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El plan secreto de CiU: formará un gran frente catalán para negociar el pacto fiscal con Madrid
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INICIO DEL DESHIELO CON LOS SOCIALISTAS

El plan secreto de CiU: formará un gran frente catalán para negociar el pacto fiscal con Madrid

Convergència i Unió (CiU) tiene en su agenda una prioridad absoluta: lograr un amplísimo frente político catalán para preparar su ofensiva en el 2012 con el

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El plan secreto de CiU: formará un gran frente catalán para negociar el pacto fiscal con Madrid

Convergència i Unió (CiU) tiene en su agenda una prioridad absoluta: lograr un amplísimo frente político catalán para preparar su ofensiva en el 2012 con el objetivo de conseguir un pacto fiscal más beneficioso para Cataluña. Cierto que a corto plazo esta agenda está repleta de temas económicos: aprobar los presupuestos, remontar la economía, mantener el estado del bienestar y salir de la crisis. Pero dentro de un año, tras las elecciones generales, las cosas serán diferentes: habrá nuevo Gobierno en Madrid, es posible que la crisis comience a remitir y la coyuntura será diferente. Ante estas eventualidades, Convergència prepara el terreno para liderar una gran ofensiva frente al Gobierno central. Es el principal partido catalán, controla absolutamente todos los resortes del poder en la comunidad y no quiere perder la ocasión de quedarse atrás.

Con la vista puesta en esta agenda, la dirección convergente inició esta semana maniobras que significan el inicio del deshielo con el principal partido de la oposición, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Tras una retahíla incesante de reproches mutuos entre CiU y el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) durante los últimos meses y discretos contactos entre dirigentes de ambas formaciones, el pasado martes se reunían por fin las cúpulas parlamentarias de los dos partidos: por parte de CiU, estuvieron presentes el presidente del grupo parlamentario, Oriol Pujol, su portavoz, Jordi Turull, y su portavoz adjunto, Ramon Espadaler. Por parte de los socialistas, estaban el presidente de su grupo, Joaquim Nadal, el portavoz, Miquel Iceta, la portavoz adjunta, Laia Bonet, y el diputado Jaume Collboni.

Fuentes de las dos organizaciones coinciden en subrayar que esto puede ser el inicio de una gran amistad, pero que no puede calificarse de sociovergencia. “Lo que queremos es intentar demostrar que no es verdad que nosotros no queremos negociar. Nuestra apuesta permite empezar a negociar hoy mismo, deja una puerta abierta a que haya pactos entre los dos partidos”, dice a El Confidencial Miquel Iceta. Y Ramon Espadaler señala a este diario, por su parte, que “es exagerado hablar de sociovergencia. Si acaso, lo que demuestra la predisposición de CiU a negociar con el PSC es nuestra centralidad, nuestra capacidad de concertación tanto con socialistas como con populares. Y, especialmente, nuestra voluntad de pactar los temas legislativos importantes con cuantas más fuerzas mejor”.

CiU tiene, en estos momentos, un acuerdo con el PP para la abstención de este partido en la votación de los presupuestos. Ello permitiría a Artur Mas aprobar las cuentas para el 2011, ya que de momento gobierna con los presupuestos del 2010 prorrogados, al no poder aprobarse en el último trimestre del año pasado debido a la disolución del Parlamento como consecuencia de la convocatoria de las autonómicas del 28 de noviembre. De no aprobarse los presupuestos, Mas se vería obligado a convocar elecciones autonómicas de nuevo.

Las negociaciones con PSC abren, pues, una nueva etapa en la política catalana, aunque en la estrategia de CiU entran también concesiones a Partido Popular (PP) y a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Los tres pidieron al Gobierno que dividiese en varias parte la gran Ley Ómnibus, un mamotreto de 631 artículos y 44 disposiciones adicionales que modificará casi un centenar de leyes, decretos y organismos vigentes hasta ahora. Y el portavoz del Gobierno, Francesc Homs, admitió este martes que, de momento, esta macroley se dividirá en tres proyectos de ley, que darán lugar a la Ley de Simplificación, la Ley de Agilidad y Reestructuración Administrativa y la Ley de Promoción Económica.

La estrategia de CiU pasa por contentar a sus principales rivales. Y es por ello que de este compendio legislativo se desgajan los temas que tienen que ver con lo audiovisual, tal y como pidieron los socialistas: la reforma de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), el organismo que controla los medios públicos de Cataluña, y la reforma del Comité del Audiovisual de Cataluña (CAC).

Espadaler reconoce, sin embargo, que puede haber más concesiones: los temas de urbanismo pueden formar por sí solos una ley específica, tal y como también pidieron los representantes del PSC en la reunión del martes. “La Ley Ómnibus podría desgajarse en cuatro o más partes. La mayoría de los temas están recogidos ya en las tres leyes anunciadas por el portavoz del Gobierno, que significarán menos burocracia, más simplicidad, agilización de los trámites y apoyo a la economía productiva. Pero es verdad que el urbanismo es un tema coherente, aunque complejo, que podría dar lugar a una cuarta ley y seguramente será así. Pero lo que nos importa ahora es que este compendio salga adelante, que se mueva, sin prisas pero sin pausas. Y el momento es bueno, puesto que tenemos una relación fluida tanto con PSC como con PP y ERC. Luego ya se entrará en la segunda fase, que son los contenidos y hablaremos de las enmiendas al articulado”.

Pero la estrategia convergente va más allá. No se trata sólo de aprobar los presupuestos y las leyes derivadas de la Ley Ómnibus: el inicio del deshielo con PSC es un ensayo para la creación del gran frente catalán que ha de consolidarse de cara al próximo año. “Nos gustaría tener una amplia mayoría para poner sobre la mesa el pacto fiscal al Gobierno que salga de las urnas en las próximas elecciones generales”, reconoce el portavoz adjunto de CiU. Espadaler ve positivo que “en la comisión parlamentaria que estudia el texto que se ha de enviar a Madrid participan todos los grupos políticos, incluido el PP, y ello a pesar de que no comparta algunas cuestiones y de que en otras ocasiones rechaza su participación”.

Desde CiU son conscientes de que una propuesta de pacto fiscal jamás podrá ser considerada mínimamente seria por Madrid si no llega con el respaldo de la inmensa mayoría de los partidos catalanes. Y para ello, Convergència ha de atraer a ese frente a los principales partidos de la oposición, PSC y PP. En esta estrategia, es fundamental atar pactos. Y en eso está.

Convergència i Unió (CiU) tiene en su agenda una prioridad absoluta: lograr un amplísimo frente político catalán para preparar su ofensiva en el 2012 con el objetivo de conseguir un pacto fiscal más beneficioso para Cataluña. Cierto que a corto plazo esta agenda está repleta de temas económicos: aprobar los presupuestos, remontar la economía, mantener el estado del bienestar y salir de la crisis. Pero dentro de un año, tras las elecciones generales, las cosas serán diferentes: habrá nuevo Gobierno en Madrid, es posible que la crisis comience a remitir y la coyuntura será diferente. Ante estas eventualidades, Convergència prepara el terreno para liderar una gran ofensiva frente al Gobierno central. Es el principal partido catalán, controla absolutamente todos los resortes del poder en la comunidad y no quiere perder la ocasión de quedarse atrás.

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