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CiU quiere que el PSC se retrate y vote en el Congreso la reforma del TC
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TENDRÍAN QUE ELEGIR ENTRE EL FRENTE CATALÁN O EL PSOE

CiU quiere que el PSC se retrate y vote en el Congreso la reforma del TC

El frente catalán formado por el Tripartito que gobierna la Generalitat -PSC, ERC e ICV- y Convergència i Unió (CiU) no vive horas apacibles. Su presunta

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CiU quiere que el PSC se retrate y vote en el Congreso la reforma del TC

El frente catalán formado por el Tripartito que gobierna la Generalitat -PSC, ERC e ICV- y Convergència i Unió (CiU) no vive horas apacibles. Su presunta unión se plasmó en un documento, aprobado en el Parlamento catalán, que reivindicaba cuatro puntos fundamentales: la constatación de que el texto del Estatuto es constitucional, la exigencia de renovación de los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional (TC) que han acabado su mandato, la realización de las gestiones necesarias para que el TC se declare incompetente para dictar una sentencia sobre el Estatuto catalán y la toma de iniciativas para presentar una propuesta de reforma de la Ley del Constitucional.

El protagonismo que se ha arrogado el presidente de la comunidad, José Montilla, sin embargo, no es bien visto desde las filas convergentes. “La intención de Convergència es dejar en evidencia al PSC”, afirman fuentes del Gobierno catalán a El Confidencial. En los últimos días, las propuestas de CiU se multiplican. Pero hay una que reviste especial importancia: “CiU quiere que el Congreso sea el primero que vote las propuestas contenidas en el documento aprobado en el Parlament, aunque el Gobierno quiere llevar el tema primero al Senado”, subraya la misma fuente.

Todo tiene su explicación. El Senado es la Cámara donde más incertidumbre puede haber. Pero también en ella el PSC puede votar al margen del PSOE, ya que sus senadores están incluidos dentro de la coalición Entesa de Progrés.Si el tema va primero al Congreso, los 25 diputados del PSC deberían elegir entre votar juntamente con el resto de grupos que apoyaron el documento o a favor del PSOE, si éste se decide a oponerse. En otras palabras, quiere dejar en evidencia a los socialistas catalanes”, añade la misma fuente.

El propio secretario general de Unió Democràtica, Josep Maria Pelegrí, señaló ayer, tras la reunión del comité de gobierno de su partido, que “Montilla ha de dejar de excusarse detrás de la Entesa y debe afrontar que el Congreso es quien ha de hacer la tramitación y discusión de la resolución”. Y añadió que tanto el presidente de la Generalitat como el PSC lanzan un “mensaje del miedo, gastado”, diciendo que CiU pactará con el PP. Pero, para el dirigente democristiano, “CiU no ha pactado nada con el PP en Madrid que fuese contra Cataluña. En cambio, los socialistas sí que han hecho pactos con los populares en Madrid contra Cataluña”. Y puso tres ejemplos: la ley de Puertos, a la que se opusieron populares y socialistas, la transferencia de la gestión del aeropuerto de El Prat y los cambios de la Ley del Tribunal Constitucional.

Las cartas de Montilla

El desencuentro entre los dos grandes partidos catalanes quedó patente también por la negativa del portavoz convergente en el Senado, Jordi Vilajoana, a reunirse con Montilla en la visita que éste hizo a Madrid y que sí le sirvió para verse con los senadores de la Entesa y con el presidente de la Cámara, Javier Rojo. En las filas socialistas no ha sentado nada bien el desplante del dirigente de CiU al presidente de la Generalitat. Otra cosa fue la reunión con Rojo, al que entregó copia del documento aprobado en el Parlamento catalán. Tras la misma, Montilla reiteró que espera contar con el apoyo del PSOE para poder aprobar los puntos del documento -subrayó que el Senado debe cumplir sus obligaciones y nombrar a sus candidatos- y achacó la situación de bloqueo del TC al PP, al que acusó de poner encima de la mesa "unos candidatos cuestionados y cuestionables".

Para contrarrestar la imagen de desunión, Montilla también convocó para mañana miércoles una cumbre de los partidos que defienden el Estatuto. Al margen, guarda en la manga una reunión con José Luis Rodríguez Zapatero, lo que le confirmaría como el único interlocutor de Cataluña, algo que, según fuentes del Gobierno, “pone de los nervios a Artur Mas”.

Quien puso el dedo en la llaga, sin embargo, fue el secretario general de ERC, Joan Ridao: “CiU está incómoda con el debate entre Tibunal Constitucional y dignidad de Cataluña. Sólo quiere acabar ya con este calvario, que haya un avance de las elecciones y descolocar al PSC en el Congreso. Y el PSC quiere levantar solo la bandera de la defensa del Estatut, aunque en el Senado, pero no en el Congreso”. Por tanto, para el dirigente republicano, la resolución unitaria se ha diluido ya, aunque diferentes fuentes republicanas consultadas por este diario afirman que votarán juntamente con todos los partidos catalanes, tal y como se habían comprometido.

Pero Ridao fue más allá: propuso un frente amplio de los 41 diputados diputados de PSC, CiU, ERC e ICV para defender un programa común en Madrid. Los representantes políticos de estos partidos deberían aplicar la estrategia de “no votar ninguna ley si no tiene contrapartidas para Cataluña”. Además, presionarían para conseguir más inversiones y para dar prioridad al Eje Mediterráneo.

A todo ello, hay que añadir diferencias dentro de la propia CiU. El pasado viernes, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, planteó la conveniencia de presentar una moción de censura y la formación de un Gobierno de concentración para capear la crisis. En un primer momento, la propuesta fue incluso bien recibida por parte del líder de Convergència, Artur Mas. Pero ayer, en el comité ejecutivo del PP, Mariano Rajoy no vio mal la idea. Dijo que todas las posibilidades estaban abiertas, aunque dio a entender que no se iba a tirar a la piscina si no tenía asegurado el apoyo de otros grupos parlamentarios. Un dirigente popular consultado por El Confidencial abundó en la materia: “Lo que debería hacer Rajoy es presentar ya una moción. Puede estar destinada al fracaso, pero quedaría la foto finish. Todos los partidos quedarían retratados. Y luego sería cuestión de pasar cuentas”.

Por eso, ayer, en las filas de Convergència saltó la alarma. Fuentes de CDC manifestaron a este diario que “no hay que sacar de contexto las palabras de Duran. No se trata de hacer un guiño al PP ni a nadie”. Pero no hubo ninguna malinterpretación. Duran dijo lo que quería decir después de haberlo meditado con detenimiento. Su intención era encender la polémica para madurar el tema durante los próximos días. Pero desde las filas convergentes se cortó de raíz el debate. ¿El motivo? Dinamitaría la estrategia de Artur Mas de guardar las distancias entre PSOE y PP. Le obligaría a posicionarse y, lo que es más grave, en clave española y no catalana, cuando las elecciones autonómicas están a la vuelta de la esquina y CiU necesita un baño de catalanidad.

El frente catalán formado por el Tripartito que gobierna la Generalitat -PSC, ERC e ICV- y Convergència i Unió (CiU) no vive horas apacibles. Su presunta unión se plasmó en un documento, aprobado en el Parlamento catalán, que reivindicaba cuatro puntos fundamentales: la constatación de que el texto del Estatuto es constitucional, la exigencia de renovación de los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional (TC) que han acabado su mandato, la realización de las gestiones necesarias para que el TC se declare incompetente para dictar una sentencia sobre el Estatuto catalán y la toma de iniciativas para presentar una propuesta de reforma de la Ley del Constitucional.

José Montilla Artur Mas