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Ya han desalojado el edificio okupa La Quimera de Lavapiés, ¿y ahora qué?
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63 identificados y 13 detenidos

Ya han desalojado el edificio okupa La Quimera de Lavapiés, ¿y ahora qué?

La policía irrumpió en el inmueble el pasado jueves en respuesta a la multitud de denuncias vecinales. Una vez tapiado, los voluntarios se organizan para acoger a algunos de los okupas y los vecinos siguen denunciando problemas de seguridad

Foto: Presencia policial frente a La Quimera, dos días después del desalojo. (A.F.)
Presencia policial frente a La Quimera, dos días después del desalojo. (A.F.)

"¿Cómo vas?, ¿has llegado bien?”, pregunta Besha por teléfono desde la Plaza Nelson Mandela de Lavapiés. “Vale, tú ahora descansa todo lo que puedas”. Cuelga el móvil. “Imagínate lo raro que debe ser pasar la noche en casa de completos desconocidos, pero mejor eso que la calle”, dice en alto esta congoleña y vecina de Madrid.

Foto: Policías en el desalojo de La Quimera. (Twitter/Policía Municipal Madrid)

Al otro lado del teléfono se encontraba un joven camerunés, uno de los que pernoctaba en La Quimera. El edificio, en el mismo barrio, fue desalojado el pasado jueves a primera hora de la mañana. Recuerda esa noche como “terrorífica” y, asegura, no le dio tiempo a coger ninguna de sus pocas pertenencias. Las dos noches siguientes las pasó en un domicilio de voluntarios en Plaza de Castilla, después pasó una noche en la calle y el sábado consiguió dormir en una habitación en el barrio de Prosperidad. Todo esto gracias al boca a boca y a las redes sociales.

Besha inició una campaña junto a la asociación 'Beshawear - Unión de Africanos en España', para conseguir voluntarios en Madrid que pudieran alojar a algunas de las 63 personas que frecuentaban el polémico edificio okupado de Lavapiés. No es un caso aislado: otros tantos se encuentran en casas de Vallecas, Carabanchel o Plaza de España. “El resto sigue durmiendo en la calle”, asegura Besha.

Lo cierto es que las denuncias por inseguridad de los vecinos de Lavapiés habían aumentado con creces en los últimos meses y la policía municipal y nacional reforzó el número de agentes en el barrio. Con la intención de erradicar el problema, y tras convencer al dueño de La Quimera de que interpusiera una denuncia, en torno a 300 agentes de ambos cuerpos de seguridad – 200 nacionales y 80 municipales– acudieron al edificio la madrugada del pasado jueves. “Era uno de los puntos calientes del barrio”, afirma el presidente de la Asociación de Vecinos La Corrala, Manolo Osuna. Sostiene también que el ambiente de la zona había ido a peor en los dos últimos años. La policía identificó a 63 personas y detuvo a 13; 9 por delitos contra la salud pública y 4 por infracción de la ley de extranjería.

Foto: Pancarta en Lavapiés contra el desahucio de las vecinas por un fondo de inversión. (Zavan Films)

Al tratarse de una situación excepcional, el Samur Social acudió a Embajadores para atender a los desalojados. Fuentes del Ayuntamiento confirman que siete personas se acercaron a solicitar información y cinco de ellas ya tenían ficha en los servicios sociales. También explican que se habían habilitado plazas en el CEMUS (Centro de Apoyo a las Emergencias Colectivas) por si fuese necesario. No obstante, “nadie solicitó ninguna”.

Besha, por su parte, relata que fue ella quien acudió con algunos a Embajadores para que fueran atendidos por el Samur Social. “Nos dieron papeles con el número del 010 y ya está”, aclara. Entonces decidió poner en marcha el dispositivo de realojo online: los vecinos se ponen en contacto con ella y ella a su vez hace de intermediaria con los desalojados. Una vecina que participa en la red cuenta su experiencia: “Alojo a dos senegaleses de entre 24 y 37 años que solo pudieron traer un par de toallas, mantas y cepillo de dientes. Se quedarán unos 10 días porque después ya tengo la habitación comprometida con otra persona".

Fuentes del ayuntamiento detallan que “se avisó a los servicios que trabajan a pie de calle con las personas sin hogar"

Desde el Samur Social apuntan a que no existió un protocolo de actuación concreto posterior al desalojo al tratarse de una operación policial (como sí ocurrió en la calle de la Luna, donde muchas familias fueron reubicadas en centros del Ayuntamiento). Fuentes municipales detallan que “se avisó a los servicios de emergencia que trabajan a pie de calle con las personas sin hogar. Por el momento, no se ha identificado a ninguno de los desalojados del jueves”.

La Quimera, en desuso desde hace 20 años, se había convertido en un centro okupado donde se hacían talleres de teatro, se daban clases de español, arte y danza. “Ahí no había problema, todo vino después con la llegada de la droga”, continúa Osuna. Poco a poco, el inmueble mutó en uno de los focos más conflictivos del barrio. El tráfico de drogas era una práctica frecuente mientras se multiplicaban las quejas entre los vecinos. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, celebró el desalojo en su cuenta de twitter. Describió el edificio como "uno de los principales focos de actuaciones delictivas" y añadió, en referencia a los okupas, "quieren vivir por la cara y a costa de los demás".

Por su parte, la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, solicitó al alcalde que “reclame al propietario del ‘narcopiso’ que ponga el edificio a disposición de los programas de alquiler municipales” o que el propio Ayuntamiento expropie el inmueble para que no “vuelva a convertirse en un foco de inseguridad”. En cualquier caso, Besha asegura que “no todos los que vivían en el centro se dedicaban a eso. Muchos se alojaban ahí porque no tenían otro lugar y las condiciones no eran las mejores. No había ni luz ni baños en condiciones”.

Ante la proliferación de denuncias, la delegada de Seguridad, Inmaculada Sanz, aseguró a principios de septiembre que aumentarían los “dispositivos de alta visibilidad” para continuar “dando respuesta a la percepción de inseguridad” en el barrio. Además, Lavapiés cuenta con cámaras de vigilancia desde hace más de 10 años y se anunció la modernización de las mismas a finales de 2021.

“No es suficiente”, señala Osuna, “saben donde están las cámaras y donde pueden actuar y dónde no”. El incremento del tráfico de drogas es una de las principales inquietudes de los residentes: “Sabemos que el trapicheo nunca acabará del todo, pero esto tendría que haberse atajado desde hace mucho porque hay más ‘narcopisos’ y calles conflictivas”.

Desde el área de Seguridad del Ayuntamiento explican que el refuerzo policial – 20 agentes más desde septiembre – se mantendrá en el barrio pese al cierre de La Quimera. “La Policía Nacional y municipal está en contacto con colectivos vecinales y patrullajes permanentes. También se ha establecido una vigilancia policial específica junto al inmueble recuperado hasta que la propiedad realice los arreglos oportunos para dejarlo perfectamente cerrado”.

"¿Cómo vas?, ¿has llegado bien?”, pregunta Besha por teléfono desde la Plaza Nelson Mandela de Lavapiés. “Vale, tú ahora descansa todo lo que puedas”. Cuelga el móvil. “Imagínate lo raro que debe ser pasar la noche en casa de completos desconocidos, pero mejor eso que la calle”, dice en alto esta congoleña y vecina de Madrid.

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