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Feijóo choca contra el muro de la amnistía entre los insultos del independentismo a los jueces
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DEBATE EN EL CONGRESO

Feijóo choca contra el muro de la amnistía entre los insultos del independentismo a los jueces

ERC y Junts dan por superada esta fase y apuntan a la celebración de un referéndum. "Nosotros estamos preparados. ¿Y ustedes?", preguntó Rufián. El plan del PP perdió fuelle por la ausencia de Sánchez y el choque con Abascal

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el debate de la toma en consideración de la ley de amnistía en el Congreso. (EFE/Fernando Villar)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el debate de la toma en consideración de la ley de amnistía en el Congreso. (EFE/Fernando Villar)
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Alberto Núñez Feijóo lleva meses engrasando un discurso duro contra la amnistía y las cesiones de Pedro Sánchez al independentismo. Armó un esqueleto jurídico, coordinó a los grupos de Congreso y Senado, instruyó a los barones y llenó plazas y calles para alzar la voz contra el Gobierno. El arranque de la tramitación parlamentaria de la ley que despenaliza el procés catalán debía servir, a priori, para asestar un último golpe. "Retratar" al PSOE con esa decisión y presionar a Sánchez por sus pactos "ocultos" con JxCAT. Pero la ofensiva perdió fuelle durante el debate, mientras que ERC y JxCAT cogieron impulso para rebasar una línea más. Las fuerzas independentistas, eufóricas, avisaron ya de que el siguiente paso será la celebración del referéndum. Y los de Carles Puigdemont incluso se atrevieron a ir a degüello contra los jueces entre insultos y nuevas acusaciones de lawfare.

La portavoz de Junts en la Cámara Baja, Miriam Nogueras, pronunció de nuevo el discurso más beligerante y citó con nombres y apellidos a jueces de distintos tribunales desde la tribuna. No lo hizo durante el debate de la tramitación de la amnistía, sino que esperó a la fijación de posición respecto a la creación de una comisión de investigación sobre la llamada 'Operación Cataluña'. "Espejel, Lesmes, Llarena, Lamela y tantos otros que en un país normal serían cesados y juzgados de inmediato. Pero en el Reino de España tienen vía libre para seguir retorciendo la ley y los derechos. Vía libre para acusar a muchos independentistas catalanes de terroristas, sólo por ser independentistas", espetó Nogueras, siempre bajo el paraguas de una presunta persecución ideológica.

El independentismo no se quedó ahí. El primer examen de la amnistía y la aprobación de las tres comisiones de investigación acordadas con el PSOE inflaron las velas de Junts y ERC, que hablaron sin ningún disimulo de lo que será su próxima exigencia a Sánchez. "La siguiente pregunta es que en Cataluña estamos preparados y preparadas para ganar o para peder un referéndum. ¿Y ustedes?", preguntó el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. Un extremo que compartió Josep María Cervera, de JxCAT, que celebró la ley de amnistía y advirtió de los siguientes pasos. "Nuestro futuro sólo puede ser el de una Cataluña libre", dijo en catalán.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso (EFE/Fernando Villar)
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La ausencia de Sánchez —justificada por un viaje a Estrasburgo— y de varios ministros del Gobierno —el pleno del Congreso se solapó con el control en el Senado— descafeinó de antemano una jornada a la que el PP había dado máxima prioridad, con Feijóo como ponente del rechazo de su partido a la normativa. El líder popular no escatimó en ataques al Ejecutivo por el "fraude", la "humillación", la "degradación democrática" o el ejercicio de "corrupción política" que a su juicio supone el perdón a los condenados por el procés. Pero no tuvo oportunidad de despachar con Sánchez, que delegó la responsabilidad en su portavoz parlamentario, Patxi López.

"Cortinas de humo"

El PP intentó huir de las "cortinas de humo" que despliega la Moncloa para desviar el foco del debate de la amnistía. "Quieren pasar la vergüenza lo más rápido posible, que la gente se olvide, pero no vamos a permitirlo", advirtió Feijóo desde la tribuna. La tesis que repetían en la cúpula de Génova era idéntica. "Hoy toca amnistía, amnistía y amnistía". Por ese motivo, y pese a la presión de la Moncloa, el partido evitó entrar en el marco de la cita que Sánchez pidió a Feijóo antes de que finalice el año para tratar asuntos como la renovación del CGPJ o la reforma del artículo 49 de la Constitución.

Los populares no creen que sea "casualidad" que el gabinete de Sánchez se pusiese en contacto con el de Feijóo el lunes, en la víspera del primer debate de la amnistía, para fijar la fecha de la cita. En las filas del primer partido de la oposición se respiraba, de hecho, cierta frustración por el hecho de que la expectación que despierta la mencionada reunión terminase opacando "lo importante". Génova se negó a cerrar un día con la Moncloa y, con ello, ralentiza sine die el cónclave. "El PP prefiere pactar el qué y el para qué antes del cuándo", despachó la dirección popular con un comunicado. Este martes, Miguel Tellado pidió a Sánchez negociar el "orden del día" antes de sentarse a hablar. Pero la formación evita, tanto en público como en privado, aclarar los asuntos que desea tratar con el jefe del Ejecutivo.

