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Los extraños negocios de Josep Pujol: de la desaparición de expedientes a Europraxis
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Los extraños negocios de Josep Pujol: de la desaparición de expedientes a Europraxis

Ser hijo del presidente de la Generalitat en la época de Jordi Pujol era un chollo. Con la familia colocada, los negocios del clan comenzaron a ir viento en popa

Foto: Josep Pujol Ferrusola, destacado por el círculo rojo. (EFE)
Josep Pujol Ferrusola, destacado por el círculo rojo. (EFE)

Ser hijo del presidente de la Generalitat en la época de Jordi Pujol era un auténtico chollo. Con la familia debidamente colocada, los negocios del clan con la Administración comenzaron a ir viento en popa. Uno de los que supo dar el gran pelotazo fue Josep Pujol Ferrusola, cuyas actividades levantaron fuertes sospechas de favoritismo durante años, aunque CiU siempre evitó que se investigasen las evidencias detectadas.

La carrera de Josep se articuló alrededor de la consultora Europraxis, que él había creado con unos amigos y que había recibido jugosos contratos públicos. Uno de los mayores escándalos fue la desaparición de 12 expedientes que el Instituto Catalán de la Salud (ICS) tenía con dicha consultora entre 1996 y 2003, por valor de más de 195.000 euros. Esta compañía fue comprada por Indra a finales del 2003. Cada uno de sus socios recibió unos 9 millones de euros y tuvieron que firmar un documento por el que se comprometían a continuar en la empresa al menos cinco años más. Todos siguen aún allí y Josep Pujol Ferrusola se encarga en la actualidad de abrir líneas de negocio en países del Este de Europa.

Parte del dinero cobrado de Indra, según algunas fuentes, fue depositado por Josep Pujol fuera de España, aunque más tarde se acogió a una regularización fiscal y legalizó dichas cuantías.

En 1999, la consultora de Josep Pujol intervino en la privatización de la empresa pública Catalana de Telecomunicaciones, la mayor privatización de la Generalitat. Europraxis asesoró a France Télécom, que se adjudicó el 65% de la empresa privatizada por 49,38 millones de euros. Por un estudio para mejorar la competitividad de la firma gala, Europraxis cobró 60 millones de pesetas (unos 360.000 euros)

Artur Mas también había echado mano de Europraxis en el año 2002, cuando se produjo la traumática y polémica deslocalización de la multinacional Lear, que amenazaba con dejar una profunda herida social en Cervera. La consultora del hijo del president fue la encargada por la Generalitat para recolocar a los trabajadores de Lear.

Todo queda en familia

Otra de las empresas vinculadas a Josep Pujol, Tourism & Leisure, se vio salpicada en el denominado caso Turismo. El Consorcio de Turismo de Cataluña, que estaba bajo sospecha de desvío de dinero, había encargado tres estudios a esta empresa por los que pagó casi 21 millones de pesetas en 1995. La consejería de Turismo estaba entonces en manos de Antoni Subirà, primo político de Jordi Pujol. Esa misma empresa se vio envuelta en otra polémica al cobrar dos veces por un mismo trabajo, un informe encargado por el Consejo General de Arán .

En 2001, de nuevo Subirà encargó desde el departamento de Industria otros tres informes a esta sociedad, por un monto de 126.212 euros (21 millones de pesetas), encargos que intentó ocultar luego en sus respuestas parlamentarias. Dos de los informes evaluaban las posibilidades económicas de un proyecto de la empresa Giturística SA, que pidió un crédito al Instituto Catalán de Finanzas. La secretaría de Industria, entonces regentada por Oriol Pujol, avaló un crédito del ICF por 1,5 millones de euros basándose en los informes de la empresa de Josep Pujol. Curiosamente, este crédito se concedió al día siguiente de que Giturística obtuviese la licencia de Industria para operar como central de reservas y sin tener todavía activos materiales. Pero, al fin y al cabo, todo quedaba en familia: allí estaban los dos hermanos y el primo del padre.

El otro estudio llevaba por título Manual técnico de destinos deportivos en Cataluña. El director general de Turismo, Xavier Civit, ocultó al Parlamento este último encargo, que había costado más de 114.000 euros. Y más tarde, cuando se le exigieron explicaciones oficiales, tuvo la osadía de decir que a él le habían reclamado los estudios encargados… no los manuales.

A comienzos de la pasada década, Europraxis también trabajó para la clínica L’Aliança, cuando ésta se hallaba bajo medidas cautelares del Gobierno de Pujol. La consultora del hijo del president cobró por su trabajo 109.669,93 euros.

En el año 2004, la Sindicatura de Cuentas inició una investigación para conocer los contratos que a nivel local se pudieran haber realizado con Europraxis e Indra (la empresa que la había comprado) y envió peticiones a todos los ayuntamientos de Cataluña. Pues bien, unos 450 consistorios, la inmensa mayoría de CiU, no contestaron a los requerimientos de la Sindicatura. Este organismo pidió al Parlamento catalán que se habilitase algún tipo de medida para obligar a las entidades públicas a colaborar con la Sindicatura cuando ésta les requiera documentación.

