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“¡La culpa es de Netflix!”: el científico que avala la macrogranja de pulpos en Canarias
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'Lo que el pulpo me enseñó' ha hecho mella

“¡La culpa es de Netflix!”: el científico que avala la macrogranja de pulpos en Canarias

Pedro Gonsalves consiguió en 2018 criar pulpos en cautividad en Galicia. Cedió la patente a Nueva Pescanova y ahora levantarán una planta en Canarias para producir 3.000 T al año. Los animalistas están que trinan

Foto: Pesca del pulpo Galicia. (Reuters/Nacho Doce)
Pesca del pulpo Galicia. (Reuters/Nacho Doce)

Nueva Pescanova quiere levantar la primera macrogranja industrial de pulpos en Canarias, y los animalistas han puesto el grito en el cielo. La asociación Eurogroup for Animals filtró una documentación a la BBC —“¡Es una muerte lenta y cruel!”— exponiendo lo mucho que sufren estos animales. “Queremos su bienestar. Si permanecen en espacios cerrados, tendrán lesiones y es muy agresivo para ellos. Esto es solo para ofrecer pulpo en restaurantes de élite y para aumentar el beneficio de la compañía”, señala la portavoz de esta asociación, Keri Tietge, a El Confidencial. Pero ¿realmente sufren tanto estos cefalópodos de ocho tentáculos?

Esta macrogranja sería la primera industrial en el mundo, pero la cría artificial de los pulpos no es una novedad. De hecho, los primeros en conseguir cerrar el ciclo de la reproducción en cautividad lo hicieron en Galicia en 2018. El Instituto Español de Oceanografía lideró la investigación y cedieron la patente durante 20 años a Nueva Pescanova. Uno de los responsables del proyecto, el experto en este tipo de cultivo, Pedro Domingues, echa humo cuando se le pregunta por el bienestar de estos animales cuando son criados en cautividad. El científico lleva más de 20 años dedicado a la materia. Siente que hablan por hablar y señala que en México y Japón lleva años trabajando en lo mismo. No obstante, estas especies son distintas. La de Japón tiene "un ciclo larvario más corto", lo que facilita el proceso.

Foto: Las macrogranjas siguen preocupando. (iStock)

“¡Todo es culpa de un documental de Netflix!”, argumenta. La pieza audiovisual Lo que pulpo me enseñó (2020) causó furor entre la población, ganó un Oscar y consiguió sensibilizar a más de uno. Hay quienes han dejado de consumir este animal por la empatía generada a través de una pantalla. “Es ficción. ¿Cómo saben que se grababa siempre al mismo ejemplar de pulpo?”, se pregunta el científico a este diario. “Hablan sin conocimiento de causa. Hay quienes dicen que, como los pulpos tienen tres corazones, sufren más. Esto es un disparate. Los cefalópodos son animales solitarios, pero no violentos”, continúa.

Solo con echar un vistazo al tráiler del documental, se entiende el intríngulis de todo esto: ("Muchos comparan a los pulpos con alienígenas, pero lo extraño es que, cuanto más te acercas a ellos, más notas lo similares que son a nosotros en muchos sentidos"). La pieza audiovisual relata la relación que establece un humano —en mitad de una crisis existencial— con un ejemplar de pulpo bajo las aguas. El filme juega con la sensibilidad, la empatía, los vínculos y la belleza de la ternura. Y dejó huella en los espectadores. En cualquier caso, ambientalistas, animalistas e incluso científicos venían advirtiendo de que estos seres marinos son inteligentes y no es buena idea encerrarlos. Tales acusaciones llevan por el camino de la amargura a Domingues: "No son agresivos, no son violentos, no hay canibalismo. Comen, crecen y engordan. Es verdad que en la naturaleza son animales solitarios, pero, en cautividad, se juntan", y, asegura, no hay mayor problema. Actualmente, Domingues también se encuentra trabajando con colegas de Yucatán sobre los piensos específicos para los cefalópodos.

El problema es que no existen evidencias científicas ni de un lado ni del otro. De hecho, actualmente están trabajando en encontrar datos para justificar que no sufren. “Es todo muy reciente y todavía no hemos conseguido demostrar científicamente que no están estresados, pero tampoco vemos ningún indicio de que sí lo estén”. El foco actual de la investigación radica justo en ese punto. “Lo que buscamos es algún indicador hormonal o genético de alguna forma que puede enseñar a la gente que no sufren”, señala. Actualmente, existe en O Grove un centro de investigación acuícola que ya crea pulpos en cautividad. Un paso previo a la futura planta de Gran Canaria.

