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El conflicto del alarde de Hondarribia se cobra una víctima: el párroco de la localidad
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su discurso generó tensión en la parroquia

El conflicto del alarde de Hondarribia se cobra una víctima: el párroco de la localidad

Victoriano Etxabe abandona la parroquia tras la polémica por su homilía del día posterior al desfile, en la que llamó a la "convivencia y la paz" tras el "deleznable espectáculo" vivido en las calles

Foto: Partidarios y detractores, al paso del desfile de la compañía mixta Jaizkibel en el pasado alarde de Hondarribia. (EFE)
Partidarios y detractores, al paso del desfile de la compañía mixta Jaizkibel en el pasado alarde de Hondarribia. (EFE)

Nunca antes un mensaje a favor de la “convivencia y la paz” había desatado una guerra. Una guerra que se ha cobrado una víctima. No se imaginaba el párroco de Hondarribia, Victoriano Etxabe, que su apelación en misa a la “concordia” tras vivir dos días antes en primera persona el “deleznable espectáculo” del alarde, donde se vivieron momentos de gran tensión entre partidarios del desfile tradicional y defensores de la compañía mixta Jaizkibel, donde las mujeres participan en igualdad de condiciones que los hombres, le iba a generar tal desazón. Su sincero mensaje, surgido de la necesidad, no ha sido entendido por todos en un pueblo fracturado por las fiestas, hasta el punto de que ha decidido abandonar la parroquia.

“Necesito un cambio de aires”, admite. Lo vivido en el transcurso de la misa solemne celebrada con posterioridad al alarde pesa mucho. Durante la homilía, Etxabe sintió la necesidad de ‘confesarse’ ante sus fieles tras presenciar 48 horas antes el “retroceso” en la convivencia que se evidenció en las calles de este municipio guipuzcoano, donde el enfrentamiento entre los partidarios del alarde tradicional, en el que las mujeres desfilan únicamente como cantineras, y el paritario, donde tanto varones como féminas participan como soldados, llegó a unos niveles que parecían formar parte del pasado.

Tras su llamamiento a "buscar una fórmula" que dé una solución al problema, una mujer subió al altar y cogió el micrófono para mostrar su discrepancia

“Hondarribia no se merece esto. ¿Queremos seguir así durante los próximos 20 años y dejar a las futuras generaciones este problema?”, se preguntó, dolido por la fotografía del 8 de septiembre en el municipio, para llamar a buscar "una fórmula para solucionar" esta cuestión de cara a facilitar la convivencia y la paz. Su mensaje, lejos de lograr el ansiado objetivo de apaciguar los ánimos, enervó a algunos fieles, al parecer simpatizantes del alarde tradicional, que, sorprendidos, mostraron su enfado por la alocución del párroco. Los murmullos y algún comentario malsonante precedieron a un episodio de tensión en el interior de la repleta iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, cuando una mujer partidaria del alarde tradicional subió al altar y cogió el micrófono utilizado en la homilía para trasladar que “las mujeres también tenemos derecho a participar en la fiesta como queramos”. Etxabe le reprochó que no tenía “permiso” para intervenir y desconectó el aparato, generándose un ambiente de tensión en el interior de la iglesia, donde algunos presentes mostraron al párroco su malestar por las palabras pronunciadas durante la homilía en la tradicional misa que cada 10 de septiembre se celebra en Hondarribia en honor a los caídos en el sitio que sufrió la ciudad en 1638.

En todo caso, no todo fueron reproches. El párroco admite haber recibido felicitaciones y mensajes de apoyo por su valentía, entre ellos el del alcalde de la localidad, Txomin Sagarzazu (PNV), quien estaba presente en la misa acompañado por el resto de la corporación municipal, y responsables de los dos desfiles. Pero los reproches son una mochila muy pesada.

placeholder Victoriano Etxabe, párroco de Hondarribia, en un vídeo de archivo de ETB.
Victoriano Etxabe, párroco de Hondarribia, en un vídeo de archivo de ETB.

Así, lo vivido en el iglesia ha desencadenado su marcha de la parroquia. El paso de las horas no le ha hecho cambiar de opinión. Su decisión, según confirma a los medios, no tiene marcha atrás, y así se lo iba a trasladar este martes al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, durante un encuentro en el que se iba a abordar el nuevo destino del párroco. Etxabe, que adoptó esta decisión a finales de la pasada semana tras una reflexión con la familia, pone fin así a cuatro años de estancia en Hondarribia, adonde llegó procedente de Legazpi, donde había desarrollado su labor eclesiástica durante una década. En ambos destinos, según deja constancia, ha sido “muy feliz”. Pero —defiende— es momento de dar un paso a un lado para evitar mayor crispación en un pueblo que el pasado 8 de septiembre revivió unas escenas que no se habían visto en años. La rebaja de la tensión vivida en las últimas ediciones festivas dio paso a un recrudecimiento de las protestas y los enfrentamientos.

La tensión vivida en las calles de Hondarribia, donde los integrantes de la compañía Jaizkibel desfilaron entre plásticos negros, pancartas en su contra, abucheos, insultos y el sonido de silbatos, también ha saltado a la arena política e institucional, con reproches a las administraciones por “no querer solucionar” un problema que viene de lejos y que también afecta al alarde de Irún. Los reproches a las instituciones por no querer acabar con la “discriminación” en la celebración de esta fiesta son constantes y, a este respecto, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, ha querido salir al paso de las críticas al asegurar que la defensa de “un alarde mixto integrador e igualitario ha sido clara, inequívoca y contundente” por parte del Ejecutivo. Sin embargo, más allá de las palabras, los principales responsables institucionales del PNV no han respaldado con su presencia al alarde mixto.

Las discrepancias políticas se han evidenciado en el seno de la Diputación de Guipúzcoa, gobernada en coalición por PNV y PSE. El portavoz foral, el ‘jeltzale’ Imanol Lasa, llamó a rebajar la “tensión declarativa” en torno a los alardes de Irún y Hondarriba después de que el socialista Denis Itxaso, número dos del Ejecutivo foral, hiciera un llamamiento público a la ciudadanía a no mostrar plásticos negros contra la compañía Jaizkibel de cara al 8 de septiembre. “¿Queremos mirar para otro lado o queremos atender a lo que está pasando? Si eso a Imanol Lasa le parece una voz altisonante, tenemos un problema”, le contestó.

Lo vivido en Hondarribia fue grabado en su “integridad” por el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco, que, según anunció Erkoreka la pasada semana, está analizando las imágenes de forma “detallada y pormenorizada” para comprobar si las actitudes de determinadas personas contra el alarde paritario podrían ser constitutivas de alguna sanción administrativa. La tensión vivida también derivó en insultos y agresiones a algunos periodistas que cubrían el desfile, y que han recibido el apoyo del Colegio y la Asociación Vasca de Periodistas.

Nunca antes un mensaje a favor de la “convivencia y la paz” había desatado una guerra. Una guerra que se ha cobrado una víctima. No se imaginaba el párroco de Hondarribia, Victoriano Etxabe, que su apelación en misa a la “concordia” tras vivir dos días antes en primera persona el “deleznable espectáculo” del alarde, donde se vivieron momentos de gran tensión entre partidarios del desfile tradicional y defensores de la compañía mixta Jaizkibel, donde las mujeres participan en igualdad de condiciones que los hombres, le iba a generar tal desazón. Su sincero mensaje, surgido de la necesidad, no ha sido entendido por todos en un pueblo fracturado por las fiestas, hasta el punto de que ha decidido abandonar la parroquia.

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