El Ayuntamiento paraliza la demolición del puente de Vallecas: el soterramiento es inviable

El puente de Vallecas se mantiene hasta nuevo aviso. El Ayuntamiento ha anunciado este martes que el proyecto ideado en 2006 para desmantelar la infraestructura –con un soterramiento de 500 metros– es “inviable”. Borja Carabante (PP), Delegado de Medio Ambiente y Movilidad, incide en que su compromiso es eliminar la construcción de 1977, aunque con un nuevo plan. “El inicial no cumple las expectativas contempladas en Madrid 360”, describe sobre la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental que busca reducir las emisiones contaminantes de la capital.

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En ese sentido, el proyecto creado hace 16 años, y rescatado a iniciativa de Más Madrid, se aleja de dos grandes objetivos. “No recuperaba ningún metro cuadrado para disfrute de los vecinos, ni tampoco mejoraba la congestión que se produce en ese punto. Suponía soterrar el puente de Vallecas, pero en superficie continuaban quedando tres carriles en cada sentido”, prosigue el concejal sobre el principal acceso de la M-30 a los distritos de Retiro (120.000 habitantes) y Puente de Vallecas (240.000 habitantes). Según el Gobierno municipal, un 25% de los 15.000 vehículos que circulan en hora punta lo seguirían haciendo en superficie para poder acceder a los viales de distribución de estos dos distritos.

Ante la suspensión, han decidido encargar un estudio con alternativas en el que pueden participar “los distintos grupos municipales y los vecinos”. “Abrir ese proceso en los dos meses próximos va a concluir en un proyecto mejor”, resume Carabante. Para mantener el compromiso, se ha reservado en los presupuestos de 2022 un crédito de 1,55 millones de euros para la redacción del nuevo proyecto.

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Los habitantes de la zona, que llevan varias décadas de espera, ya habían denunciado previamente la paralización del desmantelamiento del llamado ‘scalextric’. De hecho, el partido Más Madrid pidió un avance de lo que denominaban como 'Conecta Vallecas', una propuesta apoyada por unanimidad en marzo de 2021. No obstante, según apuntaló a El Confidencial el ingeniero de caminos –con experiencia en obra pública en Madrid– Samir Awad, “la idea no era soterrar la circunvalación para priorizar el coche, sino desmantelar el tramo de la M-30 y crear zonas verdes en la superficie”.

Los vecinos, a la espera

Los 170.000 coches que pasan a diario son la banda sonora de Javier Moral, representante de la Asociación Vecinal Doña Carlota Numancia de Vallecas. “Es un ruido constante, un tremor volcánico”. La contaminación no solo es acústica, también afecta al espacio. Moral recuerda que hace unos años había un edificio de unas ocho plantas clavado en un descampado vacío. “Ahora está a menos de 10 metros de la M-30, que se ha comido terreno y nos ha robado zonas verdes”, explica en referencia a la reivindicación que lleva activa “casi 30 años”.

Para referirse al puente lo llama “checkpoint”, en alusión al paso fronterizo del muro de Berlín. “Te recuerda que no eres de Madrid”, sentencia sobre una estructura que, en lugar de conectar, le provoca una sensación de separación; la social.“Al otro lado de la M-30 tienes menor esperanza de vida y menos ingresos”, define sobre una división que fragmenta la ciudad entre el Retiro y Puente de Vallecas.

El estado descuidado de la zona aledaña afecta a los negocios

En la otra parte del puente, la zona Pacífico-Adelfas, queda la Asociación Vecinal Los Pinos de Retiro Sur. Camino Cuestas, una de los miembros de este grupo que está dentro de la M-30, secunda la idea de que suprimir el puente crearía “un barrio más homogéneo”: “Hay contaminación a causa de los carriles, pero también una brecha social”.

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Por otra parte, Cuestas tilda las mediaciones bajo el puente de “infrautilizadas”: “Solo sirve para los autobuses y podría ser un lugar más amable”. Especifica que hay gente que utiliza esa zona más recogida de la calle para vivir, y acaba por estar descuidada y llena de suciedad.

El estado descuidado de la zona aledaña afecta a los negocios como el de Yolanda Moto, la dueña del bar El Puente desde hace 10 años. “Hay personas que viven hacinadas con tiendas, colchones. Suelen venir a mi local para hacer sus necesidades o asearse, se sientan en mi terraza, montan escándalos… Es horrible”.

La madrileña de 50 años tenía la esperanza de hacer de su barrio un espacio para el paseo. “Sabíamos que el proyecto era complicado de hacer, pero nos imaginábamos que quedaría como Madrid Río, que es una zona que está preciosa”. Javier Moral, de la Asociación Vecinal Doña Carlota Numancia, piensa que si alguna constructora necesitara un trabajo, el Ayuntamiento llevaría a cabo el proyecto: “Esa obra significa varios millones de euros, pero ellos verán si los merecemos o no”.