Andalucía se convierte en el principal bastión antinuclear en España

Los incidentes que el terremoto de Japón ha provocado en la central de Fukushima han supuesto un empujón a la conciencia verde andaluza, hasta el punto de que el propio consejero de Medio Ambiente, Díaz Trillo, advierte sobre el riesgo nuclear cuestionando este tipo de energía. Por su parte, IU ha metido en el Parlamento una iniciativa para que Andalucía sea declarada zona libre de instalaciones nucleares.

La relación del territorio andaluz con la energía nuclear se limita al depósito del Cabril, en Hornachuelos, que el año pasado recibió 1.653,78 metros cúbicos de residuos radiactivos procedentes de instalaciones nucleares. La conciencia antinuclear nunca ha sido un valor social mayoritario en esta comunidad. Sin embargo, el terremoto de Japón ha dado una muestra de la fuerza de la globalidad en materia medioambiental.

Frente a las dudas del Gobierno de Zapatero en el plano energético, el consejero de Medio Ambiente andaluz, Díaz Trillo, aprovechando su estancia en el Consejo de Ministros del ramo celebrado en Bruselas, ha advertido a Europa que tenga cuidado con la energía nuclear, y se ha referido incluso al maremoto que se produjo en las costas atlánticas andaluzas a mediados del siglo XVIII, especulando con lo que un fenómeno de estas características podría provocar si en Andalucía hubiera centrales nucleares.

Abundando en estas tesis, la ministra Cristina Garmendia acaba de asegurar en Sevilla que las previsiones de alargar la actividad de centrales como las de Garoña han de mirarse con cautela porque, a su juicio, el hecho de que se hable de vida útil en una central de este tipo demuestra que el plazo de actividad es el estipulado inicialmente.

La marca limpia de Griñán

La actitud de Díaz Trillo tiene mucho que ver con la apuesta del Gobierno de Griñán por las energías renovables y la conversión del territorio andaluz en una marca limpia apoyada en macroinstalaciones de este tipo. Hace sólo una semana, el presidente de Iberdrola Renovables, Ignacio Sánchez Galán, puso en marcha en la comarca onubense del Andévalo, el mayor parque eólico de la Europa continental, adquirido por esta empresa a Gamesa, y que cuenta con 171 aerogeneradores de 78 metros de altura. Con una potencia de 292 megavatios, este complejo, según datos de la empresa, genera una producción anual equivalente al consumo eléctrico de más de 140.000 hogares, y evita por otra parte la emisión a la atmósfera de 510.000 toneladas de dióxido de carbono.

De hecho, según un estudio que acaba de presentar en Sevilla la Agencia Andaluza de la Energía y Red Eléctrica de España, Andalucía tiene capacidad de autoabastecimiento energético apoyándose sólo en sus recursos propios y sobre todo en las renovables.

En cualquier caso, la onda expansiva del terremoto japonés ha abierto ya un debate en Andalucía en el que promete revitalizarse el movimiento ecologista que se expande hasta la orilla antisistema que aún reclama, por ejemplo, el desmantelamiento de las bases de EEUU en Rota. El líder regional de IU, Diego Valderas, va a presentar una iniciativa al Parlamento andaluz en la que exige que se declare a la comunidad autónoma zona libre en materia de energía nuclear. Es decir, se garantiza así que el debate nuclear llegará desde la central de Fukushima a la Cámara andaluza abriéndose paso entre la espesa maleza parlamentaria de los EREs.