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Blanco toma partido por Griñán frente a Chaves en plena crisis del PSOE andaluz
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DIVISIONES EN LA EJECUTIVA FEDERAL

Blanco toma partido por Griñán frente a Chaves en plena crisis del PSOE andaluz

Las diferencias internas que dividen al PSOE andaluz entre partidarios de Chaves y de Griñán han alcanzado ya a la Ejecutiva Federal, después de que el

Foto: Blanco toma partido por Griñán frente a Chaves en plena crisis del PSOE andaluz
Blanco toma partido por Griñán frente a Chaves en plena crisis del PSOE andaluz

Las diferencias internas que dividen al PSOE andaluz entre partidarios de Chaves y de Griñán han alcanzado ya a la Ejecutiva Federal, después de que el vicesecretario general, José Blanco, haya tomado partido públicamente por el actual presidente de la Junta frente a su antecesor en la crisis abierta por la candidatura de Jerez, la quinta ciudad de Andalucía y clave para conservar la Diputación gaditana, uno de los más importantes enclaves socialistas. Blanco ha defendido a la candidata Pilar Sánchez, frente al intento de Chaves, Pizarro y González Cabaña de colocar en su lugar a González Fustegueras, un arquitecto independiente relacionado con la política urbanística del PSOE.

La actitud de Blanco trasciende, no obstante, el escenario municipal y apunta a la nueva etapa que se abre en el PSOE federal con la prevista sucesión de Rodríguez Zapatero en la candidatura a las próximas elecciones generales. Las diferencias entre Blanco y Chaves tiene su origen en los desencuentros entre el ex presidente andaluz y Zapatero. El plante de Chaves al presidente del Gobierno cuando se le conminó a que abandonara la presidencia de la Junta para dar paso a un sucesor que superase el desgaste de su gestión, dio origen a un pulso entre el partido en Andalucía y Zapatero. Este enfrentamiento se escenificó en un acto en el que diputados y senadores socialistas andaluces, convocados por Luis Pizarro, fueron a Madrid tratando de convencer al presidente del Gobierno para que Chaves culminara la legislatura en Andalucía e, incluso, se presentara a las autonómicas de 2012 como garantía de éxito para el partido, después de las cuales sí aceptaría dejar paso a un sucesor.

El desafío de Chaves

Zapatero consideró esta actitud como un desafío, no declinó en su actitud y castigó a Chaves con una vicepresidencia tercera sin apenas competencias. Los leales a Chaves habían propuesto, como mal menor, que el ex presidente andaluz ocupara la vicepresidencia primera. Aquellas diferencias iniciales se ven hoy agravadas, en primer lugar, por la precaria situación en que se encuentra el PSOE en Andalucía, envuelto en una dinámica de graves escándalos, y además, por la debilidad de Rodríguez Zapatero, obligado ya sin más remedio a dejar paso a un sucesor en la candidatura a las próximas elecciones generales.

El voto de los delegados de Andalucía es de suma importancia en unas elecciones primarias o congreso, y este poder territorial está hoy aún en manos de Chaves, quien cuenta con la ayuda de Gaspar Zarrías, que ha conseguido incrementar su influencia federal. La actitud de José Blanco contra Chaves, alineándose con un desfallecido Griñán, se presenta como un desesperado intento por controlar Andalucía de cara a una etapa en la que a la caída de Zapatero, primero en el Gobierno y después en el partido, le puede seguir la del equipo que le aupó en el congreso de la renovación que le convirtió en secretario general por un escaso número de votos.

Blanco quiere salvarse

La opción de Chaves para sustituir a Griñán es Rubalcaba, en la línea felipista de la que el ex presidente andaluz representa uno de sus principales bastiones. Blanco puede esta en la misma onda, incluso, pero necesita ser él como vicesecretario general el que administre los apoyos andaluces para fortalecerse internamente de cara a la nueva etapa que se avecina.

El crítico momento por el que atraviesa el PSOE de Andalucía se produce precisamente cuando se cumple el primer año del mandato de Griñán al frente del partido, a cuya secretaria general llegó en contra del criterio de Chaves, que pretendía demorar el desembarco del actual presidente en el cargo orgánico que él ocupaba tras su marcha de la Junta. Y, según las valoraciones que se hacen incluso en el propio PSOE, la gestión de Griñán ha sido de todo menos exitosa.

El actual presidente de la Junta se presentó ante el partido en Andalucía apoyándose en dos personas que para él era claves en la nueva singladura, según llegó a manifestar públicamente. De un lado, Rafael Velasco, un joven vicesecretario general que desbancaba a Pizarro, y que tuvo que abandonar la política a los pocos meses por las denuncias de la oposición sobre las subvenciones cobradas por la empresa de su mujer. Y, por otra parte, el nuevo portavoz del Grupo Parlamentario, Mario Jiménez, un político de perfiles excesivamente radicales, que ha llegado incluso a proferir insultos en la Cámara, y al que se le han limitado sus comparecencias parlamentarias. En el propio PSOE se echa en falta la figura del anterior líder del grupo parlamentario, Manuel Gracia, un político de sólida formación y reconocido prestigio en todos los sectores del partido.

Los partidarios de Griñán, por su parte, tratan de poner en valor lo que entienden como “regeneración” frente a la etapa de Chaves, de la que provienen los escándalos que hoy manchan la imagen de la Junta y del propio PSOE andaluz. Tanto es así que mientras Chaves y Pizarro han hecho causa común con el imputado en el caso de los ERE, Antonio Fernández, hombre de confianza de ambos, el equipo de Griñán, desde Antonio Ávila, consejero de Economía, a Mar Moreno, vicepresidenta de la Junta, han manifestado con toda claridad que si este exconsejero resulta ser culpable tendrá que pagar las consecuencias.

Las diferencias internas que dividen al PSOE andaluz entre partidarios de Chaves y de Griñán han alcanzado ya a la Ejecutiva Federal, después de que el vicesecretario general, José Blanco, haya tomado partido públicamente por el actual presidente de la Junta frente a su antecesor en la crisis abierta por la candidatura de Jerez, la quinta ciudad de Andalucía y clave para conservar la Diputación gaditana, uno de los más importantes enclaves socialistas. Blanco ha defendido a la candidata Pilar Sánchez, frente al intento de Chaves, Pizarro y González Cabaña de colocar en su lugar a González Fustegueras, un arquitecto independiente relacionado con la política urbanística del PSOE.

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