El responsable del atraco con rehenes en un banco de Usera es un vecino del barrio

Entre las diez y las once de la mañana de este jueves, un hombre armado ha mantenido retenidas a varias personas dentro de una sucursal bancaria del barrio madrileño de Usera. El sujeto, que tiene alrededor de 60 años y es un vecino del barrio, se ha entregado a la Policía Nacional después de que el Grupo XII de la Policía Judicial se presentara en el lugar para negociar con él. El incidente no ha dejado herido alguno.

El hombre ha llegado al lugar en torno a las 9:50 de la mañana y, tras amenazar a los empleados con una pistola, ha bajado las persianas del local y se ha encerrado en el interior del mismo. Según explican a este diario fuentes de la Policía Nacional, el sospechoso trabajó "hace años" como vigilante de seguridad, lo que explicaría su acceso a armas de fuego, y no ha huido en un primer momento porque el botín conseguido no le parecía suficiente. Vestido con chaqueta militar y gafas de sol, el hombre ha salido de la sucursal en torno a las once junto al director de la sucursal, a quien apuntaba con la pistola, pero a los pocos pasos se ha entregado a los agentes.

"Es un hombre muy conocido aquí. Nunca me hubiese imaginado que fuese a hacer algo así. Yo suelo coincidir con él en un bar", explica a El Confidencial un empresario cuyo negocio se encuentra cerca de la sucursal. Una línea similar a la que exponen otros vecinos, quienes apuntan a que el detenido vive a escasos cien metros de la sucursal asaltada, en la calle Mariano Vela. Por otra parte, cabe señalar que varias personas que le conocen señalan también a este diario que en otras ocasiones ha provocado incidentes cuando se encontraba bajo los efectos del alcohol, aspecto que confirman fuentes de la investigación.

"Estaba toda la calle acordonada y llena de policías, pero no nos han dicho nada", comenta a este diario un trabajador del restaurante Xallas, que se encuentra frente a la sucursal de Bankia, entre la Calle Fornillos y la Avenida de Rafaela Ybarra. En torno a las diez y media de la mañana, un agente se ha presentado en dicho bar para pedir a los presentes que no saliesen a la calle, pero no ha dado más explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo. De todos modos, en el local no se habla más que del vecino detenido desde que se ha conocido la noticia.