Génova pelea por mantener su ofensiva viva. Que la tramitación de la amnistía siga siendo motivo de indignación social. Pero choca con la pared del Gobierno, que trabaja justo en la dirección contraria: minimizar el impacto de los acuerdos con el independentismo, normalizar una decisión política excepcional. La estrategia se dejó ver también el pasado lunes, durante la presentación del nuevo libro de Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo recuperó el tono distendido y se permitió incluso bromear con la existencia de un mediador entre PSOE y Junts, con el aplauso y la risa cómplice de más de la mitad de los ministros de su gabinete.

También en ese contexto, recordó que cuando era líder de la oposición acudía siempre cuando Mariano Rajoy lo convocaba como presidente del Gobierno. Los socialistas están abiertos a buscar la fecha que más convenga al PP y han deslizado la posibilidad de que el encuentro se produzca este mismo lunes, en la semana previa a la Navidad. En Génova, dan la callada por respuesta, aunque dirigentes de la cúpula advierten de que es "demasiado pronto". En caso de rechazo, aún quedan opciones antes de que acabe diciembre, porque tanto los populares como los socialistas suelen tener agenda en la última semana del año.

El PSOE está centrado en la reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. En Ferraz, como ocurre en la Moncloa, están empeñados en que la amnistía es un vendaval que va a pasar más pronto que tarde. Y a ello contribuirá pasar página hacia el siguiente capítulo, que es precisamente ese encuentro entre el presidente y el líder de la oposición para abordar temas que nada tienen que ver con la situación en Cataluña. Los asuntos que planteó el propio presidente del Ejecutivo fueron la reforma de la financiación autonómica, el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la reforma de la Constitución para eliminar del artículo 49 el concepto disminuido.

Los socialistas creen que los mensajes que salen de Génova son “excusas”. E incluso bromean. “Van a discutir si el agua es mineral o con gas”, apunta un miembro del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero todas las fuentes socialistas consultadas confían en que la reunión acabará produciéndose. Por eso aseguran que están dispuestos a incluir en el orden del día los asuntos que quiera tratar el PP. "Cuando te sientas con alguien, se debe tener voluntad política", apuntan desde el PSOE, poniendo en duda esas "excusas" de los populares.

Vox, el "salvavidas" de Sánchez

El choque con Vox malogró también la intención del PP de centrar todos los dardos en un Sánchez ausente. Las polémicas palabras de Santiago Abascal en Argentina —declaró que "habrá un momento dado" en que el pueblo "querrá colgar de los pies" al jefe del Ejecutivo— y la posterior condena de Génova derivaron en un fuego cruzado en el bloque de la derecha. Miguel Tellado les acusó primero de actuar como un "salvavidas" de Sánchez por "abrirle la puerta de emergencia cuando está en dificultades y permitirle recurrir al comodín del victimismo". Este mismo martes, el PSOE anunció que denunciaría a Vox ante la Fiscalía por delito de odio.

Y Santiago Abascal respondió. Durante su intervención en el Congreso, y en el marco del debate de la ley de amnistía, dedicó casi toda su intervención a interpelar al líder del PP. Más que a la bancada socialista. Y no dosificó los ataques. Entre otras cosas, acusó a Feijóo de ejercer "un simulacro de oposición" o de "estafar" a sus votantes por estar "deseoso" de reunirse con Sánchez y pactar con el PSOE cuestiones como el reparto de las comisiones parlamentarias.

Censuró también que Génova se uniese a la "política woke de la cancelación" por condenar sus declaraciones sobre Sánchez, de las que no se retractó, y sacó a relucir la polémica fotografía de Feijóo con Marcial Dorado. "¿Sabe cuántas veces me han pedido en los medios que condene una foto con la que lo querían involucrar con el narcotráfico?", y remató: "No están a la altura del grave momento por el que atraviesa España".

El enfado en las filas populares tras la intervención de Abascal era evidente. "En el PSOE están frotándose las manos", se quejaba un diputado. En la dirección de Génova, inciden en que Vox "se equivoca de adversario" y tachan de "equivocación" la decisión de los de Abascal de romper relaciones con el PP y radicalizar con "trazo grueso" su discurso contra el Ejecutivo porque, en su opinión, concede un nuevo balón de oxígeno a Sánchez en uno de los momentos más delicados de su mandato. "No aprenden", zanjan.

Alberto Núñez Feijóo lleva meses engrasando un discurso duro contra la amnistía y las cesiones de Pedro Sánchez al independentismo. Armó un esqueleto jurídico, coordinó a los grupos de Congreso y Senado, instruyó a los barones y llenó plazas y calles para alzar la voz contra el Gobierno. El arranque de la tramitación parlamentaria de la ley que despenaliza el procés catalán debía servir, a priori, para asestar un último golpe. "Retratar" al PSOE con esa decisión y presionar a Sánchez por sus pactos "ocultos" con JxCAT. Pero la ofensiva perdió fuelle durante el debate, mientras que ERC y JxCAT cogieron impulso para rebasar una línea más. Las fuerzas independentistas, eufóricas, avisaron ya de que el siguiente paso será la celebración del referéndum. Y los de Carles Puigdemont incluso se atrevieron a ir a degüello contra los jueces entre insultos y nuevas acusaciones de lawfare.

Partido Popular (PP)
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