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JOSEP BORRELL PONE NERVIOSOS A LOS CATALANISTAS

El PSC teme que Castells y Maragall se unan para crear un partido transversal

Las aguas bajan revueltas en el seno del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Aunque las encuestas no le son halagüeñas, los puestos en las listas

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El PSC teme que Castells y Maragall se unan para crear un partido transversal

Las aguas bajan revueltas en el seno del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Aunque las encuestas no le son halagüeñas, los puestos en las listas para las próximas elecciones autonómicas son codiciados. El ala catalanista de la formación está en horas bajas. Los flirteos identitarios durante la última legislatura han puesto al presidente de la Generalitat, José Montilla, en el disparadero. Y el refuerzo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha añadido más tensión interna al partido, ya que significa un reforzamiento de la línea oficialista y el cierre del paso a cualquier candidato “nacionalista” para sustituir, en su momento, al propio Montilla.

“No existe ninguna ‘guerra’ en el seno del partido, aunque sí es cierto que hay ciertas sensibilidades que se podrían llamar más ‘nacionalistas’, pero ello no significa enfrentamiento entre sectores”, afirma una fuente interna del PSC. El malestar, sin embargo, existe. El consejero de Economía, Antoni Castells, ya está descabalgado de las listas porque él mismo se ha autodescartado. Pero hay otros dirigentes alineados con las corrientes más nacionalistas que siguen en el Gobierno.

El propio consejero de Educación, Ernest Maragall, declaraba hace poco que no sabía si iría en las nuevas listas electorales. No era ninguna frase gratuita, según fuentes consultadas por este diario, sino un mensaje subliminal a Montilla. “Todos hacemos falta en estos momentos, en que la gente está desmovilizada y en el que el espectro identitario también necesita una referencia seria de izquierdas”, subraya un dirigente crítico a El Confidencial. Otra fuente apunta a que “es posible que Ernest se marche también del partido”. Y, desde ámbitos oficialistas, se afirma: “Irá en las listas... si él quiere, claro”.

Desde estos sectores, se es más severo en el análisis. “Castells siempre ha querido ir por libre, pero no ha podido hacer nada. No es de extrañar un tándem Antoni Castells-Ernest Maragall para recuperar la vieja idea de un Partido Demócrata que tenía Pasqual Maragall, al estilo del americano o siguiendo la senda italiana, una formación donde se integrasen desde los democrata-cristianos hasta los socialistas, previa disolución del PSC. Esta fue una de las cuestiones que separó a Pasqual del PSC en los últimos meses de su mandato como presidente. Pero, de momento, están callados. Ambos son personalidades singulares, aunque es un colectivo que no toca las narices. Incluso Castells, en un reciente discurso apuntó alguna cosa en este sentido, pero no concretó nada”.

De todos modos, una operación de este calibre no tendría todo el apoyo unánime del ala catalanista socialista, ya que otros puntales, como la consejera de Justicia, Montserrat Tura, “que suele ir a su bola, ya se ha puesto a disposición de la dirección y está con el conjunto del partido. Y Joaquim Nadal o Marina Geli [ambos consejeros de la Generalitat] también formarán piña con la dirección”.

Estas fuentes admiten que el sector más catalanista se puso “muy nervioso” cuando se supieron los contactos, este verano, de José Montilla con Josep Borrell, actualmente presidente del Instituto Europeo de Florencia. “Durante un día, tuvieron los pelos de punta porque comenzaron a bramar contra lo que podía haber de concepción jacobina del partido. Pero ni aun así salieron públicamente a criticar los movimientos del President”.

En defensa de Corbacho

Por contra, desde la dirección se defiende la incorporación de Celestino Corbacho al proyecto de Montilla. “Corbacho ha tenido que gestionar el peor periodo de la economía española durante los últimos años. Cogió las riendas del ministerio justamente cuando comenzaba la crisis y tuvo que coger el toro por los cuernos en una coyuntura adversa, no sólo española, sino a nivel mundial. No olvidemos que ha sido la peor crisis internacional desde el crac del 29”, justifica un dirigente socialista el aterrizaje del ministro de Trabajo en las listas del PSC. Y otro dirigente apostilla: “Le ha tocado bailar con la más fea. Pero hace muchos meses que le había comunicado a Montilla su deseo de volver a Cataluña, no sólo por comodidad política, sino por comodidad personal y familiar”.

Las cartas socialistas, pues, están encima de la mesa. Montilla quiere un equipo compacto sin concesiones. El ala crítica, consciente de que las encuestas no son propicias, prefiere no echar leña al fuego y está dispuesto a transigir. Pero, desde algunos ámbitos se apunta a que la tregua durará un par de meses. Justamente, hasta el día después de las elecciones. “Están a la espera de ver cómo son los resultados para saltar y decir que hay que dar un giro de 180 grados. Hasta entonces, todos navegaremos en el mismo barco”.

Las aguas bajan revueltas en el seno del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Aunque las encuestas no le son halagüeñas, los puestos en las listas para las próximas elecciones autonómicas son codiciados. El ala catalanista de la formación está en horas bajas. Los flirteos identitarios durante la última legislatura han puesto al presidente de la Generalitat, José Montilla, en el disparadero. Y el refuerzo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha añadido más tensión interna al partido, ya que significa un reforzamiento de la línea oficialista y el cierre del paso a cualquier candidato “nacionalista” para sustituir, en su momento, al propio Montilla.

PSC José Montilla