Las amistades peligrosas

Josep vivió también un episodio cuanto menos singular. Íntimo amigo de Juan Manuel John Rosillo, el factótum de Kepro, la multinacional que construyó el centro comercial Diagonal Mar, pasó su luna de miel en un rancho que éste tenía en Texas, Estados Unidos. Durante una temporada, Rosillo fue incluso más importante, empresarialmente hablando, que Javier de la Rosa, el empresario del régimen pujolista, al tiempo que se había labrado fama de ser el mayor comprador del mundo de cuadros de Doris Malfeito, la esposa de Macià Alavedra, entonces consejero de Economía.

Rosillo se exilió a mediados de los 90 en Panamá, acosado por los escándalos en Barcelona: había contratado a un deficiente mental para ponerlo de tapadera en compra-venta de terrenos en Pueblo Nuevo. Luego, le compró un traje, un Rolex y lo soltó en Venezuela. Meses después, desarrapado, el testaferro vio un letrero y entró en la oficina: era una sucursal del Banco Exterior de España, donde le atendieron y lo llevaron a la embajada, descubriéndose todo el pastel.

Rosillo fue juzgado y condenado por fraude fiscal, pero como huyó a Panamá no ingresó en prisión. Sin embargo, en España también fue condenado por homicidio culposo después de atropellar a un joven en la Costa Brava. Por esa condena, tuvo que cumplir ocho meses en la prisión El Renacer, en 2005. El personaje, que alardeaba de haber untado a media Barcelona con dinero negro, se llevó a Panamá a Josep Pujol a finales de los 90 y lo paseó en helicóptero para que viese terrenos en los que podía invertir. El anfitrión era Nicolás Barletta, presidente de loa Autoridad de la Región Interoceánica, el organismo que gestiona la zona del canal de Panamá. Lo malo es que allí coincidieron con Jon Lee Anderson, un periodista estadounidense que luego contó su extraño encuentro con los “dos importantes inversores españoles” en el The New Yorker.

En julio del 2005, el nombre de Josep Pujol volvió a asociarse a un asunto desagradable: un albañil que empleaba en su mansión de La Tour de Carol, en el sur de Francia (la misma donde estos días se reunió todo el clan de los Pujol para diseñar su estrategia de futuro), Ridoune Elourna, fue detenido acusado de integración en organización terrorista, según un auto del juez Fernando Grande-Marlaska. El empleado reconoció que conocía a algunos de los terroristas detenidos en la Operación Tigris, pero afirmó que él era seguidor de la corriente salafista opuesta a la guerra santa. Elourna fue contratado por la compañía MT Tahat, propiedad de Josep Ferrusola, el 1 de julio del 2004.

La primera reina del cava

No obstante, dicen los que le conocen que en la distancia corta es encantador, culto y afable. Tablas debe tener: su currículum se alimenta de cargos de responsabilidad en empresas como Credit Suisse España, Laboratorios Favea, Mercados y Gestión de Valores, Labiernag, Projectes Barcelona, Agrupació Mutua del Comerç i de la Indústria, BMB Gestión Documental, Inversiones Promocrim y Promomed Residencial Mediterráneo.

Incluso la hija mayor del president, Marta Pujol Ferrusola, tuvo sus más y sus menos con la Administración: nada más acabar la carrera de arquitectura, fue colocada inmediatamente en el Ayuntamiento de Sant Andreu de Llavaneres. Éste estaba presidido entonces por el popular Víctor Ros, que necesitaba los votos de CiU para gobernar. Marta Pujol pasó, asimismo, por la empresa pública Adigsa, la empresa que controla la vivienda de protección oficial en Cataluña, donde hacía trabajos, simultaneando esta ocupación con encargos de otras administraciones públicas. El Ayuntamiento de Manresa también le encargó el proyecto del Archivo comarcal del Bages, una millonaria inversión que debía sufragar la consejería de Cultura de la Generalitat. El primer proyecto que hizo contenía errores de cálculos que hacían inviable su construcción, por lo que luego le encargó un segundo proyecto, que ya había subsanado dichos errores.

Una anécdota ilustra el poder que ha atesorado la familia durante el reinado de Jordi Pujol i Soley: en 1981, recién elegido presidente de la Generalitat, el patriarca fue investido primer caballero Cofrade de honor de Sant Sadurní. Al año siguiente, fue su hija Marta Pujol la elegida primera reina del cava. ¿Culto al líder? Que cada quien saque sus conclusiones.

Ser hijo del presidente de la Generalitat en la época de Jordi Pujol era un auténtico chollo. Con la familia debidamente colocada, los negocios del clan con la Administración comenzaron a ir viento en popa. Uno de los que supo dar el gran pelotazo fue Josep Pujol Ferrusola, cuyas actividades levantaron fuertes sospechas de favoritismo durante años, aunque CiU siempre evitó que se investigasen las evidencias detectadas.

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