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La propuesta 'fake' de autodeterminación destapa la división soberanista catalana
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JxCAT, ERC y la CUP, cada uno por su lado

La propuesta 'fake' de autodeterminación destapa la división soberanista catalana

Tras una lectura atenta, en la propuesta de resolución, que se votó con la solemnidad de una ley pese a sus nulos efectos jurídicos, no hay ni desobediencia ni coherencia de estilo

Foto: El Parlament aprueba la resolución soberanista cuestionada por el TC. (EFE)
El Parlament aprueba la resolución soberanista cuestionada por el TC. (EFE)

Los filósofos alemanes estudiaron le necesidad de los colectivos de “mentir gregariamente”. Para Friedrich Nietzsche, mentir era una “desviación consciente de la realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”. Se olvidó la política catalana, y ayer hubiera encontrado buena prueba de ello. Años antes, Arthur Schopenhauer había sido más radical: “La vida se presenta como una continua mentira”, afirmó en una cita que como mínimo sirve para el funcionamiento en esta Cámara legislativa, donde la mayoría independentista representa una y otra vez una rebeldía que no es tal, escarmentados tras el desastre de octubre de 2017. La aprobación ayer de una falsa propuesta de resolución sobre la autodeterminación fue otra muestra del mismo menú. Había que simular unidad y firmeza ante la sentencia del Tribunal Supremo, pero tanto JxCAT como ERC y la CUP carecieron de la primera y apenas llegaron a fingir la segunda.

El Parlament desoye al Constitucional y vota en contra de la monarquía y a favor de la autodeterminación

La propuesta es falsa porque no hay desafío al Tribunal Constitucional. Lo que se usa es una “cita” al propio tribunal. Un subterfugio para retorcer la ley sin violarla. El diputado del PP Alejandro Fernández lo despachó así con desprecio: “Enrevesada ingeniería jurídica para hacer ver que desobedecen sin desobedecer”. Y luego dedicó su tiempo a lo que le interesaba, dirigirse a Miquel Iceta para asegurarle que él y Pedro Sánchez iban a llevar España a la ruina por su afán de cambiar de camisa para mantenerse en el poder a cualquier precio.

Tras una lectura atenta, en la propuesta de resolución, que se votó con la solemnidad de una ley pese a sus nulos efectos jurídicos, no solo es que no haya desobediencia, es que resulta estilísticamente infumable. Fuentes de JxCAT en el Parlament explican que se habían de transaccionar las tres enmiendas diferentes pero que al final fue imposible. Así que se introdujeron las tres con la aberración de redactado que eso supone. Había que simular unidad votando juntos, pero el supuesto acuerdo fue inexistente y se vio en que cada grupo iba, literalmente, por su lado cuando presentaron el texto en la tribuna.

placeholder Pinche para leer la resolución.
Pinche para leer la resolución.

Por eso, fuentes de JxCAT han avanzado que en una decisión sin precedentes se negociará un nuevo redactado que será al final el que se publique en el boletín. Un redactado posterior a la votación. Es lo que tiene la mentira, aunque sea gregaria. Que degrada. Y un Parlament que no sabe lo que vota rebaja tanto las instituciones como Quim Torra con sus ocurrencias al frente de la Generalitat. Pero actos como los de ayer no están dirigidos a los parlamentarios, sino a unos votantes que quieren sentirse reafirmados y creer que todas las manifestaciones a las que han acudido estos últimos años han tenido algún sentido.

Cada uno a lo suyo

La CUP utilizó la enmienda para hacer una exaltación de las movilizaciones callejeras. Elsa Artadi, de JxCAT, aseguró que el texto era “la respuesta institucional a la sentencia”, aunque reconoció que llegaba tarde, como si eso fuera lo importante. Como si una sentencia firme del Tribunal Supremo pudiese ser replicada con una propuesta de resolución tan gaseosa.

Por su parte, Marta Vilalta (ERC) lo fio todo a las conversaciones que su formación estaba abriendo en Madrid, ya que al parecer ni sospechaba lo que en el comité federal del PSOE pudiesen entender de tamaña representación teatral. Fue pomposa en su retórica, pero estaba claro que tal vez su cuerpo estaba allí pero que su mente había viajado astralmente hasta la negociación de la investidura en la carrera de San Jerónimo, a la espera de ese 'gesto' que les permita volver en el AVE y decir que gracias a esta vía republicana habrá algo que negociar. Nadie le había preguntado, pero ella lo dejó caer. Igual que Alejandro Fernández, para Marta Vilalta la partida de verdad se estaba jugando en Madrid y el Parlament es ese lugar donde hay que contentarse con aprobar resoluciones de mentira porque no existe una mayoría sólida para sacar adelante leyes de verdad.

Muchos parlamentarios parecían más preocupados por lo que se negociará en Madrid el jueves que por lo que se votaba en Barcelona este martes

Marta Ribas, de los comunes, también hizo referencias a Madrid, pero lo presentó como una ventana de oportunidad que los republicanos no podían desperdiciar. Lógico si el jefe se juega una vicepresidencia. En su defensa, hay que reconocer que Ribas, con el viejo estilo de la extinta ICV, fue quien mejor expresó que el rey estaba desnudo, que a la unidad soberanista se le veían las costuras y que una respuesta tan lenta, lejana y vaga a la sentencia de Manuel Marchena carecía de sentido.

Todos los anzuelos

Solo Cs picó. Es una suerte para los independentistas que Ciudadanos siempre muerda todos los anzuelos. Su marcha del hemiciclo, las acusaciones de golpismo por parte de Lorena Roldán… Todo en Cs dio el empaque a una propuesta de resolución que no pasaba de la inanidad. Y ahí queda la foto. El partido más votado de Cataluña abandonaba sus escaños y el independentismo se siente reconfortado. “Si ellos se van, algo estaremos haciendo bien”, piensan en la bancada de los lazos amarillos. Pero, de nuevo, el pecado radica en centrarse más en los votantes y menos en la realidad. No hay golpe, solo añoranza de la revolución palaciega que fracasó. Sentenciado el intento sedicioso, los grupos soberanistas de este Parlament se abandonan a la melancolía.

Los filósofos alemanes estudiaron le necesidad de los colectivos de “mentir gregariamente”. Para Friedrich Nietzsche, mentir era una “desviación consciente de la realidad que se encuentra en el mito, el arte, la metáfora”. Se olvidó la política catalana, y ayer hubiera encontrado buena prueba de ello. Años antes, Arthur Schopenhauer había sido más radical: “La vida se presenta como una continua mentira”, afirmó en una cita que como mínimo sirve para el funcionamiento en esta Cámara legislativa, donde la mayoría independentista representa una y otra vez una rebeldía que no es tal, escarmentados tras el desastre de octubre de 2017. La aprobación ayer de una falsa propuesta de resolución sobre la autodeterminación fue otra muestra del mismo menú. Había que simular unidad y firmeza ante la sentencia del Tribunal Supremo, pero tanto JxCAT como ERC y la CUP carecieron de la primera y apenas llegaron a fingir la segunda.

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