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Iglesias, en la trinchera: "Se cree la izquierda real frente a un Gobierno de Feijóo y Abascal"
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ENFRENTADO A CASI TODOS

Iglesias, en la trinchera: "Se cree la izquierda real frente a un Gobierno de Feijóo y Abascal"

El líder de Unidas Podemos está enfrentado con los partidos de la derecha, con sus socios de Gobierno, con una parte de las corrientes que conforman el espacio morado y también con los medios de comunicación

Foto: Iglesias, en la presentación de su libro 'Verdades a la cara'. (EFE/Juanjo Marín)
Iglesias, en la presentación de su libro 'Verdades a la cara'. (EFE/Juanjo Marín)
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"Señora, haga el favor de soltarme el brazo y deje de hacer creer que se puede defender un proyecto político decente desde la tertulia de Ferreras. Cambiar Ctxt por laSexta le habrá dado más fama y dinero pero, si no le molesta, no se acerque más a nosotros".

La cita se la dedicó Pablo Iglesias a la columnista Elizabeth Duval esta semana en Twitter. Rompía así el ex vicepresidente uno de sus últimos vínculos con la prensa, a la que identifica como causante de gran parte de los problemas de España en general y de la izquierda en particular. No obstante, la ruptura —y el modo de hacerla pública— ha sorprendido a todos, en tanto que Iglesias y Duval no solo han compartido debates en los consejos editoriales de Ctxt y en el plató de La Base, sino que han explicitado su mutua admiración en diversas ocasiones.

"Iglesias nunca ha tolerado que Yolanda no le obedeciera ciegamente"

"Tuvimos muchas discusiones en los comités editoriales y hemos tenido mil discrepancias, de forma y de fondo, pero siempre las habíamos llevado, hasta hace un tiempo, de forma elegante. A mí me ha resultado estimulante discutir con él y le he admirado mucho; por eso me entristeció su actitud ahora. Me dio mucha pena. No me afecta, por suerte, que me tire a los caballos; simplemente me da pena, por él, por lo que ha sido, por el recuerdo de un personaje histórico de la política española que podría haber quedado", dice Duval a este periódico.

Desde que abandonase el Ejecutivo en marzo de 2021, Iglesias ha elevado varios tonos la agresividad con la que defiende sus ideas. Agotado el sueño de "asaltar los cielos", la diana de sus invectivas se ha escorado a la izquierda; ahora son sus socios de Gobierno (PSOE) y de coalición (IU) los que reciben la lluvia de proyectiles. En las redes sociales, Iglesias se enfrenta al disenso enviando a sus seguidores para hostigar al rival y bloqueando decenas de cuentas al día.

Para Duval, este comportamiento se debe a la cercanía de las urnas: "Mis primeros rifirrafes con él tenían que ver, hace ya tiempo, a finales de 2021, con lo que yo percibía como ataques muy sutiles a Yolanda. Nunca ha tolerado que Yolanda no le obedeciera ciegamente, no poder tutelarla o controlar sus pasos, y ha atacado sistemáticamente a quienes hemos señalado que esto era así. Hace once meses aún me invitaba a La Base, y eso que mi relación con Yolanda era parecida a la que tengo ahora, pero lo que ha cambiado es que ahora hay campaña electoral. Y ahí él busca disciplinar a quien no le baila el agua".

Todas las fuentes citadas, tanto las que revelan su identidad como las que no, mencionan a Yolanda Díaz a la hora de explicar la agresividad de Iglesias. El pasado martes, mientras la vicepresidenta robaba el show de Tamames en el Congreso, Iglesias lanzó su gran proyecto audiovisual: Canal Red. La coincidencia de fechas se interpretó como un desafío de Iglesias a Díaz en plena negociación para la integración de los morados en Sumar, la plataforma que la vicepresidenta presentará el próximo 2 de abril. Si Díaz iba a gozar de tiempo de cámara, Iglesias sacaría músculo con su nuevo canal.

