la coalición siguió el escrutinio del 21-A. (Europa Press/Arnaitz Rubio)
Otxandiano irrumpe en el Mercado del Ensanche de Bilbao, donde la coalición siguió el escrutinio del 21-A. (Europa Press/Arnaitz Rubio)
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Vizcaya fue la tabla de salvación del PNV el 21-A. Bilbao y su área metropolitana permitieron a los jeltzales respirar, evitar el temido sorpaso de Bildu y proclamarse ganadores de la contienda electoral por una diferencia en el conjunto de Euskadi de 28.819 votos. El dato es significativo y viene a ser prácticamente la distancia que los nacionalistas sacaron a la izquierda abertzale en la capital vizcaína, 27.766 papeletas. La cifra demuestra el vigor de la formación en uno de sus feudos tradicionales, de ahí que con sorna a los peneuvistas se les llame Partido Nacionalista de Vizcaya, pero esconde una realidad que debería preocuparles, la importante subida de la coalición radical en la provincia. La izquierda abertzale, aunque todavía se le resiste Bilbao y la margen izquierda, lleva tiempo ganando terreno en el interior y a lo largo de la costa y lo estaría haciendo en detrimento del PNV.

El traspaso se lleva fraguando unos años y el primer indicador fueron las últimas elecciones municipales. El PNV, que en los comicios de 2019 se hizo con 73 Ayuntamientos en Vizcaya, el año pasado consiguió rubricar 55, con pérdidas significativas como Bermeo. Los jeltzales siempre achacaron el bajón (80.000 votos menos en el conjunto de la provincia) a que una importante bolsa de electores optó por quedarse en casa, pero rechazaron que hubiese un traspaso de votos entre las dos fuerzas nacionalistas. Ahora, ha tenido que darse, todavía es difícil cuantificar, pero la pujanza de Bildu en el territorio no se puede achacar solo a la caída de Podemos. De hecho, si los morados obtuvieron en las últimas elecciones forales, celebradas en mayo de 2023, 38.774 votos, el domingo la suma de Podemos y Sumar se quedó en 31.661 en Vizcaya. Son 7.083 sufragios de diferencia que no explican, ni muchísimo menos, las 27.827 papeletas que Bildu ha ganado entre las dos mismas citas electorales y en poco menos de un año de diferencia.

En el siguiente gráfico, donde cada punto es un municipio, se muestra la relación entre la diferencia de voto de las dos fuerzas nacionalistas respecto a las elecciones de 2020. El eje vertical refleja la variación de EH Bildu, que ha mejorado su resultado en prácticamente todo el territorio. Así, en el cuadrante superior izquierdo quedan todas las localidades donde los abertzales subieron en porcentaje de voto mientras que el PNV empeoró su situación. Al pasar el cursor por encima de cada punto, se despliega más información sobre la situación de cada municipio. En la mayor parte de los casos, se observa que la subida de EH Bildu es prácticamente idéntica a la bajada del PNV. No obstante, no se puede inferir que exista una transferencia directa, ya que esos votos se han podido repartir entre otras formaciones.

“No parece mucho, son pequeños municipios, pero comienzas a sumar pueblo a pueblo y al final sale lo que sale”, apuntan fuentes del PP, en referencia a esas localidades del interior y la costa de Vizcaya en las que Bildu se ha ido consolidando en las últimas citas electorales. Son comarcas como la de Busturialdea, donde el PNV defiende la construcción de una sede del Guggenheim como revulsivo económico, a pesar de la altísima contestación social y “donde antes arrasaban” los nacionalistas. Las tornas han cambiado en un buen puñado de municipios, sitios además donde ni el PSE ni el PP han tenido fuerza, y donde no existe realmente, a no ser que tenga implantación alguna agrupación independiente, alternativa al PNV y a Bildu. Es decir, en la práctica se vota a una u otra formación nacionalista.

En la misma línea apuntan fuentes del PSE. El crecimiento en Vizcaya tiene que haberse producido por un trasvase con el PNV. En la margen izquierda puede haber conseguido algún voto de Podemos, pero en el resto de la provincia no hay otra alternativa. “Debe ser un motivo de preocupación para el PNV de cara al futuro. Bildu, una vez superada la cuestión de ETA, es capaz de competirle de tú a tú, e incluso comenzar a arrebatarle el electorado estrictamente nacionalista”, ahondan desde el PSE.

