Ada Colau cumple con su palabra: el Mobile World Congress se quedará en Barcelona

125.000 empleos temporales y 436 millones de euros. Esas son las cifras que el Mobile World Congress, el congreso de telefonía más importante del mundo, generó en Barcelona en su edición del pasado mes de marzo y que cada año aumenta desde que se celebra en la ciudad desde 2005. Tanto es así, que Ada Colau ha caído ‘rendida’ a ellas y ha acudido este martes a la firma del contrato para pedir a la GSMA –la asociación que organiza este evento- la prolongación como sede hasta 2023.

Tras asegurar el pasado mes de febrero que la política de grandes eventos “no es un modelo sostenible” y que el objetivo era beneficiar al pequeño comercio y no a los grandes hoteleros que son los que alojan a muchos de los 93.000 visitantes que tuvo la última edición, Ada Colau ha dado luz verde a este “importante contrato”. Pocos días después de salir vencedora de las urnas, la que fuera activista antidesahucios aseguraba que revisaría uno por uno los contratos, proyectos y privatizaciones de Trias para comprobar “si cumplen con el bien común”.

Propuso auditarlo y dijo que "no era sostenible"

Sin embargo, poco tiempo ha tenido para ello ya que diez días después del 24-M ha acudido como invitada a la firma de esta propuesta de renovación a petición del alcalde en funciones de Barcelona, Xavier Trias, que ha convocado a todos los candidatos para dar una imagen de unidad de cara al Mobile World Congress y a la que no ha acudido CUP, que ha declinado la invitación.

Vídeo: Colau, en la firma de la renovación del Mobile Congress

Si finalmente Barcelona se convierte en la sede del MWC hasta 2023, Ada Colau tendrá la posibilidad de llevar a cabo las propuestas que varias veces ha repetido y que ha dejado aparcadas para la firma de este martes. Entre ellas, que los beneficios se reviertan en toda la ciudad, que el empleo que se cree no sea precario y que se aprovechen más los beneficios sociales de las aplicaciones que se creen en el congreso, unas ideas que no aparecen en la letra pequeña de un contrato que ella y calificó como propenso a ser “auditado”.

Plantea desobedecer las leyes y limitar el turismo

“Si hay que desobedecer leyes que nos parezcan injustas, se desobedecerán”. Con esta afirmación, Colau se refería este lunes a una futurible consulta para hablar sobre la independencia de Cataluña. “Lo irrenunciable ahora, cuando la ciudadanía pide un cambio, es que la última palabra la tengan los ciudadanos”, dijo la que fuera activista antidesahucios en una entrevista publicada en El País. “Si queremos legitimar nuestras instituciones es inapelable que la gente pueda tener la palabra en grandes cuestiones”, continúa. "Estamos dispuestos a convocar una consulta porque tenemos un compromiso serio con el derecho a decidir".

A pesar de que la líder de Barcelona en Comú no es ni independentista y ni nacionalista, Colau asegura que en la consulta del pasado 9 de noviembre votó el doble sí porque entendía que "había una situación de bloqueo con el Estado" y que es "necesario un proceso constituyente" que no tiene que significar "romper con el Estado". Estas declaraciones llegan tres días después de que Colau diera un paso al frente hacia la independencia y mostrara su apoyo al proceso soberanista asegurando que es una aliada más ya que “el modelo de Estado está agotado”.

Entre los muchos cambios que tiene preparados para Barcelona, Colau es consciente de que el turismo es uno de los pilares económicos de la ciudad. Por ello, propone un plan "pensando en los vecinos y vecinas" y hacer una "política preventiva antes de que se desmadre" en referencia a algunos barrios de Barcelona en los que el comportamiento y la calidad de los turistas deja mucho que desear. En este sentido, Ada Colau apunta a que es necesario poner límites a la carga de turismo porque "no queremos ser Venecia". "Podemos crecer más, pero no sé hasta dónde", insiste.