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Las tácticas que usaron para 'encadenar' a las menores prostituidas en Madrid
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Las tácticas que usaron para 'encadenar' a las menores prostituidas en Madrid

Las 'cadenas invisibles' son las técnicas persuasivas que provocaron que las víctimas estuvieran atadas a esta red. La punta del iceberg de un sistema que no funciona

Foto: (Policía Nacional)
(Policía Nacional)

Diez menores de edad fueron liberadas de una red de prostitución en Madrid a finales de noviembre. Tres de ellas se encontraban bajo la tutela de la Comunidad de Madrid y vivían en diferentes centros, entre los que se encuentra la polémica Residencia de Primera Acogida de Hortaleza. Las jóvenes salían y entraban del centro para consumir droga y ejercer la prostitución.

El conjunto de estrategias para convencer y mantener a las víctimas en la práctica de la prostitución se conoce como ‘cadenas invisibles’. Este tipo de manipulación puede darse en diferentes ámbitos: relaciones de pareja, amistad, laborales o, en este caso, entre el proxeneta y las menores. Consiste en seducir a las víctimas con un incentivo: bien la falacia del empresario salvador o provocar la dependencia a la droga.

Foto: Centro de menores de Primera Acogida de Hortaleza, en Madrid. (Google Maps)

Lisa Fontes es doctorada en Psicología por la Universidad de Massachusetts Amherst. Estuvo atada a ‘cadenas invisibles’ en su relación de pareja durante cuatro años y en 2019 publicó el libro homónimo -’cadenas invisibles’ (Guilford, 2015)-, donde explica las estrategias y consecuencias del control coercitivo en las mujeres detallando estas tácticas.

“En caso de menores de edad, la víctima se encuentra tan oprimida y dominada en la relación (sea de pareja o del proxeneta) que es incapaz de salir de ahí por sí misma. Cuando tiene oportunidad de huir, no lo hace porque le parece imposible. Esto lo vemos también en el caso de R Kelly en Estados Unidos, el artista acusado de abusar de menores y mujeres jóvenes en su domicilio: las chicas no se iban de su casa porque estaban atadas y presas psicológicamente”, explica Fontes a este medio.

placeholder Portada del libro 'Cadenas invisibles' de Lisa Fontes. (Guilford, 2019)
Portada del libro 'Cadenas invisibles' de Lisa Fontes. (Guilford, 2019)

Por su parte, Rosa Cobo es investigadora, escritora y profesora de Sociología del Género en la Universidad de Coruña. Gran parte de su trabajo se ha enfocado en el estudio y análisis de la prostitución y ha publicado libros como ‘La prostitución en el corazón del capitalismo’ (Catarata, 2017) o ‘Hacia una nueva política sexual’ (Catarata, 2011).

“Las drogas y el alcohol forman parte de esas cadenas invisibles. O el simulacro de amor que les ofrece el lover boy o captador. Algunas de estas adolescentes se sienten queridas por primera vez en su vida y están dispuestas a cualquier cosa con tal de no perderlo”.

"La vulnerabilidad y la pobreza son las bases de la prostitución", aclara Cobo

El Kalifa es uno de los líderes de la organización que explotaba a menores de edad en Madrid. El joven de 25 años tenía nueve detenciones previas y era el encargado de captar a las mujeres a cambio de dinero o drogas. Alicia Agreda es psicóloga educativa con formación en violencia contra las mujeres. Explica a El Confidencial cómo los proxenetas suelen adoptar el cuento del salvador. Aseguran estabilidad y buenas condiciones de vida dentro del sistema y fomentan la competitividad entre mujeres.

Cobo continúa diciendo que “la industria de la prostitución necesita mujeres jóvenes, a ser posible niñas y adolescentes, porque eso es lo que quieren los puteros. La edad media global de entrada en la prostitución está en 13-14 años. Y cualquier lugar y discurso es útil para conseguir chicas, pero lo más fácil es buscarlas donde hay vulnerabilidad y pobreza. Ambas son el punto de partida sobre el que se asienta la prostitución”.

Consecuencias psicológicas

Las ‘cadenas invisibles’ pueden acarrear graves consecuencias psicológicas. Fontes pone el foco en el término “perspecticidio”, que consiste en la pérdida de la perspectiva y criterio propio, un ‘lavado de cerebro’. La víctima desconoce lo que quiere en todos los sentidos porque “ha concentrado parte de su vida en deseos externos y es complicado orientarse después de eso”.

