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Homenaje a Pablo Ráez, el chico de la calle Lobatas que hablaba con la sonrisa
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falleció tras una larga lucha contra la leucemia

Homenaje a Pablo Ráez, el chico de la calle Lobatas que hablaba con la sonrisa

Su hermana Esther ha recibido la medalla de oro que Marbella tenía previsto darle este martes. Ha recordado su infancia juntos y la fortaleza con la que intentó vencer el cáncer

A Pablo le sobraban las medallas en su habitación. Las tenía de todas clases, tamaños y colores. Las ganaba en cualquier modalidad de deporte que practicaba: waterpolo, baloncesto, fútbol. Era un campeón. Y así se tomó su enfermedad, como un reto deportivo, como nos cuenta su entrenador a El Confidencial en el acto de la entrega de la medalla de la ciudad: "Él pensaba que si luchaba como se lucha en una competición deportiva se ganaba y así se tomó su lucha contra la leucemia. Como un reto. Era muy competitivo”. Ahora en su vitrina lucirá a titulo póstumo una insignia más: la medalla de oro que la ciudad de Marbella que su hermana Esther ha recogido este martes en su nombre.

Marbella concede la medalla de la ciudad a Pablo Ráez

Y después de esta vendrán muchas más. Todo el mundo quiere homenajear al chico de la calle Lobatas que con 20 años aumentó las donaciones de médula ósea en Málaga un 1.300% en 2016, con un total de 11.201 donantes nuevos el año pasado y las donaciones siguen creciendo tras su fallecimiento. "No hay mejor homenaje para Pablo que donar", dice el alcalde José Bernal mientras abrazaba a sus familiares en el Día de Andalucía.

Una oda de dulzura a su hermano pequeño

Esther Ráez recoge ahora el testigo de Pablo. Su hermana y referente. "Es triste. Lo pasó muy mal. Pero he visto otra parte de mi hermano intentando hacernos reír". En diferentes momentos del acto Esther se ha mostrado emocionada y con una serenidad aplastante, relató más cosas de Pablo. Anécdotas que todo el mundo quiere saber sobre el que ha hecho ya un lema de “Siempre fuerte”. En su discurso Esther hizo un guiño al periodismo de radiorelato: "Vi la parte de mi hermano pequeño siempre contento y haciéndonos reír. Le gustaba asustarme por la casa. Me asustaba y se reía. Pasado el tiempo se hizo mayor y le he visto seguir sonriendo. Hay mucha gente que habla con los ojos pero mi hermano hablaba con la sonrisa. Transmitía calma y alegría. Y es lo mejor que puedo recordar de él. Me costará olvidar los momentos malos y, sobre todo su último día, que fue muy duro. Me quedo con lo bueno, como ese paseo en la calle Lobatas donde nacimos donde disfrutábamos de ella haciéndonos fotos", ha relatado en la primera parte del discurso.

"Mi hermano ha disfrutado de estar aquí con todos nosotros. Hace falta todo un pueblo para educar a un niño y todos vosotros le habéis educado a él. Los que le conocen saben que vamos a vivir un periodo difícil. Pero solamente se olvida a una persona cuando se la deja de querer. Y vosotros lo queréis. Mi hermano era un idealista. Siempre pensó hacer un mundo mejor y que las personas hacían ese mundo mejor. Fue su legado el donar médula. Desde una cama de hospital hay que hacer el bien. Como lo hizo él”. Esther terminó agradeciendo a todo el mundo que había donado médula “porque eso ha sido gracias a mi hermano”. “Es un honor tener una medalla de su pueblo. La tengo yo en mi mano pero él la lleva en su corazón. Toda España se ha volcado con mi hermano y solo puedo decir gracias", ha finalizado.

La familia de Pablo, sus padres Rosa y Paco, y Andrea, la que iba a ser su esposa, siguieron con discreción todo el acto desde las primeras filas del teatro con numerosas muestras de emoción. A Paco, su padre, no se le borraba la sonrisa de la boca. Recordaba cómo el año pasado la medalla fue para él por la labor que hizo en Lesbos con el grupo de bomberos de Marbella. Y allí estaba Pablo, orgulloso de su padre, que le dio la primera médula para darle otra vez la vida. El padre Pepe, muy amigo de la familia, no se ha separado ni un solo momento de ellos. “Ahora solo queda que a través de nosotros y la voz de Dios en nuestros corazones continuemos con la labor de Pablo”, reiteró a El Confidencial

Calle con su nombre

Los homenajes siguen para Pablo. Una las iniciativas es la petición en Change.org de Francisco José Molina, vecino de Marbella, que en una carta dirigida al Ayuntamiento pide que una calle de la localidad sea bautizada con el nombre de Pablo Ráez. No llegó a conocerle personalmente pero, como otros tantos, considera que la labor de concienciación liderada por el joven debe tener continuidad. "Lo importante es seguir dando visibilidad a su labor, que no se pierda". Otras iniciativas para seguir haciendo latente el trabajo de Pablo Ráez a favor de las donaciones es la creación de nuevos grupos de investigación oncológica, o con nuevas campañas paralelas a las que ya viene desarrollando la Consejería de Salud de la Junta. En este sentido fue la propuesta lanzada por el grupo de IU en la Diputación Provincial para que desde el ente supramunicipal se ponga en marcha una iniciativa destinada a seguir incrementando las cifras de donantes.

A Pablo le sobraban las medallas en su habitación. Las tenía de todas clases, tamaños y colores. Las ganaba en cualquier modalidad de deporte que practicaba: waterpolo, baloncesto, fútbol. Era un campeón. Y así se tomó su enfermedad, como un reto deportivo, como nos cuenta su entrenador a El Confidencial en el acto de la entrega de la medalla de la ciudad: "Él pensaba que si luchaba como se lucha en una competición deportiva se ganaba y así se tomó su lucha contra la leucemia. Como un reto. Era muy competitivo”. Ahora en su vitrina lucirá a titulo póstumo una insignia más: la medalla de oro que la ciudad de Marbella que su hermana Esther ha recogido este martes en su nombre.

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