Fue otro test decepcionante: si medimos el éxito de un acontecimiento por el número de hastags en Twitter, la gallega goleó al madrileño aquella mañana por 6 a 0. Por si fuera poco, fue también el momento que las errejonistas Rita Maestre y Mónica García escogieron para hacer público que estarán en la puesta de largo de Sumar en el polideportivo Magariños, en Madrid.

Sin comunicación

El desencuentro viene de lejos, de los meses que sucedieron a la dimisión de Iglesias. El entonces vicepresidente del Gobierno detectó que su ministra de Trabajo había empezado a maniobrar para reformular el espacio político a la izquierda del PSOE. Díaz consideraba, y aún lo hace, que las cuentas no le salían a Unidas Podemos de cara a las generales si todo permanecía igual. Que era necesario volver a ilusionar a sus votantes con caras nuevas como, por ejemplo, la suya. A medida que Díaz avanzaba en sus reuniones informales con otros políticos, Iglesias fue elevando el tono en su podcast, si bien ambos negaban en público lo que era un clamor en sus formaciones.

placeholder Iglesias y Díaz, cuando compartían bancada en el Congreso. (EFE)
Iglesias y Díaz, cuando compartían bancada en el Congreso. (EFE)

"Iglesias ungió a Yolanda Díaz como sucesora sin estar muy convencido, más bien cediendo a la ola de popularidad de Díaz. Desde el arranque de la legislatura, la ministra de Trabajo adelantó por la derecha a Irene Montero y a Ione Belarra, sus personas de confianza en Podemos, y negarse a pasarle el testigo habría resultado escandaloso", dicen fuentes próximas al Ejecutivo.

Hubo días de vino y rosas entre Iglesias y Díaz. El año 2019 fue especialmente complicado para Unidas Podemos. En las generales de abril, la formación morada perdió dos millones de votos con respecto a 2016, y en la repetición electoral de noviembre se dejó otro medio millón. La evolución de sus escaños, en solo tres años, fue: 71, 33, 26. Asediado y en proceso de descomposición, Yolanda Díaz fue de las primeras en dar un paso adelante y respaldar a Iglesias. El líder, por su parte, dio el do de pecho: tras una negociación durísima con el PSOE, no solo evitó la desaparición de Podemos, sino que le proporcionó la vicepresidencia del Gobierno y cinco ministerios.

La relación se rompió en mil pedazos en noviembre de 2021, cuando Díaz organizó un acto en Valencia bautizado como Otras políticas. "Es el comienzo de algo que va a ser maravilloso", dijo la ministra al comenzar el evento, que contó con la presencia de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, Mónica García, líder de Más Madrid y Mónica Oltra, por entonces vicepresidenta de la Generalitat Valenciana. La cuestión no es tanto quienes estaban, sino quienes no: Ione Belarra e Irene Montero, compañeras de formación y del consejo de ministros, no fueron invitadas.

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias no hablan desde finales de 2021

Iglesias le envió a Yolanda Díaz un mensaje al día siguiente pidiéndole explicaciones: no obtuvo respuesta y, desde entonces, no hay comunicación entre ellos.

En verano, tras una calamitosa negociación para las listas de Andalucía que dejó a Unidas Podemos fuera del frente progresista, fueron cesados Amanda Mayer, jefa de gabinete de Irene Montero, y Enrique Santiago, secretario de Estado del ministerio de Belarra. Ambos procedían del Partido Comunista, eran parte de Izquierda Unida y, en efecto, apoyan a Yolanda Díaz.

