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Yolanda Díaz mueve el tablero para ganar poder y prevenir rebeliones
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las dos vías de la izquierda

Yolanda Díaz mueve el tablero para ganar poder y prevenir rebeliones

La intención de la número 1 de Sumar es configurar una nueva izquierda en España, ligada a los partidos verdes europeos, pero se encuentra con obstáculos serios que existirán también tras el 23-J

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
Yolanda Díaz. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

Los rumores acerca de lo que podía salir del Consejo Ciudadano de Podemos fueron intensos. Sin embargo, y como era de esperar, nada novedoso salió de él. En realidad, los dirigentes de los partidos que conforman Sumar están pensando tanto o más en el día después de los comicios que en las elecciones mismas. Más Madrid está deseando deshacerse de lo que entienden como una pesada carga, la de Podemos; IU está pensando en la supervivencia después de haber claudicado en las listas "a cambio de un abrazo"; los de Iglesias, haciendo cálculos acerca de qué posición ocuparán pasado el 23-J y qué rédito le podrán sacar; Compromís solo está a lo suyo, y así sucesivamente. Mientras tanto, el equipo de Díaz sabe que necesita obtener un buen resultado para liderar el espacio posterior de manera real, por lo que tratará de ensanchar su base electoral lo máximo posible. Pero, sobre todo, está moviendo sus piezas en las listas para contar con apoyos propios una vez que los comicios se celebren.

En realidad, hay dos posiciones dentro de Sumar. La dominante es la de Yolanda Díaz, y la de algunas formaciones que la acompañan, que aspiran a dar un cambio significativo a la izquierda nacional. Poseen una orientación ideológica novedosa, porque aquí nunca ha sido mayoritaria en la izquierda. Sus líneas maestras, ecologismo, feminismo y laborismo verde, han aparecido dibujadas en los últimos tiempos de toda clase de izquierdas, pero no se trata tanto de las líneas programáticas como de la posición que desean ocupar. Buscan en España el espacio de la izquierda verde alemana.

Foto: Ione Belarra, Irene Montero e Isabel Serra. (EFE/Fernando Villar)

La otra gran novedad aparece en el perfil que desean ofrecer al electorado. Encargaron la realización del programa a un conjunto de expertos, entre los que predominaban los profesores universitarios, cuya intención era configurar una suerte de versión más avanzada de la España 2030 de la Oficina de Prospectiva, pero de la que se pudieran extraer algunas medidas claras para estas elecciones. Además, pretenden mostrar una imagen de solvencia, ligada a la imagen que su líder ha mostrado al frente del Ministerio de Trabajo, y alejada de ese amateurismo que sonaba fresco antes de tener responsabilidad de gobierno, pero que después les ha causado problemas serios.

Separarse del izquierdismo

La configuración de sus listas también pretende sugerir a los electores que son una izquierda evolucionada, que cuentan con personas representativas que ofrecen credibilidad profesional. Por eso, entre otras razones, se ha preferido como número 2 de la lista de Madrid a un diplomático antes que a un sindicalista, al que han relegado al número 6, ya que entendían que generaba más confianza social y les alejaba de viejos resabios izquierdistas. Por eso han elegido como número 3 (en los puestos de Más Madrid) a Tesh Sidi, una mujer joven, feminista, anticolonialista y experta en big data; o como número 7 a Alda Recas, enfermera y cabeza visible de la Marea Blanca. Esa intención de separarse del izquierdismo les ha llevado a no ofrecer puestos de salida por Madrid a IU; a Podemos lo han tenido que encajar a la fuerza.

En ese nuevo espacio sobran, ideológica y estéticamente, algunas de las fuerzas que ahora concurren con Sumar

Esta facción de Sumar cree que ha llegado el momento de hacer otras políticas que den una continuación diferente a las surgidas del 15-M. Toca acercarse a las izquierdas europeas contemporáneas: aspiran a una clara evolución del espacio político hacia una formación verde, feminista, atlantista, que dé cabida al reparto del trabajo y que impulse los empleos cualificados.