Foto:  Foto captura de YouTube

Los animalistas europeos defienden su tesis basándose en un estudio de la London School of Economics (LSE) centrado en explicar las evidencias de “sensibilidad” —la capacidad de sentir dolor, placer, hambre, calor o felicidad— de los cefalópodos. En el mismo, se propone incluir a estos seres vivos dentro de Animal Welfare Act de 2006 en Reino Unido. “Hemos dialogado con miembros de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo para tratar de frenar esto”, confirma Tietge a este medio.

El macroproyecto de Canarias, pronosticado en la Dársena de la Esfinge del Puerto de Las Palmas de Gran Canaria, tendrá capacidad para producir 3.000 toneladas de pulpo al año y costará más de 65 millones. Por ahora, y tal y como explica el responsable de acuicultura de Nueva Pescanova, Roberto Romero, están esperando que el Gobierno de Canarias les apruebe el proyecto y se ajuste a las exigencias medioambientales. No solo las del archipiélago, sino a las estrictas normativas europeas. “Ya hemos pasado diversos estamentos ambientales sin alegaciones importantes”, asegura Romero. Las obras no empezarán hasta que se consigan todas las licencias y permisos pertinentes y la empresa estima generar "150 empleos directos y 150 indirectos". La elección de las islas Canarias para la macrogranja tampoco es casualidad: la temperatura del agua es la idónea para los pulpos.

Foto: (iStock)

¿Necesitamos esta práctica?

La necesidad de producir pulpos en cautividad tiene varias causas. La primera, la escasez de materia prima en las aguas españolas. De hecho, y desde hace años, el 70% del pulpo que se consume en España —unas 30.000 toneladas al año— proviene de las costas de Marruecos y Mauritania. Y no es casualidad; este es el primer caladero de pulpos del mundo, aunque ahora también se ve amenazado por la sobreexplotación extranjera. Desciende la pesca por restricciones, pero no el consumo mundial. Quienes defienden la acuicultura argumentan que es otra forma de proteger estos caladeros naturales.

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A este fenómeno se le multiplican los tentáculos. Estados Unidos es otro factor importante. Desde que los norteamericanos descubriesen el pulpo, no han cesado de importar a mansalva este alimento desde 2017. Bueno, bonito, pero no barato: esto ha provocado que se incremente el precio en España y los nacionales no puedan permitirse consumir tanto. Es curioso. Antes, el pulpo era alimento de pescadoras. Ahora, un manjar de lujo. El consumo en España ha descendido notablemente, tal y como se puede observar en este gráfico. 2022 fue el año que menos pulpo se comió en los hogares españoles desde 2011. Paralelamente, el pronóstico de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) prevé que el mercado global del pulpo está previsto que crezca un 21,5% para 2028.

Esta cuestión no es aislada. A la causa pulpera se le suman los 30 años de incesante investigación de científicos japoneses y españoles. Ambos países estuvieron durante décadas tratando de cerrar el ciclo vital del pulpo en acuicultura. Fue en 2018 cuando Gonsalves se marcó el triple y España se posicionó en la cima de esta investigación. Nueva Pescanova vio en este descubrimiento una oportunidad de negocio y apostaron por él. El debate de la moralidad sigue en el aire.

Para ello, también es interesante observar la posición de la FAO respecto a la acuicultura. En su último informe de 2022, señalan que esta práctica tiene "un gran potencial para alimentar y nutrir a la creciente población, pero el crecimiento debe ser sostenible". Lo que está claro es que esta actividad está en auge y no ha dejado crecer, aunque la FAO reconoce que en ocasiones se ha hecho "a costa del medioambiente". La organización mundial prevé que "la producción de alimentos acuáticos" aumente un 14% para 2030", matizando que "este crecimiento debe ir acompañado de la salvaguardia de los ecosistemas, la reducción de la contaminación, la protección de la biodiversidad y la garantía de la igualdad social".

Nueva Pescanova quiere levantar la primera macrogranja industrial de pulpos en Canarias, y los animalistas han puesto el grito en el cielo. La asociación Eurogroup for Animals filtró una documentación a la BBC —“¡Es una muerte lenta y cruel!”— exponiendo lo mucho que sufren estos animales. “Queremos su bienestar. Si permanecen en espacios cerrados, tendrán lesiones y es muy agresivo para ellos. Esto es solo para ofrecer pulpo en restaurantes de élite y para aumentar el beneficio de la compañía”, señala la portavoz de esta asociación, Keri Tietge, a El Confidencial. Pero ¿realmente sufren tanto estos cefalópodos de ocho tentáculos?

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