Cobo defiende que la indefensión de las adolescentes es el caldo de cultivo en el que crecen y de eso se aprovechan las mafias criminales de la explotación sexual. “Es muy difícil para estas niñas que viven en márgenes sociales salir de esos circuitos porque los proxenetas y cadenas de mercenarios en los que se asienta esta industria encuentra modos de atarlas. Los daños psicológicos y físicos son incalculables”.

Foto: Foto: Policía Nacional.

Otra consecuencia psicológica de la que se habla en casos como estos se refiere al estrés postraumático. Para alcanzar tal nivel, es necesario que ese estado de estrés se localice en el pasado. “Muchas veces el estrés es continuo y por eso ni siquiera se llega al postraumático. Suelen ser necesarias terapias enfocadas al trauma”, aclara Fontes.

La identificación de las víctimas de ‘cadenas invisibles’, en todos los escenarios posibles, se dificulta cuando no se reconocen a sí mismas como tal. La temprana edad de las chicas aumenta la posibilidad de caer en estos escenarios. “El abusador define lo que es normal o lo que no por la falta de experiencia de las menores. Por ejemplo, en Estados Unidos, el proxeneta domina a la víctima no solo con la violencia sexual sino con promesas de amor”. La experta aclara que la situación de vulnerabilidad de las adolescentes incentiva la ausencia de definiciones de relaciones, vínculos y romances sanos.

Quiebras del sistema

Que este tipo de actuaciones se produzcan dentro de un sistema de protección del menor evidencia las quiebras del mismo. “Esto es solo la punta del iceberg de unas pésimas políticas de protección de la infancia”, aclara la investigadora. Cuando los 3.714 menores que disponen de medidas de protección de la Comunidad cumplen los 18 años, deben de buscarse ellos mismos las castañas. Sara, una integradora social de un piso tutelado de Hortaleza, explica que los recursos son escasos. De los 18 a los 21, existen pisos de autonomía de la Comunidad de Madrid que cubre el alquiler pero las plazas son muy limitadas. “Y un poco a boleo, si tienes suerte te toca y si no, no”. Detrás de los centros y residencias de acogida existen asociaciones y ONGs que reciben entre 3.000 y 6.000 euros al mes por cada menor tutelado.

placeholder Un menor a las puertas de la Residencia de Primera Acogida de Hortaleza. (EFE/David Fernández)
Un menor a las puertas de la Residencia de Primera Acogida de Hortaleza. (EFE/David Fernández)

Estos episodios ponen ahora el foco de atención en estos centros pero es un problema de largo. “Muestran la indefensión, la vulnerabilidad y la falta de oportunidades de esas niñas, pero también la complicidad del estado. Es una forma criminal de violencia institucional contra las mujeres. Las instituciones deben de poner en marcha procesos de investigación muy rigurosos de lo que ha pasado, pero también de por qué ha pasado”, aclara la teórica.

¿Es frecuente en los centros?

En la Comunidad de Madrid existen dos centros de primera acogida. El ICE (Isabel Clara Eugenia) destinado a los niños pequeños, y el de Hortaleza, para adolescentes. Cuando se retira la tutela de un menor adolescente, todos deben de pasar por el de Hortaleza mínimo unos días. Es la puerta de entrada a la red de servicios sociales de la Comunidad. Esta tutela -que pueden quitar por una denuncia, malos tratos o incluso por absentismo escolar-, pasa a ser potestad del tutor legal del centro o piso tutelado.

“Nadie se pregunta por qué los padres tienen que trabajar tantas horas y les quitan la tutela", dice el educador

Varias personas que no han querido desvelar su identidad -un educador social, una madre que tutelaron a su hija y una ex magistrada- coinciden en que la sustracción de las tutelas se ceba con quienes tienen más problemas económicos. “Nadie se pregunta por qué los padres tienen que trabajar tantas horas. Les quitan la tutela de los niños y los meten en estos centros”, explica el educador residente en el barrio de Hortaleza.

La necesidad de “entender las trampas en las que te encuentras dentro del sistema y la falta de apoyo a las víctimas” incentivó a Lisa Fontes para publicar su obra literaria. Víctima de 'cadenas invisibles', entendió que “el concepto debía de ser divulgado en otros lugares porque se trata este tipo de situaciones como si la persona fuera libre de tomar decisiones y no es así. La ausencia de violencia física es a veces incluso peor”.

Diez menores de edad fueron liberadas de una red de prostitución en Madrid a finales de noviembre. Tres de ellas se encontraban bajo la tutela de la Comunidad de Madrid y vivían en diferentes centros, entre los que se encuentra la polémica Residencia de Primera Acogida de Hortaleza. Las jóvenes salían y entraban del centro para consumir droga y ejercer la prostitución.

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