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La 'banda arcoíris' de Málaga que asaltaba a chicos con los que contactaba en Grindr
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UN AÑO ACTUANDO

La 'banda arcoíris' de Málaga que asaltaba a chicos con los que contactaba en Grindr

Estaba formada por un chico gay, un transexual y una mujer que creaban perfiles falsos en la app para quedar con sus víctimas, a las que vejaban y robaban tras amenazarlas con un arma blanca

Foto: Logo de Grindr. (S. Beleña)
Logo de Grindr. (S. Beleña)

El éxito de su método estribaba en su sencillez. "Buscaban en Google fotos de algún guaperas", creaban con ellas un perfil falso en la aplicación Grindr y salían de caza entre el muestrario de hombres homosexuales o bisexuales en busca de contactos. ¿Objetivos prioritarios? Aquellos que tuviesen pareja, no hubiesen salido del armario o extranjeros de paso. O lo que es lo mismo: personas que intuían que no iban a denunciar por vergüenza, miedo o evitar que trascendiesen su orientación sexual.

Cuando se producía un contacto, se fijaba un encuentro. "A veces, en el domicilio que una de las integrantes tenía en la capital malagueña; otras, en la casa de la misma víctima". Y entonces era cuando entraba en acción el cabecilla, un chico que interactuaba en primer lugar y que buscaba una excusa cuando su cita le reprochaba que no se parecía al joven de la cuenta contactada.

"Por ejemplo, pedía un vaso de agua, y aprovechaba para abrir la puerta al resto de la banda". Después, esgrimía un arma blanca, amenazaba y agredía a la víctima hasta que conseguían robarles importantes sumas de dinero. Así durante al menos un año.

Es una organización criminal desarticulada por agentes del Grupo II de Investigación de la Comisaría Norte de Málaga y que estaba compuesta por un chico gay, un transexual y una mujer. Un grupo liderado por el primero: un veinteañero con una treintena de antecedentes por delitos de todo tipo, con sus "retoques" estéticos para gustar y que ha sido enviado a prisión.

Foto: Fernando López Rodríguez en la Cultural Foundation de Abu Dabi. (Archivo personal)

Fuentes cercanas al caso consultadas por El Confidencial señalaron que las pesquisas arrancaron el pasado mes de septiembre tras recibirse varias denuncias de robos con violencia en domicilios de la capital. Todas ellas presentaban un patrón similar y eso hizo pensar desde un principio que estaban ante unos mismos autores.

Los responsables del caso repasaron los archivos policiales y detectaron denuncias anteriores que podían encajar en este modus operandi. Pero lo que no suponían entonces es que detrás de estos asaltos —en realidad— se encontraban dos organizaciones distintas que operaban desde un mismo barrio de Málaga: La Palmilla.

Por un lado, la anteriormente descrita, la banda arcoíris. Cuyos tres miembros, supuestamente, además de intimidar con armas a los hombres con los que concertaban encuentros, les agredían si oponían resistencia a entregar el dinero o los objetos de valor. La mujer, dueña de la casa en la capital en la que se consumaron algunos robos, "cogió del pelo a una de las víctimas y la arrastró por el suelo", según las citadas fuentes, que apunta que a un individuo "le obligaron a hacer una transferencia de más de 4.000 euros".

Los ladrones amenazaban y vejaban a sus víctimas para que les diese el dinero, realizasen transferencias o pagos por Bizum

También se cobraban el botín a través de pagos por Bizum, por lo que no les preocupaba mucho dejar un rastro que fácilmente les delataría. Esto se debía a que trataban de seleccionar perfiles de hombres que pensaban que nunca denunciarían por vergüenza a que trascendiese su orientación sexual. Y a los que atemorizaba: "Somos de Los Charros", espetaron a algunos.

Otros objetivos potenciales eran extranjeros que estaban de paso en la provincia y que no deseaban verse envueltos en procesos legales en otro país. "¿Cuántos habrá que no han denunciado?", se preguntaron las fuentes consultadas.

El segundo grupo criminal estaba formado por cuatro jóvenes de origen magrebí —dos de ellos, menores—, algunos de los cuales habían sido detenidos como presuntos autores de robos con violencia a conductores de VTC. En estos asaltos utilizaban dispositivos táser, lo que da una medida de su agresividad.

Foto: Sesión del juicio del asesino de Grindr. (EE)

Uno de sus miembros, "desde esta operación, hasta que volvió a ser arrestado, acumuló diez nuevos antecedentes", precisaron, para seguidamente recordar que "nos decía que iba a enderezar su vida y a convertirse en policía". La forma de actuar de esta red era calcada a la anteriormente descrita.

La Policía Nacional ha esclarecido un total de 14 hechos delictivos —nueve, a la primera banda; y cinco, a la segunda—, aunque sospechan que hay un número que permanece oculto. Los responsables del caso hicieron un llamamiento a aquellas personas que crean que han podido ser víctimas de estas organizaciones para que no tengan temor y presenten denuncia.

Los arrestados se enfrentan a los delitos de pertenencia a grupo criminal y robo con violencia con el agravante de perpetrarse en casa habitada.

El éxito de su método estribaba en su sencillez. "Buscaban en Google fotos de algún guaperas", creaban con ellas un perfil falso en la aplicación Grindr y salían de caza entre el muestrario de hombres homosexuales o bisexuales en busca de contactos. ¿Objetivos prioritarios? Aquellos que tuviesen pareja, no hubiesen salido del armario o extranjeros de paso. O lo que es lo mismo: personas que intuían que no iban a denunciar por vergüenza, miedo o evitar que trascendiesen su orientación sexual.

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