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La confección de las listas azuza las tensiones en el PSC: nadie quiere quedarse fuera
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EL SECTOR CATALANISTA PRESIONA A MONTILLA

La confección de las listas azuza las tensiones en el PSC: nadie quiere quedarse fuera

El sector catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha desatado la alerta dentro de la formación que lidera José Montilla, actual presidente de la

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La confección de las listas azuza las tensiones en el PSC: nadie quiere quedarse fuera

El sector catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha desatado la alerta dentro de la formación que lidera José Montilla, actual presidente de la Generalitat de Cataluña. El pasado fin de semana, en la anual Festa de la Rosa que se celebra cerca de Barcelona, ningún integrante de este sector acudió a cumplimentar la visita del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Brillaban por su ausencia los más destacados consejeros del govern, alineados con las tesis más nacionalistas: Antoni Castells (Economía), Ernest Maragall (Educación), Joaquim Nadal (Política Territorial y Obras Públicas) y Montserrat Tura (Justicia). De ellos, sólo la última excusó su ausencia por circunstancias personales ineludibles.

 

¿Boicot de los catalanistas? Desde las instancias oficiales se le intenta quitar hierro al asunto. “No podemos pretender que todos vayan a todos los sitios. De todos modos, en el mítin de Zapatero estaba Marina Geli, que es integrante de ese sector. Y Montserrat Tura tenía un asunto familiar que le impidió asistir. Por otra parte, Quim Nadal siempre va a la Festa de la Rosa. Lo que pasa es que este año tenía otro compromiso. Por tanto, no se puede generalizar”, dice un alto dirigente del PSC. Sin embargo, ninguno de ellos tenía acto oficial alguno que le mantuviese ocupado. Sí tenía, en cambio, la consejera de Trabajo, Mar Serna, que aún así asistió al discurso de Zapatero.

Desde algunos sectores socialistas se admite, sin embargo, que hay tensión interna, pero que se hace más visible en los últimos días “porque se están confeccionando las listas electorales. Las candidaturas se aprobarán en el consejo nacional del PSC el próximo 2 de octubre y es lógico el nerviosismo porque a nadie le gusta quedar fuera de ellas”. En este sentido, las mismas fuentes afirman que José Montilla lleva en persona la configuración de estas listas. “Y hasta ahora, no nos ha dicho nada”. Llama la atención, por ejemplo, el comentario formulado ante el micrófono por el consejero Ernest Maragall hace poco más de una semana, quejándose de que no sabe si todavía irá en las listas. “Todos tienen cabida -afirman en la cúpula del PSC-. Pero en estos momentos, lo prioritario es saber quién irá de número 2, aunque el president no suelta prenda. Hay rumores de que puede ser una mujer e incluso se ha dado el nombre de Laia Bonet, la secretaria del Gobierno, pero no sabemos nada oficial”. Aún así, desde algunos ámbitos del PSC se considera que la pasividad del ala catalanista del partido “se puede entender como una protesta silenciosa, con el objetivo de presionar a Montilla ante la confección de las listas. Es una forma de decir que aquí estamos y has de contar también con nosotros”.

La tensión interna y la confusión también ha crecido por varios factores coyunturales, especialmente por la estrategia desplegada por los principales rivales políticos del PSC, Convergència i Unió (CiU). En la última semana, dos noticias fueron aprovechadas por CiU para hacer propaganda a costa de sus rivales y para meter el dedo en el ojo del enemigo, dejándole en evidencia. Primero fue la inclusión de una entrevista con el ex presidente Pasqual Maragall en el boletín interno de Convergència. En ella, el ex presidente vaticinaba la victoria de Artur Mas en las elecciones del próximo 28 de noviembre. Y, paralelamente, el ex dirigente Jaume Sobrequés se pasaba con armas y bagaje a las filas del rival político, aunque de hecho ya le acompañaba en el camino desde hacía una década. Todo suma para crear tensión en el interior del partido de Montilla.

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, en su última carta semanal a la millitancia, fechada el pasado viernes, volvía sobre el asunto. Decía que “en el seno del electorado catalanista del PSC hay una clara convicción de que, para superar la actual situación de distanciamiento con las instituciones españolas y para emprender con cohesión y fortaleza las políticas necesarias para salir de la crisis, conviene una fuerza política independiente de cualquier otro partido estatal”. Es decir, que confían precisamente en CiU para que gobierne la próxima legislatura.

El sector crítico cierra filas

Fuentes del sector crítico del PSC desmienten cualquier atisbo de acercamiento a las tesis convergentes. “Para empezar, Convergència manipuló lo que dijo Pasqual Maragall, que, atendiendo a lo que dicen las encuestas, sólo se refirió a la posible victoria de Artur Mas. Luego, los postulados de los socialistas son muy diferentes a los de CiU. Nadie en el PSC, ni siquiera Pasqual Maragall, aunque ya esté fuera del partido, desea una victoria de Mas en las elecciones. Por otra parte, nuestros ideales son muy distintos. Nosotros no anteponemos los temas identitarios a todo lo demás, ni queremos un liberalismo feroz como el que predica CiU. Apostamos por el federalismo como fórmula para encajar a Cataluña en España y viceversa y, especialmente, luchamos por una sociedad cohesionada y por los valores de libertad, igualdad y solidaridad”.

Pero desde sectores oficialistas no se descarta que la verdadera rebelión a bordo surja después de las elecciones autonómicas. De momento, el sector catalanista, anteriormente alineado con el maragallismo, se muestra cauto. ¿Por qué? Porque ante unas encuestas adversas que auguran una holgadísima victoria de Artur Mas, no pueden echar leña al fuego y acabar de hundir los pronósticos. “No creo que surjan problemas internos antes de las elecciones -admite un miembro de la cúpula socialista a este diario-. Pero no es de descartar que tras el 28-N haya movida. De todos modos, eso dependerá del resultado que saquemos en las urnas”.

El sector catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha desatado la alerta dentro de la formación que lidera José Montilla, actual presidente de la Generalitat de Cataluña. El pasado fin de semana, en la anual Festa de la Rosa que se celebra cerca de Barcelona, ningún integrante de este sector acudió a cumplimentar la visita del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Brillaban por su ausencia los más destacados consejeros del govern, alineados con las tesis más nacionalistas: Antoni Castells (Economía), Ernest Maragall (Educación), Joaquim Nadal (Política Territorial y Obras Públicas) y Montserrat Tura (Justicia). De ellos, sólo la última excusó su ausencia por circunstancias personales ineludibles.

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