La tarjeta que no sabe usar ni Pedro Duque: 18.000 incidencias y 4,5 recargas por usuario

La tarjeta Multi, que acabó con los billetes de papel en la red de Metro, cumple su primer año este mes de julio. La misma tarjeta que nació con algunas críticas entre los usuarios y también con cierta sorna después de que el astronauta Pedro Duque (hoy ministro de Ciencia, Innovación y Universidades) colgara un mensaje en su cuenta personal de Twitter denunciando lo difícil que era usarla. El balance para el Consorcio Regional de Transportes es, de momento, "positivo", a pesar de que la Multi ha generado 18.000 quejas, sugerencias y reclamaciones en este primer año de vida. Cifra que a priori puede parecer alta pero que se traduce en cambio en un ratio muy bajo, de solo 0,01 incidencias por viaje.

La Multi se creó para enterrar definitivamente el papel (el Consorcio se ahorra así 28 de toneladas de papel y 1,8 millones de euros anuales) y generar un soporte electrónico de los títulos no personales, como el billete sencillo o el diez viajes. Entre las ventajas, que es anónima y la puede usar cualquier usuario. "Puede ser utilizado por distintas personas y compartir viajes en el mismo recorrido. Esta tarjeta da respuesta a la combinación de títulos y a los viajeros que se mueven con menor frecuencia", explican desde el Consorcio, que esperan poder incluir en la tarjeta los títulos no personales de Cercanías en un plazo razonable, en tres meses.

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Para Podemos, en cambio, estamos antes una "multichapuza", ya que "es inaudito que la Comunidad de Madrid haya hecho una tarjeta mucho peor que la que se puede encontrar en cualquier ciudad europea de más de 50.000 habitantes", señala el diputado Alberto Oliver. "La Multi intenta hacer lo que en Londres llevan viendo 15 años con la 'Oyster'. Uno pensaría que cuando se llega 15 años tarde es para haber aprendido de los errores de otros y dar una solución definitiva. Pero no es el caso". Oliver enumera algunas de las deficiencias que ha analizado. La primera, que solo se pueden cargar tres tipos de títulos.

¿Qué títulos? El billete sencillo de Metro, el de diez viajes de Metro, el de diez viajes de la EMT, los sencillos y de diez viajes de las líneas de Metro Ligero, los de diez viajes de los autobuses interurbanos y los billetes turísticos. Otro problema, según Oliver, es que los billetes sencillos caducan el mismo día. "Esto no sucedía así antes, cuando estaba el de papel. Por lo tanto, tienes una Multi donde si, por ejemplo, eres un turista no puedes cargar cinco billetes sencillos si te quedas dos días. ¿Por qué? nadie lo sabe". En el caso de los billetes sencillos de la red de Metro, se pueden cargar hasta diez unidades, "lo que facilita la adquisición de los billetes para grupos de personas que se desplazan juntas", destacan desde el Consorcio.

"Tampoco se pueden cargar dos bonos de diez viajes de diferentes zonas, si estas se solapan, porque el sistema no puede distinguir de qué bono descontar viajes, al no haber interfaz ni control al salir. A su vez, se pueden cargar dos tipos de billetes de diferentes modos y zonas, pero no se pueden cargar billetes de zonas que se solapen entre sí si éstas son del mismo modo, por ejemplo de Metro. Por ejemplo, si cargas un billete de diez viajes para el Metro y quieres usar otro billete de diez viajes que te valga para ir en los autobuses interurbanos de Madrid (zona A) a Aravaca (zona B1) tienes que adquirir otra Multi", explica Oliver.

La Multi tampoco permite consultar en Internet ni en ninguna APP cuántos viajes te quedan, aunque cuando el viajero coge el Metro o el autobús la máquina validadora sí lo indica. La tarjeta no permite además cargar los billetes sencillos de la EMT. "La empresa de autobuses madrileña ya ha manifestado que ha observado un claro descenso de uso del sencillo que afecta a su número de viajeros", concluye Oliver. Para el Consorio, en cambio, la Multi "ha sido un acierto".

La tarjeta Multi no permite cargar los billetes sencillos de la EMT, pero en breve sí incluirá los títulos no personales para viajar en Cercanías

Sobre todo porque está pensada para viajeros que utilizan esporádicamente el transporte. Para los usuarios tradicionales ya está en el abono joven (a 20 euros) y los abonos normales. Si hay alguna incompatibilidad en la carga de títulos "es para evitar el fraude", explican en el Consorio. En cuanto a no permitir los billetes sencillos de la EMT el motivo "obedece esencialmente al perfil de los usuarios de este tipo de billetes que, por su carácter estrictamente ocasional y, en consecuencia, carentes de información general sobre el sistema, encontrarían un inconveniente dotarse previamente de la tarjeta y cargarla, siendo el mejor nivel de servicio que en este sentido se les puede ofrecer la venta a bordo del billete en papel".

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La Multi cuesta 2,5 euros y tiene una durabilidad de 10 años. Desde que entró en funcionamiento en julio de 2017 hay ya en manos de los usuarios 5,9 millones de tarjetas, de las que 1,2 millones se entregaron gratuitamente en la campaña promocional de los primeros 100 días. Se pueden adquirir en la red de Metro, en estancos y en cajeros de Bankia. El promedio de recargas confirma lo que defiende el Consorcio, que es una tarjeta ideada para usuarios esporádicos. En este primer año se han producido 25 millones de recargas, lo que se traduce en un promedio de 4,5 por tarjeta o de 4,8 si restamos las 380.000 tarjetas que no se han activado nunca, aunque están en manos de los usuarios.

En total se han realizado con la tarjeta Multi 133 millones de viajes, 84,9 millones de ellos en lo que llevamos de 2018. En cuanto al capítulo de incidencias los usuarios han presentado 18.000, de las que 3.800 son reclamaciones (es decir, son requerimientos de compensación por parte del viajero). El resto son sugerencias o quejas, de las que 5.000 se presentaron durante el periodo de la campaña promocional. Para el Consorcio es un buen dato, ya que supone un ratio de 0,01 incidencias por viaje. Para Podemos es normal que haya pocas quejas, ya que solo se pueden presentar en dos sitios, en la estación de Sol y en la sede del Consorcio, lo que disuade al usuario la tramitación de la incidencia.