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Diez años y un mes para encajar el puzle del asesinato de Elisa Abruñedo: detenido un vecino por el crimen
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CRIMEN SIN RESOLVER

Diez años y un mes para encajar el puzle del asesinato de Elisa Abruñedo: detenido un vecino por el crimen

Un hombre de 49 años ha sido detenido hoy como presunto autor del crimen de Elisa Abruñedo en 2013. Una década de cribados genéticos condujeron su arresto.

Foto: El hijo de Elisa Abruñedo y otros vecinos en una concentración en Cabanas (A Coruña) en 2015. (EFE/Cabalar)
El hijo de Elisa Abruñedo y otros vecinos en una concentración en Cabanas (A Coruña) en 2015. (EFE/Cabalar)

Era uno de los crímenes sin resolver que traían de cabeza a la Guardia Civil en Galicia. Habían pasado 10 años desde que María Elisa Abruñedo salió a pasear por los alrededores de su casa en Cabanas (A Coruña), como acostumbraba hacer cada domingo, y nunca regresó. Era 1 de septiembre del 2013. Su cuerpo sin vida, apuñalado con saña, semidesnudo y con signos de violencia sexual, fue hallado en un camino forestal desde el que se divisaba la casa familiar de Lavandeira, a poco más de 400 metros.

Allí la esperaban su marido y sus dos hijos, que la buscaron día y noche intuyendo que no se había ido por su propia voluntad. Un vecino halló el cuerpo de madrugada en una zona boscosa muy próxima a la vivienda. Le habían arrancado la ropa para forzarla y la apuñalaron en el pecho, al menos, en tres ocasiones.

Foto: Agentes de Policía Local en las inmediaciones del edificio donde se produjo el fuego. (Europa Press/Javier Vázquez)

El culpable había dejado su firma en el cuerpo en forma de material genético (ADN) pero durante semanas, meses y años buscaron al asesino cruzando perfiles sin encontrar ni una sola pista concluyente para incriminarlo. Hasta hoy. Este martes, diez años y un mes después del brutal asesinato, la Guardia Civil de A Coruña confirmó la detención de un vecino de Narón, R.S.R.V de 49 años de edad, como presunto autor del crimen. Trabajador de una empresa auxiliar del astillero ferrolano y aficionado a la caza, el detenido residía con su actual pareja y otros familiares en un piso en la calle Vigo, en la plaza de la Gándara, dónde ayer por la tarde se practicó el registro domiciliario con el varón esposado. Los investigadores se incautaron de escopetas de caza, chuchillos y navajas en busca del arma blanca con la que achuchilló a la mujer.

La investigación, desarrollada por agentes de la Comandancia de A Coruña y de la Unidad Central Operativa, está bajo secreto de sumario del Juzgado de Instrucción nº 2 de Ferrol. Desde el Instituto Armado confirman que el arresto se produjo en el marco de las actuaciones que los agentes desarrollaron desde 2013 para esclarecer el homicidio de Elisa Abruñedo y que se extendieron durante una década hasta el día de hoy.

'Un tipo gris'

El Confidencial ha podido saber que la detención de este individuo es el resultado de un trabajo muy arduo y de muchos años de cribados genéticos, cruzando datos e indicios para componer un puzle muy complejo hasta que todo encajó señalando con un círculo rojo al detenido y el ADN lo confirmó.

El varón arrestado por el homicidio de Elisa es un hombre de mediana edad, sin hijos y con relaciones esporádicas al que definen como "un tipo gris" que pasaba totalmente desapercibido, salvo por el intenso color pelirrojo de su cabello, y que no tenía conexión aparente con la víctima. Entonces él tenía 39 años y Elisa tuvo la desgracia de cruzarse en su camino aquella tarde de vuelta a casa con las llaves y las gafas de sol. Durante una década logró esquivar el cerco policial y seguir con su vida como si nada después de violar y matar a puñaladas a una mujer. Los agentes siempre tuvieron en el radar el móvil sexual, pero la precipitación del crimen, la saña y el hecho de que la abordase por sorpresa durante una caminata cerca de su casa les llevaron incluso a investigar al entorno de la víctima.

Le siguieron la pista

Siguieron la pista de las ruedas de un coche, incluso de un exconvicto, pero ninguna de ellas terminó por despejar las nubes de un suceso que conmocionó a toda una comarca, particularmente entre las vecinas, que se identificaban con una mujer a la que veían caminar confiadamente por la zona y cuya vida segó un depredador sexual que seguía suelto. "Muchos violadores pasan a ser homicidas para evitar que la víctima los pueda reconocer", explican fuentes próximas a la investigación.

La desgracia se cebó con la familia Abruñedo, ya que su marido, Manuel F.M, falleció un año y medio después en un accidente laboral. Conducía un camión de obra civil en el Arsenal Militar de Ferrol y parte de la carga se le vino encima en enero del 2015. Los hijos, Adrián y Álvaro Fernández Abruñedo, que entonces tenían poco más de veinte años, siempre reclamaron el consuelo de ver entre rejas al asesino de su madre, pero el culpable se escurría. Hasta hoy. En las próximas horas pasará a disposición judicial en los juzgados de Ferrol.

Era uno de los crímenes sin resolver que traían de cabeza a la Guardia Civil en Galicia. Habían pasado 10 años desde que María Elisa Abruñedo salió a pasear por los alrededores de su casa en Cabanas (A Coruña), como acostumbraba hacer cada domingo, y nunca regresó. Era 1 de septiembre del 2013. Su cuerpo sin vida, apuñalado con saña, semidesnudo y con signos de violencia sexual, fue hallado en un camino forestal desde el que se divisaba la casa familiar de Lavandeira, a poco más de 400 metros.

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