Los Ramones en Valencia, 1981-1991: del posfranquismo musical a la modernidad
En 1981, los Ramones debutaron en una Valencia de cultura rock minoritaria y sin infraestructuras para las demandas juveniles. En su último concierto, en 1991, la ciudad ya era homologable a otras urbes europeas de su tamaño
La primera vez que los Ramones tocaron en España fue en la Fiesta del Treball del PSUC, en Barcelona. Era 19 de septiembre de 1980 y el gran combo punk de la historia americana presentaba su flamante disco End of the Century, una obra compuesta bajo la atenta pistola del productor Phil Spector. 150.000 espectadores acudieron al festival organizado por los comunistas catalanes, situado en el recinto de la exposición de Montjuic. Cuando una semana más tarde reventaron un aforo dispuesto para 13.000 almas en Vista Alegre, Madrid, Paco Umbral los describió como “un rock fresco, nietos del camionero, nietos de puta de Elvis, qué chicanía secreta atraviesa su nombre en español”, en su crónica para El País.
Aquella gira inicial de los neoyorquinos por tierras ibéricas fue orquestada por el promotor musical Gay Mercader. Sobrino de la actriz María Mercader y pariente lejano del ejecutor a pioletazos de León Trotski, este catalán fue el hombre que inventó los macroconciertos de estrellas del rock internacional en España. Un año más tarde, en 1981, Valencia conseguiría una fecha para la gira nacional de presentación de Pleasent Dreams, sexto álbum de estudio de los estadounidenses.
Hasta la inauguración de Pachá Auditorium, en el barrio valenciano de Benimaclet, en 1983, los contados conciertos de artistas foráneos que pisaban Valencia encontraban en la sala Bony de Torrent una ubicación habitual. Aquel recinto no estaba acondicionado para los directos, se trataba de una macrosala para baile con orquesta y discoteca por la que transitaron, bajo un sonido deficiente, Motörhead, Joe Cocker, Tom Jones, Robert Palmer, Demis Roussos, Boney M o Stray Cats. El martes 10 de noviembre de 1981 los Ramones debutaban en territorio valenciano.
Un joven Rafa Cervera (Valencia, 1963), antes de convertirse en uno de los cronistas musicales más relevantes del país, no faltó a la cita. “Los Ramones fueron el primer grupo internacional moderno que vino a Valencia. Hasta entonces, por aquí habían pasado bandas prepunk como Camel, Tangerine Dream, Ian Gillan o Whitesnake, para un público de otra generación. El Bony era un sitio inaudito. Fui con José Luis Macías, de Glamour, y para mí fue emocionante por encontrarme con un grupo que me apasionaba y en su momento preciso”.
Tony Vidal (Valencia, 1956) fue promotor de conciertos y deejay residente en la discoteca Chocolate entre 1983 y 1986. “Lo recuerdo muy lejano, pero creo que no acudió mucha gente. La capacidad del Bony rondaba los 3.500 de aforo y dudo que fuéramos mil aquel martes. En 1981, los Ramones no eran muy conocidos en Valencia, esto no era Madrid o Barcelona. Solo hace falta ver que los escasos conciertos internacionales se hacían en el Bony, una discoteca del extrarradio de la ciudad. En esta ciudad no se empieza a generar un movimiento potente de cultura rock hasta 1983, cuando abre Pachá Auditorium y otros espacios como Chocolate. No existían promotores profesionales sino representantes de verbenas y fiestas, y pequeños agentes acostumbrados a la negociación del circuito nacional”.
El veterano fotógrafo Manolo Noguera (Iziar Kuriaki) contaba con 19 años cuando acudió, con su cámara, a la localidad de Torrent para intentar inmortalizar al cuarteto. “El Bony era una sala de baile pero al ser inmensa la utilizaban para los conciertos multitudinarios. Allí fotografié a los grandes del heavy nacional como Obús o Barón Rojo, que llenaban el aforo. La noche de los Ramones pude captar unas instantáneas, algo alejado del escenario pero con buena luz desde el altillo”.
La controversia sobre el concierto se centra en el número aproximado de asistentes y en el posible telonero. Entre las más de quince fuentes consultadas, todos muy jóvenes en 1981 y con recuerdos dispersos tras las más de cuatro décadas transcurridas, algunos rememoran una sala Bony repleta y otros con aforo discreto. También existe una disparidad radical acerca de los eventuales acompañantes de los Ramones. Los hay que aseguran haber visto a Manolo García y su desconocido grupo de entonces, Los Rápidos, pero también una posible doble sesión tarde/noche junto a los folkies franceses Gwendal. En los tickets de la empresa Gay & Company no hay rastro de telonero en Valencia, como sí consta en las citas ramonianas de Barcelona (Los Secretos), Madrid (Los Rebeldes) o Coruña (Los Suaves). El eterno dilema en la reconstrucción oral de un instante. Víctor Carbone, acababa de abrir la hoy emblemática Discos Harmony, del Pasaje Doctor Serra, y repartía flyers de su disquería en la puerta del recinto. “Casi te diría con total certeza que no hubo telonero. Disfruté del concierto en primera fila y no estaba lleno, pero tampoco éramos unos escasos cientos. Una media entrada en el Bony podía parecer poco o mucho, era un espacio amplísimo”.
Ocho años después, los de Queens volverían para tocar en el cap i casal, esta vez en la antigua Pachá, rebautizada como Arena Auditorium y con la única doble fecha de su gira española de 1989. Valencia era otra ciudad. “Lo vendimos todo para el jueves y el viernes. 4.000 entradas cada noche. La ciudad apareció plagada de grafitis donde se leía 'Gabba, gabba, hey! y Hey, ho, let's go!' Regresaron a la sala en 1990 y 1991 e hicieron sold out cada año. Los Ramones eran una banda para un pabellón de conciertos como los habilitados en Madrid y Barcelona, pero aquí en el Pabellón de la Fuente de San Luis apenas dejaban realizar conciertos”, cuenta Emilio Ruiz, jefe de contratación de Arena.
El tránsito desde lo minoritario, en 1981, a una cultura rock de masas, en la Valencia de 1989, resultó un proceso coral en el que la generación baby boom autóctona cimentó nuevos espacios culturales para miles de personas, vertebró un circuito de bares y salas de pequeño y mediano aforo con programación habitual, y ocupó puestos de responsabilidad en los medios de comunicación y en la industria del ocio de su tiempo.
La primera vez que los Ramones tocaron en España fue en la Fiesta del Treball del PSUC, en Barcelona. Era 19 de septiembre de 1980 y el gran combo punk de la historia americana presentaba su flamante disco End of the Century, una obra compuesta bajo la atenta pistola del productor Phil Spector. 150.000 espectadores acudieron al festival organizado por los comunistas catalanes, situado en el recinto de la exposición de Montjuic. Cuando una semana más tarde reventaron un aforo dispuesto para 13.000 almas en Vista Alegre, Madrid, Paco Umbral los describió como “un rock fresco, nietos del camionero, nietos de puta de Elvis, qué chicanía secreta atraviesa su nombre en español”, en su crónica para El País.