La caída de Santiago ha causado desafecto en las filas moradas. El abogado, que ocupa cargos de relevancia desde 1990, es visto como un político pragmático que ha dedicado muchos esfuerzos a mantener la unidad en la interna de Podemos. De hecho se había convertido, en los últimos tiempos, en el negociador estrella de UP para lidiar con Félix Bolaños. "Enrique es un tipo respetado, porque no está en la espuma de los días. Es un tipo de la vieja escuela del PCE que pone por delante los resultados a las intrigas palaciegas", dice un diputado nacional de Unidas Podemos, de la parte morada. "Pablo y Enrique tenían una estupenda sintonía desde el día que se conocieron. Se tenían reservas, porque vienen de corrientes casi enfrentadas, pero fue amor a primera vista. Iglesias incluso ha llegado a veranear con su familia en la casa de Asturias de Enrique. De modo que sí, aunque su caída se veia venir, ha sido un shock para el partido".

Traiciones y paranoia

Como el gamusino o las anjanas, el carácter de Pablo Iglesias ya es parte de la mitología ibérica. Dicen que es una criatura que solo ambiciona el poder, nutrida por la sangre de los que osan interponerse en su camino, y que no parará hasta convertir España en la peor de las repúblicas bananeras. Como en toda leyenda, hay una parte de verdad y otra que conviene matizar: "A Pablo se le atribuyen multitud de purgas, como si fuera el nuevo Stalin, pero lo cierto es que muchas de las salidas tienen que ver con traiciones. No con lo que Pablo considera una traición, sino con traiciones inapelables. ¿O es que tiene otro nombre lo que le hizo Errejón en varias ocasiones?¿Y lo que le ha hecho Yolanda Díaz qué es? ¿O es que habría llegado a ser vicepresidenta desde el PCE?", exponen desde la formación morada.

Distintas fuentes coinciden en señalar que los constantes intentos de asonada interna, junto al acoso que sufrieron Iglesias y su familia durante su estancia en el Gobierno (más de veinte causas judiciales archivadas y un año de escrache frente a su casa), han perfilado un líder más cínico y combativo. Ya no se fía de nadie y vive en permanete estado de alerta para adelantarse a la puñalada. Alguien que ve gigantes donde los demás ven molinos pero que, en ocasiones, terminan por ser gigantes. "Iglesias se ha atrincherado y vuelto más paranoico. Lo entiendo, porque es inevitable la paranoia si te acosan como a él le han acosado, un acoso injustificable. Pero creo que hay otras formas de canalizar ese dolor que no pasan por convertir tu partido en una secta", afirma Elizabeth Duval.

placeholder Iglesias, junto a Bescansa, Luis Alegre, Monedero, e Íñigo Errejón, en el escenario instalado en la Puerta del Sol en 2015. (EFE)
Iglesias, junto a Bescansa, Luis Alegre, Monedero, e Íñigo Errejón, en el escenario instalado en la Puerta del Sol en 2015. (EFE)

Aunque se trata de una exageración, hace tiempo que en los círculos periodísticos se habla de secta para referirse al entorno de Iglesias. Hacen referencia a la horda de seguidores de Twitter que se lanzan a la femoral de los que cuestionan al líder morado, casi siempre cargos del partido o cuentas anónimas. Lejos quedan aquellos que daban la cara por él cuando arrancó Podemos como Carolina Bescansa, Luis Alegre, Tania González, Íñigo Errejón o Rita Maestre. De aquellos tiempos solo le quedan Irene Montero y Juan Carlos Monedero, este desde fuera del partido, con voz pero sin voto.

Una de las víctimas habituales de las hordas de Iglesias es el ex secretario general de Podemos en Madrid, Ramón Espinar. Gozó de la confianza de Iglesias hasta 2019, cuando cayó en desgracia por discrepancias con el trato a Errejón tras Vistalegre II. Cree que el principal motivo por el que Iglesias pierde apoyos tiene que ver con su forma de entender la política: "Iglesias se está aislando porque la lógica con la que opera su aparato, que no solo es él, porque también están Irene Montero y Juanma del Olmo, me recuerda a la de Teodoro García-Egea en el PP. No les vale con que les apoyes en los momentos clave, sino que te exigen obediencia diaria. Todos los días te piden cosas, desde para decirte a quién tienes que contratar para llevar el Twitter hasta lo que tienes que votar en los órganos de decisión interna", explica. "Como consideran que han colocado a todos, exigen obediencia absoluta".

