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Votando con los ecuatorianos en Madrid: un jaleo telemático entre el hartazgo y la esperanza
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comicios de ecuador en un patio de Hortaleza

Votando con los ecuatorianos en Madrid: un jaleo telemático entre el hartazgo y la esperanza

Ocho ecuatorianos se reunieron en casa de Gladys, en Hortaleza, para ayudarse unos a otros. Es la primera vez que el sufragio se hace por internet y no deja de dar problemas. Se trata de unas elecciones clave marcadas por una violenta campaña

Foto: Los electores, tratando de votar en sus teléfonos móviles. (A. F.)
Los electores, tratando de votar en sus teléfonos móviles. (A. F.)

Gladys lo tenía todo preparado desde primera hora. Banderas ecuatorianas, bebida, comida y conexión a Internet. Sus compatriotas fueron llegando a su casa del barrio de Hortaleza (Madrid) a lo largo de la mañana. Querían votar todos juntos en las elecciones generales de Ecuador de este 20 de agosto. Es la primera vez que se hace todo telemáticamente y temían que se produjera algún altercado. María lleva desde las nueve de la mañana intentando votar, pero la página no cesa de darle error. Ocho personas están sentadas ya en torno una mesa redonda en el patio, cada uno con su teléfono móvil. Sonia se encarga de ayudar a los más mayores con dificultades para entender el proceso. "Venga, me toca, a ver si hay suerte", dice Eduardo Plaza, de 70 años. Dos horas después, no la hubo. Votar está siendo una odisea.

Los ecuatorianos residentes en Madrid han vivido dos realidades paralelas durante los dos últimos meses: por un lado, la angustia e impotencia por la crisis de seguridad que atraviesa su país desde la distancia. Por otro, el hartazgo de los infinitos pasos virtuales a seguir para poder votar en las elecciones. Para "cambiar las cosas", dice Sonia, hay que votar; pero no es tan fácil. "La información no ha sido muy fluida, han dado por hecho que sabíamos usar las herramientas", continúa Eduardo.

Foto: Un agente de policía registra a una persona para acceder a un mitin en Guayaquil. (Reuters/Santiago Arcos)

Para poder ejercer su derecho, los ecuatorianos afincados en España tuvieron que darse de alta en el padrón electoral en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Quienes tuvieron problemas, como Mercedes, de 68 años, tuvieron que acercarse al Consulado para inscribirse. "La votación es de nueve a siete", explica Sonia. Son las tres de la tarde y, por el momento, solo cuatro de los presentes han conseguido finalizar el proceso. Es un jaleo: darle a iniciar, esperar un correo con un código que suele llegar a spam, introducir el número de identificación nacional, hacerse un selfi, elegir el candidato… "¡Otra vez me dio error!", exclama María.

placeholder Error tras error. (A. F.)
Error tras error. (A. F.)

En torno a 94.000 electores se dieron de alta en el padrón del CNE en España para participar en estos comicios. Más de 18.000 lo hicieron en la Comunidad de Madrid, la región europea con más inmigración ecuatoriana (37.000).

Una campaña turbulenta

Mientras cada uno se enfrasca en una lucha personal contra su dispositivo móvil, comparten sus historias y opiniones en voz alta. "No me puedo ni votar a mí misma, ¡no funciona!", dice Aída Quinatoa entre risas y frustración. Esta abogada y activista antidesahucios se presenta como asambleísta en el exterior por el partido Pachakatuik, en defensa de las políticas públicas.

Foto: Conmemoración del grito de la independencia en Quito, Ecuador. (EFE/José Jacome)

"Yo quería votar a Fernando Villavicencio, pero…", explica Gladys. El candidato murió asesinado el pasado nueve de agosto a la salida de un mitín. El hermano de Gladys, economista y periodista de profesión, fue compañero del político en la universidad. Aquel día fue a verle en el acto de Quito: se abrazaron y prometieron saludarse debidamente después del evento. Ese encuentro final jamás ocurrió: le mataron a tiros.

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La imagen de Fernando Villavicencio todavía aparece en el sistema. (A. F.)

"Era buena persona", piensa Gladys. Esta campaña electoral estuvo marcada principalmente por la crisis de seguridad. Lo de Fernando Villavicencio fue solo la punta del iceberg del problema que atraviesa el país. El culmen de un fenómeno que empapa la sociedad ecuatoriana desde hace cuatro años: los índices de violencia están por los aires en una nación que, en los ochenta, fue considerada "la isla de paz". Días después del asesinato al candidato presidencial, un dirigente local afín al expresidente Rafael Correa también fue tiroteado en la provincia de Esmeralda. Ahora se respira intranquilidad, temor y días impredecibles. En 2022 se registraron más de 4.500 fallecidos por violencia y solo en lo que llevamos de año, esa cifra supera las 3.500. Los números apuntan que se batirá el récord de asesinatos de sangre.

El 87% de los ecuatorianos está insatisfecho con su democracia

Todos temen por sus familiares al otro lado del charco. "A mi cuñado le secuestraron durante dos días hace tres meses. Está traumatizado. Le quitaron 2.000 dólares y le dejaron en libertad a condición de que al día siguiente entregara otro 16.000. Así lo hizo, si no le mataban", explica Eduardo. Otros se enfrentaron a los conocidos como "vacunadores". Cruz Zhimay, de 58 años, no ha venido a este encuentro de locales porque está en el aeropuerto yendo a buscar a su hija, pero comparte su historia con este periódico: "Mi familia abrió una boutique en el centro de Cuenca el año pasado. Entraban a robar todas las semanas y la policía no hacía nada. Luego venían los vacunadores, que te cobran una cuota al mes a cambio de no atracarte", explica por teléfono. Finalmente, cerraron el negocio.

