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Pancartas y mesas de camping: las tiendas de campaña a favor de Palestina llegan a la universidad de Madrid
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en torno a medio centenar de tiendas

Pancartas y mesas de camping: las tiendas de campaña a favor de Palestina llegan a la universidad de Madrid

Tras las iniciativas de los estudiantes de la Universidad de Valencia y el País Vasco, las asociaciones madrileñas se pusieron manos a la obra para convocar una acampada indefinida en el campus de la Complutense

Foto: Acampada en CIU. (A.F.)
Acampada en CIU. (A.F.)

La ola de solidaridad estudiantil en defensa de Palestina tardó en cuajar en Madrid, pero llegó. Después de un mes de las multitudinarias acampadas al otro lado del charco y el inicio de las protestas en las Universidades de Valencia y el País Vasco, la capital parece haber despertado. A esta hora, el campus de la ciudad universitaria está repleto de tiendas de campaña de Qechua, banderas de Palestina y pancartas solicitando el cese de la "complicidad de gobiernos y empresas" con el estado de Israel. La rabia y el hartazgo por el "genocidio en Gaza" termina de estallar en mitad de un césped próximo a la Facultad de Medicina.

A las doce de la mañana, media hora antes de la Asamblea, ya se podía prever lo que iba a ocurrir: los jóvenes salían de la boca de Metro de Ciudad Universitaria con el pack completo para irse de camping. A primera vista, y sin conocer el contexto, podía parecer que se encaminaban a algún festival de música característico del buen tiempo. Las pancartas enrolladas, en cambio, hacían presuponer que su intención era otra. La marea que inició en Estados Unidos se asienta ahora en Madrid. "La semana pasada nos empezamos a plantear qué hacer", explica Inés Casado, portavoz del CJS –uno de los colectivos dentro del movimiento–.

Foto: Estudiantes llamando a la rectora de la UAM. (A.F.)

La joven de 21 años acaba de instalar su tienda azul frente a la casa de estudiantes de la UCM, el punto neurálgico de la protesta "indefinida". Por el momento, no tienen fecha fin. De hecho, y como no existe una estrategia de actuación conjunta, las en torno a 10 asociaciones se juntarán la tarde del martes para decidir “cuánto están dispuestos a soportar” si aparecen los cuerpos de Seguridad del Estado.

placeholder Inés en el interior de su tienda. (A.F.)
Inés en el interior de su tienda. (A.F.)

En mitad de la conversación con Inés, aparecen colegas suyos. "Un segundo, perdona, ¿tía dónde están las bridas?", le pregunta. La puesta en marcha del campamento no puede parar. En el suelo, empiezan a aparecer las primeras esterillas, mesas y sillas del Decathlon.

Casado reconoce, también, que el movimiento estudiantil en la capital lleva años en horas bajas. "De momento [a la una de la tarde] estamos unas 150 personas para todas las universidades de Madrid. No es mucho, pero este fin de semana ya nos hemos planteado que [la movilización] está en nuestras manos". En el campus hay chavales de la Complutense, la Autónoma, Alcalá de Henares, Carlos III y URJC. A lo largo de la mañana, unos y otros se fueron presentando, hablando y compartiendo.

placeholder Vista del campamento improvisado. (A.F.)
Vista del campamento improvisado. (A.F.)

Otra chica de origen palestino de 18 años – "Me llamo Nelly, pero no pongas mi apellido, por favor" – explica el sentir de sus compañeros de clase: "Mira, muchos tienen miedo después de lo que vieron en Nueva York". Las acampadas de Columbia, por ejemplo, se saldaron con más de 300 arrestados.

En el campamento improvisado de la Complutense se escuchan acentos extranjeros. Dos muchachas de Italia y Jordania hablan entre ellas en inglés. "Mañana tenemos exámenes en otra facultad, así que no podremos dormir. Pero vendremos después", explican. Este es otro de los puntos clave sobre los que reflexionan los presentes: Ana, administrativa de la UAM, explica que el periodo de clases ya ha terminado. Los chavales están de exámenes y tienen que hincar codos. "Otros no han podido pasarse por eso", matiza Nelly.

placeholder Nelly, de origen palestino, y su amiga Lena. (A.F.)
Nelly, de origen palestino, y su amiga Lena. (A.F.)

"El movimiento por la liberación de Palestina lo están liderando los jóvenes", opina un estudiante de Psicología de Alcalá de Henares. "Sinceramente, yo pensaba que hoy [este martes] iba a haber un grupito muy pequeño… ¡y mira!", dice señalando al barullo de gente en las inmediaciones del campus.

Entre todos los rostros juveniles destaca Monste, de 67 años. La mujer, segoviana, rompe a llorar. "Quienes no han venido aquí hoy es porque no saben cómo es el pueblo palestino", sentencia. La mujer, que ha formado una familia con un hombre palestino, es firme: "El genocidio lleva años perpetrándose lentamente mientras todos giraban la cara". Acto seguido, comenzó a relatar algunas anécdotas de sus viajes al país para conocer a su familia política. Memorias y recuerdos que hoy le hacen personarse en CIU. "Mi impresión es que esto es de tal gravedad, que solo puede expandirse la llama", sentencia Juan Pedro Ruiz, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

La ola de solidaridad estudiantil en defensa de Palestina tardó en cuajar en Madrid, pero llegó. Después de un mes de las multitudinarias acampadas al otro lado del charco y el inicio de las protestas en las Universidades de Valencia y el País Vasco, la capital parece haber despertado. A esta hora, el campus de la ciudad universitaria está repleto de tiendas de campaña de Qechua, banderas de Palestina y pancartas solicitando el cese de la "complicidad de gobiernos y empresas" con el estado de Israel. La rabia y el hartazgo por el "genocidio en Gaza" termina de estallar en mitad de un césped próximo a la Facultad de Medicina.

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