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Bronca entre los empresarios madrileños por las cuotas para acceder a la patronal
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Bronca entre los empresarios madrileños por las cuotas para acceder a la patronal

El presidente, Juan Pablo Lázaro, quiere subir las mensualidades y hacer que se pague por pertenecer a la junta directiva, el órgano que tendrá que reelegirle a principios de 2016

Foto: El presidente de la patronal madrileña CEIM, Juan Pablo Lázaro. (EFE)
El presidente de la patronal madrileña CEIM, Juan Pablo Lázaro. (EFE)

El 'lobby' de los empresarios madrileños, la patronal CEIM, vive unas semanas cruciales en las que se decidirá quién puede pertenecer a este club, cuánto habrá que pagar para entrar en él y si su actual presidente, Juan Pablo Lázaro, tendrá que batirse con otros empresarios para seguir siendo el líder de la organización. Y todo eso está generando suspicacias, reproches y alguna bronca.

La última se vivió el martes pasado en una reunión de la junta directiva, el órgano que toma las decisiones. Algunos miembros de la junta mostraron su oposición a la última propuesta de Lázaro, presidente de CEIM desde diciembre de 2014, por considerar que beneficiaba a las grandes empresas, las que tienen más dinero y las que, según su criterio, tendrán más poder.

Todo surgió por el asunto de las cuotas que deben pagar las distintas asociaciones madrileñas para formar parte de CEIM y de sus órganos de gobierno. Hasta ahora, la situación era bastante caótica: las organizaciones sectoriales, por ejemplo, pagaban entre 1.800 y 3.000 euros, otras no pagaban nada y algunas grandes empresas pagaban mucho, a veces cifras con cuatro ceros. Con el pago de esas cantidades, se tenía derecho al menos a un representante en la junta directiva de CEIM.

Una organización de zapateros tendría que pagar 3.500 euros anuales si quiere estar en CEIM y tener un vocal en la Junta, lo mismo que El Corte Inglés

El documento que se entregó a los miembros de la junta establecía nuevas cantidades para entrar en la patronal: 3.500 euros anuales para las empresas, 2.500 para las asociaciones sectoriales, 1.500 para las territoriales y 1.000 para las horizontales. Esas cantidades les dan derecho a tres representantes en la asamblea general pero ninguno en la junta directiva, el órgano que toma las decisiones importantes, entre ellas la de nombrar al presidente. Para tener vocales en la junta habrá que abonar además 500 euros más en el caso de las empresas, 1.000 en el caso de las asociaciones sectoriales, 500 en el de las territoriales y 1.800 en caso de las horizontales, según la propuesta de Lázaro.

Ahí es cuando han surgido los problemas. Algunos consideran que los precios son excesivamente altos para algunas organizaciones pequeñas. Una organización de zapateros tendría que pagar, por ejemplo, 3.500 euros anuales si quiere estar en CEIM y tener al menos un vocal en la junta, lo mismo que El Corte Inglés.

Pero además de eso, lo que algunos empresarios ven es una maniobra de Juan Pablo Lázaro para mantener el poder en CEIM. Lázaro, propietario de la empresa Sending Transporte Urgente, accedió a la presidencia de CEIM en diciembre de 2014, después de que Arturo Fernández tuviese que dimitir acosado por los escándalos. Entonces Lázaro era su vicepresidente y no tuvo problemas para recibir los apoyos de la junta directiva.

Las cosas podrían estar ahora más complicadas para conseguir el mismo respaldo. Algunos miembros de CEIM le achacan que no vaya a haber elecciones para presidir la patronal este año, tal como prometió cuando llegó al cargo. El presidente reconoce que esa promesa se ha incumplido, pero que lo más probable es que convoque las elecciones en enero. “No se han podido convocar antes”, señala Juan Pablo Lázaro en su despacho de la empresa Sending, en Coslada. “Hemos tenido que aprobar los nuevos estatutos y aún tenemos que aprobar el tema de las cuotas. Yo no hablaría de bronca. Creo que lo que hubo en la reunión del martes fue un debate”, dice Lázaro, visiblemente molesto por las críticas de “quienes no dan la cara”. Quienes sí la dieron en esa reunión acusaron a Lázaro de no tener legitimidad para hacerles pagar por estar en la junta. “Los que quieran estar en este 'lobby' tienen que pagar”, les respondió Lázaro.

La reunión acabó sin acuerdo y el equipo del presidente mandó un correo al día siguiente a todos los miembros para que sugirieran otro formato de cuotas.

El empresario, que además de presidir la patronal es presidente del Club Financiero Génova y de la Organización Empresarial Nacional de Transporte y Logística, entre otros cargos, habla de su empresa de transportes como su prioridad, dice que aún no ha decidido presentarse a las elecciones de CEIM y que, si lo hace, lo hará porque quiere “cambiar las cosas”, dice, empeñado en mostrar una imagen distinta de la de su antecesor, Arturo Fernández.

El tesorero de la Cámara de Comercio, Pedro Antonio Martín Marín, dimitió hace dos semanas del cargo tras una fuerte discusión con Arturo Fernández

Mientras tanto, el expresidente de CEIM, que dimitió del cargo por los escándalos, sigue al frente de la Cámara de Comercio de Madrid, una entidad tutelada por la Comunidad de Madrid, que se financia por ley con sus servicios y con las aportaciones de particulares y que pretende servir de intermediaria entre la Administración pública y las entidades privadas. Ese carácter semipúblico no ha supuesto, sin embargo, que Arturo Fernández tenga que dejar el cargo, incluso después de saberse que se adjudicó a sí mismo el servicio de comedor, según un informe de la Cámara de Cuentas. Aun así, todo el mundo da por hecho que Fernández no seguirá y que, en cuanto el Gobierno de Cifuentes convoque elecciones, será sustituido.

Mientras tanto, el empresario hostelero también vive con problemas sus últimos tiempos en la Cámara. La noticia más reciente, según ha podido saber este periódico, es que el tesorero, Pedro Antonio Martín Marín, dimitió hace dos semanas del cargo tras una fuerte discusión con Fernández sobre los gastos por las obras del Palacio de Santoña, sede histórica de la institución.

El 'lobby' de los empresarios madrileños, la patronal CEIM, vive unas semanas cruciales en las que se decidirá quién puede pertenecer a este club, cuánto habrá que pagar para entrar en él y si su actual presidente, Juan Pablo Lázaro, tendrá que batirse con otros empresarios para seguir siendo el líder de la organización. Y todo eso está generando suspicacias, reproches y alguna bronca.

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