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Rojas Marcos: “Si a Andalucía le quitaran la autonomía no habría ni una manifestación”
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entrevista al fundador del PARTIDO ANDALUCISTA

Rojas Marcos: “Si a Andalucía le quitaran la autonomía no habría ni una manifestación”

Es el responsable de celebrar un Congreso para aprobar la disolución del Partido Andalucista, después de diez años sin obtener representación en el Parlamento andaluz. “Un acto de dignidad”, dice

Foto: Alejandro Rojas Marcos. (Foto: J. Caraballo)
Alejandro Rojas Marcos. (Foto: J. Caraballo)

En plena dictadura, en 1965, creó el Compromiso Político por Andalucía, germen del nacionalismo andaluz. Fue condenado por el Tribunal de Orden Público y desterrado de Sevilla, pero si este hombre tiene una habilidad que conserva desde entonces es que siempre ha sabido reinventarse y salir a flote. Ahora, Alejandro Rojas Marcos de la Viesca ha protagonizado lo que, quizá, a ningún otro político se le había ocurrido. Organizar y celebrar formalmente un Congreso en el que se ha aprobado la disolución del Partido Andalucista, después de diez años sin obtener representación en el Parlamento andaluz. “Es un acto de dignidad”, dice Rojas Marcos con la cabeza erguida y el tono de siempre, tan peculiar, tan político. “El pueblo andaluz no está interesado en un partido andaluz porque su grado de conciencia de pueblo no es suficiente. Por eso, en lo que confía es en partidos estatales”, añade.

PREGUNTA. De acuerdo, pero si seguimos con ese planteamiento, a la conclusión a la que se llega es que lo que sobra en Andalucía es la propia autonomía…

RESPUESTA. Yo estoy convencido de que, si mañana se ponen de acuerdo el PSOE y el PP para liquidar la autonomía de Andalucía, aquí no hay ni una manifestación de protesta. Si eso mismo ocurriera en Cataluña, en Galicia, en el País Vasco o en Canarias, se arma el taco. En Andalucía, no. Aquí sólo habría polémica si la decisión la toma uno de los dos, el PSOE o el PP, por la confrontación política que desatarían entre ellos.

placeholder Alejandro Rojas Marcos y Pedro Pacheco, dos históricos del Partido Andalucista. (EFE)
Alejandro Rojas Marcos y Pedro Pacheco, dos históricos del Partido Andalucista. (EFE)

P. Dicho de otra forma: Si volviéramos a la Transición, no existiría el fervor de autonomía que movilizó a la sociedad andaluza hasta ganar el referéndum del 28-F.

R. La autonomía andaluza, en la actualidad, sólo es una plataforma de poder. ¿Acaso mantiene la autonomía andaluza el fervor del pueblo? Pues no, el fervor popular no mantiene la autonomía andaluza sino el poder, que aquí es el PSOE. Es lógico, además: Si el pueblo andaluz no tiene conciencia de pueblo suficiente, si el partido andalucista cae porque ese pueblo no tiene interés en un partido propio, ¿ese mismo pueblo tiene interés en la autonomía? Y yo respondo que no, que quien sustenta la autonomía andaluza no es el fervor del pueblo sino que el interés en mantener la autonomía es el del poder establecido, en este caso el PSOE. Con la autonomía andaluza ocurre como con las diputaciones. ¿Quién las sustenta, el fervor de la gente por la provincia de Cádiz, de Sevilla o de Jaén? Pues no, la sustentan las respectivas plataformas de poder que se establecen. Aquí es el PSOE mayoritariamente, pero diría lo mismo si fuera el PP.

“Cataluña es un cañón de pueblo. Hasta en la dictadura el poder catalán era enorme, tanto que hizo que Franco les diera a manos llenas”

P. La España autonómica que se diseña tras la Constitución de 1978 se limitaba a Cataluña, el País Vasco y Galicia. Ese esquema se rompe por el referéndum andaluz que conduce a la política del ‘café para todos’. ¿Podríamos decir, con el paso de los años, que la España autonómica es más artificial que real?

R. Evidentemente, sólo hay algunas comunidades en las que sí existe una auténtica conciencia de pueblo, que es la que sustenta de verdad una autonomía. En otras muchas, lo que existe son autonomías que sólo las sustenta el poder establecido; comunidades a las que se les dio autonomía por el interés político. En el caso andaluz, por ejemplo, el PSOE defendió la autonomía andaluza en el referéndum del 28 de febrero porque así desgastaba al Gobierno de la UCD y podía servirle para llegar a La Moncloa. UCD metió la pata, el PSOE, que no es andalucista, vio ahí la oportunidad y, aunque los dos habían pactado que sólo habría autonomías para Cataluña, Galicia y el País Vasco, se apuntó a la autonomía andaluza para tumbar al Gobierno de Adolfo Suárez.

