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Fèlix Millet tenía ‘vía libre’ con altos cargos de CiU y del Gobierno catalán
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EL PARLAMENTO ENVÍA LA FINANCIACIÓN DE CDC AL FISCAL

Fèlix Millet tenía ‘vía libre’ con altos cargos de CiU y del Gobierno catalán

Los viejos fantasmas que asomaron durante mes y medio en la comisión de investigación parlamentaria que trató el expolio del Palau de la Música de Barcelona

Foto: Fèlix Millet tenía ‘vía libre’ con altos cargos de CiU y del Gobierno catalán
Fèlix Millet tenía ‘vía libre’ con altos cargos de CiU y del Gobierno catalán

Los viejos fantasmas que asomaron durante mes y medio en la comisión de investigación parlamentaria que trató el expolio del Palau de la Música de Barcelona revivieron ayer en el pleno del Parlamento catalán. Hubo casi unanimidad para aprobar una resolución que dice que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se financió irregularmente con fondos detraídos de la institución musical y, además, el plenario dio orden de que se traslade el documento a la Fiscalía, ya que de él pueden desprenderse hechos delictivos.

 

Pero, mientras tanto, siguen apareciendo nuevos flecos de la supuesta pista política que unía los intereses del Palau y de Convergència. Una de ellas son las constantes reuniones que el ex presidente de la institución musical, Fèlix Millet, realizaba con dirigentes del partido y con consejeros del Gobierno cuando éste estaba en manos de CiU. Eran unas relaciones muy fluidas, tanto que llegó a entrevistarse con dos consejeros en un mismo día: con el de Cultura, Joan Maria Pujals (ambos mantuvieron varias comidas y reuniones), y con el de presidencia, Xavier Trias, actual líder convergente en el Ayuntamiento de Barcelona. Con él, mantuvo hasta hace menos de un año una relación de amistad -sus reuniones en Barcelona eran periódicas- y durante las vacaciones de verano solían verse en Menorca, donde ambos recalaban en el mes de agosto. A Trias le llegó a ver también en Madrid, cuando era el portavoz del grupo parlamentario de CiU.

Otro de los contactos frecuentes era Joaquim Triadú, que había sido consejero de Presidencia. Durante años, mantuvieron una relación periódica con encuentros espaciados pero permanentes. Francesc Homs, ex consejero de Economía de la Generalitat con Jordi Pujol, era otro de los hombres bien relacionados a los que Millet se acercaba en cuanto podía. El actual portavoz de CiU en el Senado, Jordi Vilajoana, ex consejero de Cultura desde 1999 a 2003, se entrevistó, asimismo, en diversas ocasiones con Millet cuando ocupaba su cargo institucional. En ocasiones, el mandamás del Palau recurría a hombres de peso en el partido, como Antoni Comas, ex consejero de Bienestar Social con Pujol, a quien acudió para echar una mano al presidente de una fundación en la que había entrado su hijo.

Su principal interlocutor, sin embargo, era el entonces diputado de CiU Jaume Camps. Con él y con Pere Esteve, ex secretario general de Convergència, se reunió en diversas ocasiones, incluso en la propia sede de CDC. Camps es uno de los nombres recurrentes en la agenda de Millet. Solían quedar en el hotel Diplomatic, en cualquier cafetería o en el despacho del propio diputado. En ocasiones, a la reunión se añadía Pedro Buanaventura, entonces director general de Ferrovial, la empresa que donó al Palau más de 13 millones de euros en una década y que está bajo sospecha por pagar, supuestamente, el 4% de las obras públicas que recibía en comisiones, la mayor parte de las cuales eran desviadas luego desde el Palau.

Con Carles Torrent, que ha estado en el centro de la investigación de la comisión parlamentaria, las reuniones eran constantes, hasta su muerte en el 2005: cada mes, pasaban cuentas. Torrent era entonces tesorero de Convergència y de la Fundación Trias Fargas, a la que supuestamente se desviaba el 2,5% de las comisiones que cobraba Millet de las obras públicas adjudicadas por la Generalitat. Su meticulosidad era tal que el 19 de diciembre del 2002, cuando la Sindicatura de cuentas ultimaba su informe sobre las cuentas del Palau del año 2000, se reunió con la síndica Montserrat de Vehí para hablar del asunto y exponerle sus razones y las bondades de las cuentas fiscalizadas.

Pere Esteve, por su parte, mantenía una buena relación con el patrono del Palau. Tanto que cuando CiU fue desalojada de la Generalitat y él entró en el Gobierno en representación de ERC, fue el único consejero que accedió a entrevistarse con Millet: el encuentro tuvo lugar el 23 de febrero del 2004, a pesar de que Esteve se ocupaba de la cartera de Comercio, Turismo y Consumo y no tenía nada que ver con la de Cultura, que era la que, oficialmente, podía estar relacionada con el Palau.

Hombres de peso en su cartera

El nombre de políticos que engrosaban la agenda de Millet era largo. Desde Jaume Ciurana, concejal de CiU en el Ayuntamiento barcelonés, hasta Joan Guitart (ex consejero de Cultura), Josep Lluís Vilaseca (diputado de CiU y secretario general de Deportes de la Generalitat, con quien coincidió en la Fundación del FC Barcelona) hasta Julia García-Valdecasas -ex delegada del Gobierno con el PP en el poder-, Carles Vilarrubí -uno de los hombres de confianza de Jordi Pujol y destacado representante convergente- o Felip Puig, con quien constan al menos dos reuniones cuando era consejero de Política Territorial y Obras Públicas. El periodo que más sombras arroja es el comprendido entre finales de la década pasada hasta el año 2003, en que se celebraron elecciones autonómicas. En dicho periodo, y especialmente antes de las elecciones autonómicas, Millet aceleró las reuniones “políticas”. En 1999, por ejemplo, tuvo contactos con Joaquim Tosas, entonces presidente del Puerto de Barcelona y que había sido director general de Transportes y secretario general de Política Territorial y Obras Públicas.

Otro de los principales contactos de Millet era Arcadi Calzada, a quien aupó a una vicepresidencia del Palau de la Música. Calzada, presidente de Caixa Girona hasta hace un año, había sido vicepresidente del Parlamento catalán en representación de CiU. Ambos departían semanalmente y celebraban múltiples reuniones y comidas tanto con políticos como con empresarios.

Con la llegada del Tripartito al Poder, sin embargo, la agenda político-institucional de Millet se vació. La excelente relación que hasta entonces había mantenido con los consejeros desapareció. Aparte de Pere Esteve, no hubo ya contactos con los nuevos cargos, ni de Cultura ni de Política Territorial y Obras Públicas, que eran con los que Millet más contactos tenía. Tan sólo Joan Saura, entonces consejero de Relaciones Institucionales y Participación Ciudadana, acudió a comer con el prohombre barcelonés un día de diciembre del 2004, en visita oficial al Palau de la Música. Una fría visita de cortesía que nunca se volvería a repetir, ni con Saura ni con ninguno de sus colegas.

Los viejos fantasmas que asomaron durante mes y medio en la comisión de investigación parlamentaria que trató el expolio del Palau de la Música de Barcelona revivieron ayer en el pleno del Parlamento catalán. Hubo casi unanimidad para aprobar una resolución que dice que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se financió irregularmente con fondos detraídos de la institución musical y, además, el plenario dio orden de que se traslade el documento a la Fiscalía, ya que de él pueden desprenderse hechos delictivos.

Fèlix Millet Generalitat de Cataluña