En esta línea argumenta la ex diputada europea Lola Sánchez Caldentey. Tras considerar que el ataque de Iglesias a Duval se debe a que su condición de mujer, motivo por el que cree que nunca se le nombró jefa de delegación, reveló en Twitter que el líder morado le exigió que le remitiese informes semanales de la actividad de Miguel Urbán, jefe de la formación en Bruselas. "(Iglesias) me dijo a todo que sí y después me pidió una cosita de nada: que le mandara periódicamente un documento SIN FIRMAR donde yo tenía que contarle todo lo que Urbán hacía en Bruselas. O sea, que fuera su espía. Yo también le dije que sí y me largué. Nunca recibió un solo informe y creo que esa fue la puntilla que me clavó y que me sacó de su proyecto. A mí estas cosas me daban ganas de vomitar, y sentía que ya no debía estar ahí. Habían convertido un proyectazo en una puta mierda", publicaba Sánchez Caldentey en Twitter.

Para Espinar, Iglesias está perfilando una base de fieles de cara al próximo ciclo electoral: "Él mencionaba a menudo la teoría del acordeón de García Linera, ex vicepresidente de Evo Morales. Decía que para hacer buena música hay veces que tiene que abrir el acordeón y otras hay que cerrarlo. Iglesias ahora está cerrándolo, en fase de repliegue, porque augura, y desea, un gobierno de Feijóo con Vox de muleta para presentar a Unidas Podemos como la única alternativa auténtica de izquierdas".

placeholder Belarra, Echenique e Iglesias, en la presentación de las memorias del último. (EFE)
Belarra, Echenique e Iglesias, en la presentación de las memorias del último. (EFE)

El lunes, Iglesias publicó un artículo en Ctxt que se ha interpretado como las condiciones de su rendición al proyecto de Yolanda Díaz. Circulan trackings internos que señalan que, por cada voto que consiga Irene Montero, Díaz se hará con tres. Además, los proyectos legislativos de Belarra y Montero casi han terminado y quedan once meses de legislatura que se le pueden hacer interminables, especialmente cuando tu socio de gobierno es el PSOE, una formación experta en aprovechar las debilidades del adversario.

En este momento, pocos creen que Díaz aceptará ningún acuerdo de confluencia antes del baño de masas en el Magariños, pero todavía menos que Unidas Podemos se atreverá a ir a las elecciones por separado. "Tienen que pactar en algún momento, Podemos sabe que está muy débil ahora como para echar órdagos", dice Espinar. "De todos modos, Iglesias tiene una estrategia a largo plazo: hacerse relevante entre las burguesías progresistas catalana y vasca, presentarse como su embajador en Madrid, por eso está en RAC1 y en ETB. Con ellos, y con el apoyo de Latinoamérica, quiere armar una alternativa mediática, crear su propio altavoz".

Las próximas semanas serán cruciales para decidir el futuro del espacio a la izquierda del PSOE. Para Elizabeth Duval, la clave está en que Iglesias se eche a un lado, esta vez en serio, y deje al partido fluir libre. "Iglesias debería dejar de marcar línea, permitir la discrepancia, abrir puertas y ventanas, que corra el aire y no la bilis. No debería ser difícil. Pero hay que saber relegar y retirarse dignamente. En cómo se lega también se mide la valía de un político". No será un acuerdo sencillo: además de la oposición de Moncloa, algunos cuadros de IU son partidarios de apretar las tuercas, como Podemos hizo con ellos en 2014, mientras que otros afirman en privado que figuras como Irene Montero, achicharrada por la ley del sí es sí, más que sumar, les resta.

"Señora, haga el favor de soltarme el brazo y deje de hacer creer que se puede defender un proyecto político decente desde la tertulia de Ferreras. Cambiar Ctxt por laSexta le habrá dado más fama y dinero pero, si no le molesta, no se acerque más a nosotros".

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