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Beatriz, Sonia y Mercedes. (A. F.)

Entre charla y charla, suena el teléfono.

Vale, ahora hacemos videollamada y lo vemos—, contesta Sonia.

Los ecuatorianos que están teniendo problemas para votar intentan buscar ayuda.

Los presentes en casa de Gladys son hijos de la migración masiva a Europa y Estados Unidos entre 1999 y principios de los dos mil. Ecuador atravesaba una fuerte crisis económica de tipo inflacionario —que empobreció especialmente a las clases medias— que culminó, entre otras cosas, en la dolarización de Ecuador. Beatriz Penagos, residente en Móstoles, reconoce como antes "nos vanagloriábamos de ser un sitio pacífico", y ahora teme por la seguridad de su hija y sus dos nietas. A ella le quedan nueve años para jubilarse: "Si la cosa estuviera mejor, me iría ya".

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Gladys, contenta justo después de votar. (A. F.)

¿Cómo ha llegado este antiguo remanso de paz latinoamericana a esta situación? Lo que subyace en los tiroteos, amenazas y extorsiones es el aumento de poder que han adquirido las bandas criminales en los últimos años. Si bien Ecuador era conocido como una especia de oasis pacífico en mitad de dos naciones conflictivas —Perú y Colombia—, la realidad ya no es la misma. El país también tenía grupos criminales que llevaban décadas actuando en la región, pero la cosa empezó a empeorar cuando los cárteles de Jalisco y Sinaloa adquirieron poder dentro de las fronteras ecuatorianas. La mafia albanesa no se quedó atrás y también encontró un hueco en el país. Ahora, Ecuador es un gran centro de operaciones de la droga.

Foto: Agentes policiales capturan a presuntos miembros del cártel Unión Tepito, en Ciudad de México. (EFE/Mario Guzmán) Opinión

"Es una democracia fallida", reflexiona Eduardo Plaza. Tanto él como Sonia declaran que votaron a Guillermo Lasso —quien disolvió la Asamblea y convocó elecciones anticipadas— solo por evitar que el correísmo regresase al poder, pero sin estar muy convencidos de su candidatura. "Su gobierno ha sido pésimo", explica. Plaza reconoce que fue un fiel defensor de Correa en sus inicios. Ahora, ninguno le convence. Rafael Correa fue el presidente del país andino desde 2007 hasta 2017. Durante sus mandatos se privatizaron los puertos. En esos años, despegó la violencia en las cárceles y se fue expandiendo fuera de las celdas. Los grupos criminales locales —Los Lobos o Los Choneros— empezaron a establecer lazos con los peces gordos mexicanos y albaneses y estalló la lucha inter fronteriza por el control de la mercancía. Una guerra proxy donde los ecuatorianos están en el cuerpo a cuerpo.

Todo esto ha provocado cierta sensación de hastío entre la población del país andino. El presidente Correa ha sido condenado a ocho años por corrupción. La Fiscalía también pide prisión preventiva por cohecho a su sucesor, Lenin Moreno. Y los supuestos intentos de Guillermo Lasso de mejorar la situación le salieron por la culata. La cuestión es que quienes poseen un pasaporte del país andino reconocen sentir "miedo".

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María, Aída y Beatriz. (A. F.)

Según el Informe Latinobarómetro 2023: la recesión democrática de América Latina, el 87% de los ecuatorianos está insatisfecho con su democracia. Y solo el 37% apoya la puesta en marcha de un sistema democrático, mientras que a otro 37% el tipo de régimen le es "indiferente". El estudio demuestra que Ecuador tiene tantos demócratas como indiferentes. Un caldo de cultivo para el autoritarismo. "Así enfrenta la crisis política de elecciones extraordinarias en agosto de 2023, con debilidad democrática y un alto contingente de ciudadanos proclives al populismo. Entendemos la indiferencia al tipo de régimen y la preferencia por el autoritarismo como tierra fértil para el populismo", alertan los expertos.

La convocatoria de elecciones anticipadas les pilló sorpresa. Los residentes en España entienden que el voto sea telemático porque, en apenas tres meses, era muy precipitado organizar unos comicios presenciales. Pero confiaban en que el sistema funcionara un poco mejor. Sonia reconoce que mantiene la esperanza de que su país prospere. Si no, "¿qué nos queda?", se pregunta.

*A las siete de la tarde cerró el plazo. Solo cuatro de las ocho personas que acudieron a la casa de Gladys pudieron votar. "Me han entrado más de 10 llamadas seguidas de gente indignada. No puede ser". Este lunes a las 10 de la mañana se concentrarán frente al Consulado de Madrid para protestar por el sistema de votación.

Gladys lo tenía todo preparado desde primera hora. Banderas ecuatorianas, bebida, comida y conexión a Internet. Sus compatriotas fueron llegando a su casa del barrio de Hortaleza (Madrid) a lo largo de la mañana. Querían votar todos juntos en las elecciones generales de Ecuador de este 20 de agosto. Es la primera vez que se hace todo telemáticamente y temían que se produjera algún altercado. María lleva desde las nueve de la mañana intentando votar, pero la página no cesa de darle error. Ocho personas están sentadas ya en torno una mesa redonda en el patio, cada uno con su teléfono móvil. Sonia se encarga de ayudar a los más mayores con dificultades para entender el proceso. "Venga, me toca, a ver si hay suerte", dice Eduardo Plaza, de 70 años. Dos horas después, no la hubo. Votar está siendo una odisea.

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