El cierre perimetral que ha levantado un pueblo contra sus estudiantes pijos

Probablemente ningún cierre perimetral ha generado tantas suspicacias, protestas vecinales y agravio de clase como el de Villanueva de la Cañada, en Madrid. La consejería de Sanidad madrileña ha decretado que Villanueva se pasará la Semana Santa confinada y los foros vecinales echan humo. ¿Cómo puede ser, si ahora la incidencia está por debajo del límite y hace un mes teníamos el triple y aquí no pasó nada?, se preguntan los vecinos, que han visto sus planes de Semana Santa arruinados de un día para el otro. La respuesta maledicente, que tiene al pueblo revolucionado, es la siguiente: nos encierran ahora porque los estudiantes de la universidad Alfonso X El Sabio se han ido a sus casas a descansar, ahorrándose las molestias.

La progresión de los hechos invita a la suspicacia. Villanueva de la Cañada no había sido confinada en lo que llevamos de año. En enero, superó los 1.000 casos por 100.000 habitantes y no pasó nada, mientras pueblos colindantes eran confinados sin piedad. Febrero también fue un mes complicado y tampoco, nada. Entretanto, los 14.500 estudiantes de la universidad privada, con unas matrículas solo aptas para los bolsillos más generosos (9.000 euros de media por curso, la segunda más cara de España), seguían con sus clases, y algunos con sus fiestas en las residencias y su vida de tapas, cervezas y mascarillas distraídas en el pueblo.

Ahora, Villanueva de la Cañada acumula 303 casos por 100.000 habitantes y el límite para el cierre perimetral son 350. Sin embargo, justo el día en que los estudiantes regresaron a sus hogares, el viernes pasado, la consejería de Sanidad informó de que Villanueva de la Cañada quedará aislada hasta el 12 de abril, para pasmo de todos allí. En la Comunidad de Madrid hay 58 zonas básicas de salud (ZBS) que superan la incidencia de Villanueva de la Cañada, de las cuales solo se ha confinado a once.

"Hoy no queda un estudiante en el pueblo, todos los que tenían pensado marcharse a sus casas, lo han hecho sin ningún problema. El confinamiento entra en vigor el lunes, pero los confinados somos nosotros, sin olvidar que gran culpa del exceso de contagios es provocado por ellos", indicaba un vecino en la página de Facebook municipal. "Claro, 3 meses mirando hacia otro lado, recibiendo visitas de gran cantidad de franceses amigos de estudiantes y permitiendo fiestas de 50 personas en casas, y ahora que se van todos, se confina a la gente autóctona", añadía otra vecina. Otra remataba: "Hemos estado meses con un índice de casos altísimos, se han hecho fiestas en casas de estudiantes, terrazas llenas de gente y no se confina. Ahora que no hay estudiantes se ha procedido, gracias al ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid por tratarnos como ciudadanos de tercera". Y así, una larga retahíla de protestas y señalamientos.

El estallido de ira local ha salpicado al ayuntamiento, liderado por Luis Partida (PP) desde 1979. Su concejala de Salud, Beatriz Peralta, asume el malestar vecinal, pero insiste en que el ayuntamiento no tiene voz ni voto en el cierre perimetral. "Entiendo el enfado de los vecinos y la sensación de contrariedad. Esto trastoca muchos planes, pero es la consejería de Sanidad, en función de sus datos, quien decide cuándo cerrar. Nosotros tampoco sabemos por qué no nos cerraron antes de Semana Santa".

Peralta subraya que es imposible saber si los estudiantes de la universidad son quienes disparan la incidencia de coronavirus en Villanueva de la Cañada. "Desconocemos la edad, nacionalidad y nombre de los pacientes positivos, por lo tanto solo podríamos especular. Tampoco conocemos los parámetros que llevan al cierre ahora a pesar de no superar los 350 casos. Son datos confidenciales a los que como ayuntamiento no tenemos acceso".

Desde la consejería de Sanidad, se limitan a señalar que los cierres perimetrales se basan en tres criterios: "La elevada incidencia acumulada a 14 días, la tendencia mantenida en el tiempo y que la transmisión sea comunitaria. El umbral se va adaptando a cada momento de la evolución de la situación epidemiológica". Aunque Sanidad no lo dice de forma oficial, una elevada presencia del virus en las aguas residuales del municipio habría sido la clave para esta decisión tan suspicaz en el tiempo. El municipio ha experimentado un aumento del 20% en la incidencia acumulada en los últimos siete días.

Esta explicación sigue sin convencer a muchos vecinos, que no protestan por el cierre sino por el presunto trato de favor a una institución privada de enorme influencia. "Es mucha casualidad que nos encierren el día que se van los estudiantes. Estamos hartos de verlos por las calles en grupos con la mascarilla bajada. También se ha hablado de brotes en la residencia de estudiantes", dice Marta mientras columpia a su hijo en un parque infantil junto a la comisaría de policía local. Por la acera, dos señoras dan un paseo matinal. "No debemos ser tan mal pensados. Esto fastidia a mucha gente, pero si es por nuestro bien, tendremos que aguantar como los demás pueblos. En casa también se está a gusto", zanja una de ellas.

Es miércoles, víspera del puente de Semana Santa, y ninguna patrulla de policía controla la entrada y la salida del municipio, con lo que los más pícaros habrán podido salir hacia otros destinos impúnemente. "Son controles aleatorios, no están todo el día, ayer estuvimos en las entradas del pueblo y hoy cambiaremos los puntos en distintos horarios", explica un policía local que prepara un dispositivo junto a la universidad pasado el mediodía.

Pese a esta polémica, la Alfonso X El Sabio es un motor económico para Villanueva de la Cañada. En 2019, la sociedad Universidad Privada de Madrid, propietaria de la UAX, fue adquirida por la firma de capital riesgo británica CVC por 1.100 millones de euros. La universidad ocupa un espacio de un millón de metros cuadrados con facultades, hospitales universitarios y tres residencias de estudiantes, justo las que están en el foco de los vecinos. Todos esos estudiantes, para su fortuna, podrán disfrutan de la Semana Santa con sus familias.

Ahora a los vecinos confinados les asalta otra duda: ¿se obligará a los estudiantes a hacerse una PCR a su regreso o serán una bomba vírica para unos vecinos que se habrán pasado dos semanas sin salir del municipio?