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Viaje a la pocilga de ropa abandonada de Humanes, un lugar espantoso al que no volver
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ZAPATOS Y RATAS

Viaje a la pocilga de ropa abandonada de Humanes, un lugar espantoso al que no volver

Las naves de la calle Plomo acumulan toneladas de prendas desde hace años. El Ayuntamiento asegura no poder hacerse cargo porque son de titularidad privada. La inversora propietaria ya está en conversaciones para solucionar el problema

Foto: Una panorámica escalofriante. (A.F.)
Una panorámica escalofriante. (A.F.)

En tres calles del Polígono La Fraila de Humanes destacan un bar, una chatarrería, un negocio de venta de carbón para chimeneas, una fábrica de metales y kilos y kilos de ropa abandonada. La calle Plomo es un escaparate de decadencia y dejadez. El panorama es cuanto menos inquietante, a la par que insalubre. Abundan las camisetas, faldas, zapatos y ratas. La estructura está en ruinas —restos de arena, ladrillo y roca abundan en el suelo— y el interior lleva años acumulando prendas textiles de sospechosa procedencia. Una bomba de relojería sí prende una chispa. "El verdadero peligro es el fuego porque arrasaría todas las naves", señala Raúl Navarrete, portavoz de Ecologistas en Acción.

Foto: Dos coches calcinados y montones de basura en el río Guadarrama. (Guillermo Cid)

“Ahí no me meto. Es el Bronx”, señala una mujer irónicamente en el bar que hace esquina. “Llegas por la mañana y están los contenedores también llenos de ropa, pero a saber”, apunta desde otro negocio cercano. En el interior de una de las naves hay una mujer en busca de alguna que otra prenda salvable. Es difícil diferenciar su figura entre las montañas de ropa. ¿Quién está detrás de esta pocilga textil en Humanes?

El origen no está del todo claro, aunque el panorama no siempre fue el mismo. Hace 10 años, los antiguos propietarios de las naves —en su día, de dos alturas— regentaban una empresa de acero inoxidable. “Tenían muy buena maquinaria y eran como 40 trabajadores”, señala el dueño de uno de los negocios colindantes. Este vecino fue testigo del proceso de decadencia de esas naves. “Llegó un punto que la planta de arriba cedió. Lo peor fue hace cuatro años cuando ardió en llamas. Yo llevaba tiempo avisando porque sabía que iba a pasar. Llegaron las ascuas hasta aquí [su negocio de vehículos]”, señala. “Pagamos 1.000 euros de basuras para que el tema esté así”, continúa. Uno de los problemas que denuncia es que solo hay un técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento pendiente del asunto.

placeholder Ropa acumulada. (A.F.)
Ropa acumulada. (A.F.)

Nadie tiene claro de dónde viene semejante pocilga, pero los que regentan negocios cercanos han hecho lo posible para erradicarlo. El problema no era solo la ropa acumulada, sino la inseguridad que generaba. Los trabajadores del polígono explican que al caer el sol, la zona se volvía un poco más conflictiva. Venía gente a recoger prendas asiduamente, aunque el lugar de procedencia se desconoce. Hay quienes sospechan que el origen son contenedores falsos de donaciones de ropa, utilizada realmente para revenderla ilegalmente.

Por ello, apostaron por instalar cámaras de videovigilancia para controlar los vehículos que entraban a la calle Plomo. “Si te fijas, no tiene salida, a sí que si entran aquí es porque vienen específicamente a esto”, señala uno de los trabajadores. Argumenta que desde que se pusieron las grabadoras, el trasiego de personas a las naves ha disminuido mucho.

Montañas de prendas.

placeholder Una mujer camuflada entre la ropa. (A.F.)
Una mujer camuflada entre la ropa. (A.F.)

Ecologistas en Acción se ha percatado de la situación, aunque tampoco les sorprende la ubicación del almacén textil. "Son zonas industriales degradadas que no se ven a simple vista y son presa fácil de la gente que quiere tirar algo rápidamente", señala Navarrete. De hecho, la organización elaboró un informe donde identificó casi 700 vertederos ilegales en la Comunidad de Madrid. La mayoría de ellos se ubican en el sur de la región.

El Ayuntamiento del municipio asegura que no puede hacer nada para despejar las naves porque son de titularidad privada

El Ayuntamiento del municipio asegura que no puede hacer nada para despejar las naves porque son de titularidad privada. Después de que el antiguo negocio cerrase, las infraestructuras fueron embargadas por el banco. Insisten, también, en que cuando las prendas caen sobre el asfalto, sí se encargan de limpiar la zona por cuestiones de salud. Ahora las naves pertenecen a Inversiones Inmobiliarias Canvives Sau, una empresa con dos accionistas mayoritarios: Quasar Investment y el Banco Santander, después de que este se hiciese con el antiguo Banco Popular. La misma compañía tiene propiedades en Andalucía y Galicia.

Tras años de abandono, todo apunta a que se avecina el final de este vertedero de ropa del sur de Madrid. Fuentes del Grupo Aliseda, la inmobiliaria que gestiona los bienes de Canvives, argumentan que están en conversaciones con el Ayuntamiento para darle solución a las naves. "Están sobre el asunto", señalan, y, aunque todavía es pronto para conocer el futuro del espacio, lo que está claro es que no serán más un almacén mugroso de prendas textiles.

En tres calles del Polígono La Fraila de Humanes destacan un bar, una chatarrería, un negocio de venta de carbón para chimeneas, una fábrica de metales y kilos y kilos de ropa abandonada. La calle Plomo es un escaparate de decadencia y dejadez. El panorama es cuanto menos inquietante, a la par que insalubre. Abundan las camisetas, faldas, zapatos y ratas. La estructura está en ruinas —restos de arena, ladrillo y roca abundan en el suelo— y el interior lleva años acumulando prendas textiles de sospechosa procedencia. Una bomba de relojería sí prende una chispa. "El verdadero peligro es el fuego porque arrasaría todas las naves", señala Raúl Navarrete, portavoz de Ecologistas en Acción.

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