P. El mismo fin de semana en el que el PA convocó un congreso para disolverse, en Cataluña se celebró la Diada más independentista. ¿Cómo lo interpreta?

R. Cataluña, su identidad, su conciencia de pueblo… El poder catalán que existe en España es enorme. Cataluña es un cañón como pueblo, y va a más. Yo quisiera para Andalucía el grado de conciencia de pueblo que tiene Cataluña.

P. Sólo faltaba eso, que Andalucía acabara también pidiendo la independencia…

R. Jamás, ni loco. Ni Blas Infante, ni yo, ni ningún andalucista ha pedido jamás la independencia. Estoy hablando del poder catalán que es impresionante y de la conciencia de pueblo de Cataluña. Económico y político. En la República jugaron fuerte, pero es que durante el franquismo fue la repera: Franco le dio a Cataluña a manos llenas. ¿Y por qué lo hizo Franco? ¿Por qué le caían bien los catalanes? No, lo hizo por que existía un poder catalán y el poder siempre pacta con el poder.

“El ‘café para todos’ fue la anti política. Para machacar a Cataluña, se le dio autonomía a La Rioja”

P. ¿Y cómo acabará ahora el conflicto catalán? ¿Usted es partidario del referéndum de autodeterminación?

R. Mire, la fórmula político-jurídica no sé cuál será, ni quiero entrar en eso. Lo que sí sé es que cuando un pueblo se pone en marcha, y pide la independencia o lo que sea, eso no hay quien lo pare. La legalidad es la legalidad, la convivencia se sustenta en el respeto de la ley y el Estado de Derecho no tiene otra alternativa. Todo eso es así, pero al pueblo catalán hay que darle salidas. ¿Qué cómo acabará? Yo no tengo una bola para adivinar el futuro...

P. La salida puede ser, sin llegar a la independencia, la España asimétrica que ya se planteó y se frustró con el ‘café para todos’.

R. Yo eso no lo puedo desear de ninguna manera, pero lo que sí estoy dispuesto a aceptar es la desigualdad de hecho, no la de derechos. Es decir, lo que no puede ser es lo que se hizo con el Gobierno de la UCD: como Cataluña quiere autonomía, ahora se la damos también a La Rioja. ¿Se da cuenta? Lo del ‘café para todos’ fue la anti-política. Para tapar a Cataluña, para machacar a Cataluña, se le da la autonomía a La Rioja. Son ganas de provocar. En resumen, igualdad de derechos y, para llegar a la autonomía, que cada pueblo la conquiste como hizo Andalucía. Y en cuanto a Cataluña, es obvio que el grado de conciencia del pueblo catalán tiene que ser reconocido porque no lo tenemos nosotros, por ejemplo.

“Los catalanes tienen una conciencia de pueblo que no tienen los andaluces y eso tiene que ser reconocido”

P. En fin. Volvamos al principio. Por todo lo que dice, me da la sensación de que lo que usted pretende ahora, decepcionado, es darle un sopapo al pueblo andaluz.

R. No, no, en absoluto. Ni decepción ni sopapo. Yo soy un político y el éxito de un político es constatar la realidad. A lo que me niego es a que el pueblo andaluz no nos vote y nosotros nos resignemos. No nos votan y dimitimos. Punto.

En plena dictadura, en 1965, creó el Compromiso Político por Andalucía, germen del nacionalismo andaluz. Fue condenado por el Tribunal de Orden Público y desterrado de Sevilla, pero si este hombre tiene una habilidad que conserva desde entonces es que siempre ha sabido reinventarse y salir a flote. Ahora, Alejandro Rojas Marcos de la Viesca ha protagonizado lo que, quizá, a ningún otro político se le había ocurrido. Organizar y celebrar formalmente un Congreso en el que se ha aprobado la disolución del Partido Andalucista, después de diez años sin obtener representación en el Parlamento andaluz. “Es un acto de dignidad”, dice Rojas Marcos con la cabeza erguida y el tono de siempre, tan peculiar, tan político. “El pueblo andaluz no está interesado en un partido andaluz porque su grado de conciencia de pueblo no es suficiente. Por eso, en lo que confía es en partidos estatales”, añade.

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