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Zamora-León-Ourense: el nuevo 'triángulo de las Bermudas' de los incendios en España
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RAZONES TRAS LA CATÁSTROFE

Zamora-León-Ourense: el nuevo 'triángulo de las Bermudas' de los incendios en España

Las tres provincias del noroeste español, junto a aquellas que las rodean, lideran las estadísticas en número de fuegos y terreno quemado de los últimos 20 años. ¿Qué sucede?

Foto: Un bombero en el incendio de Valdeorras (Ourense). (EFE/Brais Lorenzo)
Un bombero en el incendio de Valdeorras (Ourense). (EFE/Brais Lorenzo)

Si recogiéramos todos los trozos de Zamora, León y Ourense que han ardido en los últimos 20 años y los uniéramos como en un puzle, lograríamos una provincia de casi 5.500 kilómetros cuadrados, más grande que Cantabria o La Rioja.

La magnitud de los incendios padecidos por los habitantes de esta región del noroeste peninsular, que están sufriendo estos días el peor verano de su historia, hace que los campos de fútbol se queden muy cortos para definir la tragedia, pero ahí va: para igualar lo que ha ardido en estas tres provincias desde el año 2000, todos los campos de fútbol que hay en España (7.077 según el último Anuario de Estadísticas Deportivas) tendrían que arder 70 veces.

Es una tendencia preocupante teniendo en cuenta que es una zona tradicionalmente verde, de clima entre oceánico y montañoso. Las razones de que cada verano padezcan una catástrofe ecológica son múltiples y van más allá de las causas, ya sean incendios provocados o accidentales.

En lo que llevamos de 2022, se han quemado ya más de 200.000 hectáreas en España, más que en cualquier otro año desde el 2000. Si se analiza la evolución mensual de superficie arrasada por las llamas, el acumulado hasta julio de este año es casi seis veces mayor que el promedio de 2006 a 2021. En esos 15 años, se quemaron de media unas 35.000 hectáreas entre enero y julio, según los datos de detección de incendios por satélite del Sistema Europeo de Información de Incendios (EFFIS, por sus siglas en inglés).

Galicia es la comunidad más afectada en las dos últimas décadas, sobre todo en la parte sur, en las provincias de Pontevedra y Ourense. Ninguna otra región española ha sufrido tantos incendios en los últimos años, pero no tan grandes como los de los últimos días. Los incendios de la sierra de O Courel (Lugo) y Valdeorras (Ourense) han superado las 10.000 hectáreas de superficie quemadas, registros que no se habían visto hasta ahora.

El segundo de esos incendios pasó a la provincia de León, otra de las zonas más castigadas por el fuego en las últimas décadas. Aunque en el último lustro se había librado de grandes desastres, la tragedia siempre ha rondado cerca. También lo había hecho hasta este año Zamora, que en poco más de un mes ha sufrido dos de los peores incendios que se recuerdan en España: más de 60.000 hectáreas calcinadas entre la sierra de la Culebra y Losacio. Si se analizan también las áreas quemadas al otro lado de la frontera, en Portugal, se observa que el noroeste ha sido la zona más caliente de la península ibérica en los últimos años.

Según los datos captados por los sistemas satelitales MODIS y VIIRS, utilizados por EFFIS para elaborar sus mapas de áreas quemadas, los dos incendios de Zamora están entre los 10 más graves de España desde el año 2000. Solo los supera el de 2004 en Minas de Riotinto, Huelva, y el de 2012 en Cortes de Pallás, Valencia. Entre los más devastadores también está el de 2021 en Navalacruz, Ávila.

A pesar de todo, la tendencia es a que cada año la superficie quemada por incendios es menor. La serie histórica de hectáreas abrasadas no es plana, sino que muestra altibajos según la intensidad de los fuegos de cada año. Sin embargo, cada vez es más raro ver cifras como las de la década de los 80 o los 90, donde se superaban las 400.000 hectáreas quemadas. En 1985 ardieron casi 485.000, prácticamente un 1% de todo el territorio nacional.

Más calor... ¿menos incendios?

Cualquiera diría que esa tendencia no encaja con la que proyecta el ascenso de las temperaturas provocado por el cambio climático. Si cada vez es más habitual que suframos temperaturas extremas, ¿por qué no hay más incendios?

Foto: Incendio en el entorno del Parque de Doñana en junio de 2017. (EFE)

Aunque las olas de calor son un factor de riesgo para la proliferación de incendios, no todo depende de las temperaturas extremas. Por ejemplo, en 2018 vivimos una de las olas de calor más intensas desde que hay registros, pero la superficie quemada fue una de las más bajas de la serie histórica. Sin embargo, en 2017 hizo más calor en general —y no solo concentrado en unos días— y los destrozos provocados por el fuego fueron mayores.

Además, la subida de las temperaturas no se siente igual en todas partes. En lo que va de julio, las provincias de León y Ourense han sido las que más han notado el cambio. Allí, las máximas registradas han sido un 25% más elevadas, de media, que en el periodo habitual de referencia (de 1980 a 2010). En general, el mapa de España muestra que, al final, las zonas más vulnerables están en el norte, mientras que el cambio es menos acentuado en el sur, las islas o la zona de Levante.

Zamora, la provincia que más está sufriendo los incendios de estos últimos días, está entre las 10 más afectadas. En la estación meteorológica que hay en Villardeciervos, la media de las máximas de julio es de 28 °C, mientras que este año ya está en 34, un 21% más. Justo allí se concentraron los vecinos, a principios de mes, en protesta por el incendio en la sierra de la Culebra.

La odisea de Portugal

De los países que controla el sistema EFFIS, España va a la cabeza en superficie quemada, seguida de Rumanía y de Portugal. Pero, en los últimos 15 años, el país vecino ha sido el que más ha sufrido los efectos de las llamas. De media, desde 2006, se ha quemado cada año un 1,1% de su territorio. La cifra relativa es casi tres veces más elevada que la de Grecia, el siguiente país en la clasificación. Tras ellos siguen el resto de países mediterráneos: Chipre, Croacia, Italia y España.

El caso de Portugal es tan extremo que, incluso aunque este año está siendo fatídico, con cerca de 150.000 hectáreas quemadas hasta esta semana de julio, está todavía bastante por debajo de su media en los 15 años previos, al contrario de lo que sucede en España, Croacia o Rumanía. En este último, los incendios en la zona de Tulcea están siendo de los más graves respecto al periodo señalado y ya se ha quemado más del 0,6% del territorio, 10 veces por encima de lo normal allí.

Pero incluso estos datos tan terribles palidecen con lo que está pasando en Zamora: los dos grandes incendios en la sierra de la Culebra y Losacio han calcinado unas 57.000 hectáreas, casi el 6% del territorio de la provincia.

Metodología

Para este artículo se han utilizado dos fuentes: la Estadística de Incendios Forestales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la base de datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés). 

La primera recoge los datos de los partes de incendio forestal que todas las comunidades rellenan para cada incendio. Es un formulario estandarizado con más de 150 campos. Los datos del EFFIS utilizados para la elaboración del mapa y el gráfico de evolución mensual de hectáreas quemadas son el resultado de la detección por satélite de fuegos activos con base en la diferencia de temperatura de la superficie.

Por ese motivo, las cifras de una y otra estadística no coinciden (las que recopilan las comunidades autónomas son más precisas), aunque ambas reflejan tendencias similares.

Si recogiéramos todos los trozos de Zamora, León y Ourense que han ardido en los últimos 20 años y los uniéramos como en un puzle, lograríamos una provincia de casi 5.500 kilómetros cuadrados, más grande que Cantabria o La Rioja.

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