El 'pequeño Palau' acaba en Estremera, la 'cárcel-resort' de Granados
Este jueves, la juez Carmen Lamela enviaba a la cárcel al expresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y a los ocho exconsellers que acudieron a declarar
Este jueves, la juez Carmen Lamela enviaba a la cárcel al exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y a los ocho exconsellers que acudieron a declarar a la Audiencia Nacional, acusados de delitos de rebelión, sedición y malversación durante el proceso independentista. Todos ellos -salvo Santi Vila, que no entó en prisión tras abonar una fianza de 50.000 euros- tienen como destino una de las cárceles más modernas de España: Estremera.
Situada en el límite provincial entre Madrid y Cuenca, se trata de una prisión que cuenta con 1.214 celdas de 11 metros cuadrados, divididas en 16 módulos y con una capacidad total para 1.500 presos. Pero no es una cárcel más: inaugurada en 2008 por el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su puesta de largo estuvo Francisco Granados como consejero de la Comunidad de Madrid, quien poco después se iba a convertir en uno de sus presos más ilustres.
Además de los servicios habituales con los que cuenta una prisión, Estremera tiene algunos 'lujos' poco habituales en una cárcel: así, en su interior presume de una gran piscina, una sala de ping pong, una gran biblioteca, zonas deportivas, espacios ajardinados, un gimnasio, aulas educativas, salas audiovisuales, salón de actos... espacios para el recreo pocos comunes en el lugar en el que las personas acuden para rehabilitarse después de haber cometido algún delito.
No en vano, la prisión costó algo más de 100 millones de euros y ocupa una importante superficie de 92.000 metros cuadrados. Y, curiosamente, cuenta con los denominados 'módulos de respeto', en los que son los propios presos los que se encargan de fijar las normas de convivencia que el resto de reclusos deben de seguir. Ahí es donde precisamente buena parte del Palau catalán ha sido castigado por haber iniciado un proceso separatista contra la ley.
Sin embargo, ni Oriol Junqueras ni el resto de exconsellers son los primeros presos de renombre que pasaran una noche en la prisión. Sin duda, el más conocido de todos es el propio Granados, el hombre fuerte del gobierno de Esperanza Aguirre, que acabó en la cárcel en el marco de la Operación Púnica, donde estuvo cerca de dos años y medio con carácter preventivo. Poco podía presagiar en aquel 2008, cuando la inauguró, que podría formar parte del 'otro lado' de la prisión.
En su interior también estuvieron el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, y el presidente de Ausbanc, Luis Pineda, quien aún continúa en prisión preventiva. Más recientemente, dos asesinos que saltaron a los medios de comunicación se encuentran encerrados allí: Patrick Nogueira, el joven brasileño que mató a su familia -niños pequeños incluidos- en Pioz (Guadalajara) y Sergio Morate, recientemente declarado culpable de la muerte de dos jóvenes en Cuenca.
Este jueves, la juez Carmen Lamela enviaba a la cárcel al exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y a los ocho exconsellers que acudieron a declarar a la Audiencia Nacional, acusados de delitos de rebelión, sedición y malversación durante el proceso independentista. Todos ellos -salvo Santi Vila, que no entó en prisión tras abonar una fianza de 50.000 euros- tienen como destino una de las cárceles más modernas de España: Estremera.