En ese nuevo espacio sobran, ideológica y estéticamente, algunas de las fuerzas que concurren con Sumar, y solamente la urgencia del momento y la debilidad de su estructura ha obligado a confluir con socios indeseados. La configuración de las listas lo ha dejado claro: hay partidos que no son bienvenidos y otros que van a ocupar un lugar muy secundario, en gran medida porque se les considera mucho más parte del pasado que del futuro. Baste señalar que Errejón no quiso ir con IU en la repetición electoral de 2016, y ahora los suyos tienen que aguantar a Podemos y a IU. Contentos no están, en especial porque piensan que Iglesias hará que el voto a Sumar sea menor.

Las dos posiciones electorales

Sumar apareció con un doble carácter, el de opción de futuro y el de barco de rescate, y eso ha generado posiciones muy diferentes dentro del espacio. De esa brecha, de la que no se puede olvidar que cuenta con un marcado carácter ideológico, nacen dos ritmos muy distintos de cara a las elecciones.

A Yolanda Díaz y a su equipo les va todo en el 23-J: un mal resultado supondría un golpe significativo a su liderazgo

Cada partido tiene intereses obvios en obtener los mejores resultados allí donde concurre con puestos de salida, porque esa es la condición de posibilidad de lo que pueda venir, pero le importan poco las demás circunscripciones. Por el contrario, a Yolanda Díaz y a su equipo sí les va todo en el 23-J. Incluso Más Madrid puede refugiarse en la capital y los Comunes en Cataluña si las cosas no marchan, pero un mal resultado general supondría un golpe importante para la directora del espacio político.

Esa es la razón de que quieran ensanchar su base electoral al máximo, y de que pretendan no ya competir con el PSOE, sino robarle todo el voto posible en aquellos territorios en los que Sumar está fuerte. En el equipo de Díaz se cree que su espacio tiene mucho futuro, y que puede enganchar con un sector social amplio, y por eso tratan de buscar perfiles más amables y más significados socialmente que los de anteriores izquierdas. En buena medida, Sumar es la reunión de la posición ideológica de la vieja ICV (Iniciativa per Catalunya Verds), de donde proviene Urtasun, y de la visión electoralista del errejonismo. La confluencia de un partido verde europeo con las formas, mensajes y posiciones electorales que siempre defendió Errejón es lo que está intentando construir Díaz.

Sin embargo, para lograrlo, necesita más músculo propio. Los puestos que ella ha situado en las listas, de fieles a Díaz y no a otros partidos, son escasos. Por eso hay baile de nombres de última hora y Díaz está ampliando el número de afines, en especial de esos que militan en otros partidos, pero han mostrado su compromiso con la dirección de Sumar. Las fricciones por este motivo incluso han alcanzado a su relación con los Comunes.

La noche de las elecciones

Con este reparto de cartas, que marca posiciones políticas y niveles de movilización diferentes, es previsible que en Sumar haya tensiones futuras. Si los resultados acompañan, lo natural es que se reduzca el espacio que los de Díaz dejen a las formaciones no bienvenidas a la coalición. Si, por el contrario, no resultan suficientes, los reproches mutuos se multiplicarán desde la noche de las elecciones (hay que recordar lo vivido el 26 de junio de 2016, el día de la repetición de las generales que ganó Rajoy) y la vida en ese grupo parlamentario se convertirá en muy complicada. En Sumar son conscientes de la doble partida, la electoral y la posterior al 23-J, y están tratando de asentar una estructura real para el partido político Sumar y de consolidar un número relevante de diputados de verdad afines a Díaz dentro del grupo. Sumar todavía guarda muchas cajas que abrir en sus cuitas internas.

Los rumores acerca de lo que podía salir del Consejo Ciudadano de Podemos fueron intensos. Sin embargo, y como era de esperar, nada novedoso salió de él. En realidad, los dirigentes de los partidos que conforman Sumar están pensando tanto o más en el día después de los comicios que en las elecciones mismas. Más Madrid está deseando deshacerse de lo que entienden como una pesada carga, la de Podemos; IU está pensando en la supervivencia después de haber claudicado en las listas "a cambio de un abrazo"; los de Iglesias, haciendo cálculos acerca de qué posición ocuparán pasado el 23-J y qué rédito le podrán sacar; Compromís solo está a lo suyo, y así sucesivamente. Mientras tanto, el equipo de Díaz sabe que necesita obtener un buen resultado para liderar el espacio posterior de manera real, por lo que tratará de ensanchar su base electoral lo máximo posible. Pero, sobre todo, está moviendo sus piezas en las listas para contar con apoyos propios una vez que los comicios se celebren.

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