Foto: El candidato de Bildu, Otxandiano, votando. (EFE/ Miguel Toña)
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La analista y politóloga Eva Silván corrobora el trasvase entre ambas fuerzas, pero llama la atención sobre el frente que todavía no ha conseguido atravesar Bildu en Vizcaya: Bilbao y su área metropolitana. De momento es la asignatura pendiente para Arnaldo Otegi. La coalición radical ha crecido en la margen izquierda, viejo bastión del PSE, zona donde Podemos en sus años de bonanza tuvo una importante penetración, y el PNV, a excepción de Portugalete, se impuso en las últimas elecciones municipales, pero los jeltzales resisten. “Es la zona donde se concentra el mayor volumen de vizcaínos. En esa estrategia de la paciencia de la que habla Bildu, el siguiente paso será conquistar este espacio, penetrar de forma más fuerte en el Gran Bilbao. Es un sitio, no obstante, con una realidad sociodemográfica diferente”, advierte Silván.

Bildu alardea de haber sido la segunda fuerza en la margen izquierda este 21-A. Lo hizo Otegi y su candidato, Pello Otxandiano, la noche electoral y lo volvió a repetir el primero este lunes, pero sin una crecida mayor no podrán conseguir el deseado sorpaso. Bildu ha subido en la comarca, pero también lo ha hecho el PNV. En el PP y el PSE además tienen la convicción de que la subida de los jeltzales en esta zona de Vizcaya y en la margen derecha, una de las claves que explica la victoria de la formación, ha sido gracias a ellos. Es decir, que ha operado el voto útil en torno al PNV para frenar a Bildu.

La clave vizcaína

En la campaña del 21-A mucho se habló de Álava. De cómo la provincia, la menos poblada y a priori menos nacionalista, podría decantar la balanza entre el PNV y Bildu, pero sólo hubiese sido factible el sorpaso de la coalición abertzale con un crecimiento espectacular en Vizcaya. “La distancia se ha acortado de una forma brutal los últimos años”, advertía, antes de las elecciones, Braulio Gómez, el director del Deustobarómetro, “y si esa diferencia no se hubiese acortado, Bildu no estaría en disposición de ganar”.

La cuenta es la siguiente: la izquierda radical podía imponerse en Guipúzcoa, su bastión, y en Álava, como finalmente ha sucedido aunque la distancia con los peneuvistas finalmente no ha sido tan grande como auguraban las encuestas, pero sin una subida en Vizcaya, donde más votos se concentran, la victoria en sufragios resultaba imposible. “Las encuestas electorales anticipaban que Bildu cada vez es más competitivo en Vizcaya. En 2016, el PNV le sacaba 24 puntos y ahora son 10. Le ha recortado 12 puntos, que es mucho margen, pero el PNV tiene muchísimo colchón en Vizcaya, por eso tienes que crecer mucho para poder disputarle la hegemonía”, zanja Silván. Y ahí está la explicación de la resistencia de los jeltzales.

Vizcaya fue la tabla de salvación del PNV el 21-A. Bilbao y su área metropolitana permitieron a los jeltzales respirar, evitar el temido sorpaso de Bildu y proclamarse ganadores de la contienda electoral por una diferencia en el conjunto de Euskadi de 28.819 votos. El dato es significativo y viene a ser prácticamente la distancia que los nacionalistas sacaron a la izquierda abertzale en la capital vizcaína, 27.766 papeletas. La cifra demuestra el vigor de la formación en uno de sus feudos tradicionales, de ahí que con sorna a los peneuvistas se les llame Partido Nacionalista de Vizcaya, pero esconde una realidad que debería preocuparles, la importante subida de la coalición radical en la provincia. La izquierda abertzale, aunque todavía se le resiste Bilbao y la margen izquierda, lleva tiempo ganando terreno en el interior y a lo largo de la costa y lo estaría haciendo en detrimento del PNV.

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