La crisis galletera pone en jaque la 'aldea gala' castellana que resiste contra la despoblación
El principio de acuerdo al conflicto da un respiro a Venta de Baños, Toro y Aguilar de Campoo, donde la actividad de Grupo Siro es vital para su desarrollo económico. Tras el anuncio de cierre, el pequeño comercio se ha frenado en seco
El anuncio de cierre del Grupo Siro, hace ya dos semanas, ha alterado la vida del ecosistema galletero de Castilla y León. La amenaza que se cierne sobre las plantas de Venta de Baños, Toro y Aguilar de Campoo mantiene en vilo a toda la región, consciente de que el final de su actividad significa también el final de la vida del pequeño comercio en la zona. "A ver qué pasa", es la frase más repetida en las tiendas, bares y en las conversaciones entre los vecinos, a caballo entre la incertidumbre y la expectativa por el desenlace. La tensión es notable en cada una de sus calles y algunos hablan, incluso, de emigrar si la empresa es liquidada. Solo las últimas horas han aliviado esa sensación de temor, tras el anuncio de un principio de acuerdo con los sindicatos.
Una pancarta en la fachada del Ayuntamiento de Venta de Baños refleja la resistencia que se ha armado desde el fatal anuncio. "El pueblo de Venta de Baños apoya a los trabajadores de Grupo Siro". Es la misma que presidió el pasado domingo la manifestación masiva en contra del cierre, a la que asistieron un millar de personas en una localidad de unos 6.400 habitantes. Tal fue el éxito de convocatoria que los trabajadores, a pesar de las circunstancias, lo celebraron ya como un logro histórico para el municipio. "Este cierre afecta al 80 por ciento del municipio" insiste la presidenta del comité de empresa de la planta de la localidad, Mari Mar Rodríguez.
El análisis es compartido por gran parte de los vecinos de los tres municipios. El cierre de Grupo Siro comprometería el futuro económico de todos. El responsable de la carnicería González en la localidad palentina es muy contundente sobre el futuro que les esperaría tras la desaparición de la galletera: "Lo mismo tenemos que emigrar. La gente no podría hacer frente a las cosas, a sus pagos y a las hipotecas".
Una afirmación que sitúa la dimensión del problema para Venta de Baños y que confirma a El Confidencial su alcalde, el socialista José María López Acero. "Nosotros no imaginamos Venta de Baños sin las fábricas de Siro, sin ninguna de ellas. Siro son prácticamente 700 puestos de trabajo directos y se multiplica por tres el número de empleos de otras empresas a las que puede afectar, luego calculamos unos 2.000 trabajadores. Es mucho, sería haber mandado esto al garete".
Frenazo al comercio local
Tan importante es Siro para Venta de Baños, que estos días de tensión e incertidumbre se han traducido en un frenazo de la economía diaria del municipio. El pequeño comercio vende menos desde que estalló la crisis empresarial. "Ya se ha notado estos días en las cuentas", alerta el carnicero. Y no es el único.
A unos metros de su tienda, Carmen tiene una mercería. "Es terrible, estamos todos con mucho miedo. El comercio, desde que se anunció el cierre, lo ha notado" explica, tras contar orgullosa que estuvo en la concentración del pasado domingo: "No se puede consentir perder esa fábrica". "Hay matrimonios y familias enteras que trabajan en la fábrica, así que es un golpe muy duro". Justo enfrente hay una papelería, y su dependienta considera que "es una faena": "La gente está hablando mucho y les genera temor, como todo lo que estamos viviendo últimamente". El sentir se repite en el bar de José. "En Siro trabaja mucha gente. Sobre todo en la fábrica más antigua (la que anunció su cierre) porque en esa la mayor parte de la gente es del pueblo", apuntan.
La vida, pese a todo, continúa. En una de las terrazas de la plaza mayor, tres mujeres toman café. Dos de ellas son profesoras del centro educativo de la localidad. Ante la pregunta de qué significa Siro, tampoco dejan margen a las dudas. "Es la única industria fuerte que nos queda. Yo tengo conocidos que trabajan allí y sería una pena". Su compañera docente añade: "Perdimos la azucarera, el ferrocarril y perder Siro sería fatal. Yo tengo una amiga que trabaja allí y anda muy preocupada".
La planta de Venta de Baños fue la primera que se negó al plan de viabilidad de la empresa, con importantes recortes en las condiciones laborales. El rechazo quizá se explique por el pasado de la localidad. Si consigue vencer esta batalla, sería de las pocas que ha ganado en la historia de reconversiones que ha sufrido su industria. "Venta de Baños es un pueblo ferroviario, el ferrocarril ha tenido también sus reconversiones y Siro es algo que es del pueblo. Lleva aquí desde el año 1971 y Juan Manuel Serna (presidente de Grupo Siro) en año 1991 lo reflotó y creó todas las empresas que hay aquí del grupo", relata López Acero. El municipio perdió su azucarera hace 14 años y ha logrado recomponer su importancia como polo industrial y logístico con un polígono en que hay asentadas unas setenta empresas y que tiene como buques insignia todas las instalaciones de la galletera.
El nerviosismo que ha generado la avalancha de malas noticias de las últimas semanas incluso llegó al ámbito político. El empresario Juan Manuel Serna, presidente del Grupo Siro, es hijo adoptivo de Venta de Baños en reconocimiento por haber salvado la galletera en la anterior crisis de los años noventa. Un honor que el grupo municipal de IU planteó quitarle si finalmente Siro cerraba sus instalaciones. "Nos parece un poco lamentable que Ciudadanos y el PP votaran a favor de la moción de IU para quitarle el nombramiento cuando estamos en mitad de una negociación que es muy delicada y muy importante para el futuro del municipio", se queja el alcalde.
Importancia "capital" para Toro y Aguilar
El mazazo del anuncio de cierre de la fábrica de Venta de Baños y de la paralización de la actividad de todas sus factorías mantiene en vilo a otras dos localidades de Castilla y León, donde esperan que se confirmen las buenas noticias tras el principio de acuerdo. Aguilar de Campoo, también en Palencia, y Toro, en Zamora, tienen fábricas que son emblemas. En el caso de Aguilar, Grupo Siro no es solo relevante en términos de empleo, también en valor sentimental. La galletera de Serna consiguió salvar en 2002 la histórica fábrica Galletas Fontaneda tras una de las mayores crisis empresariales de la provincia.
Los vecinos de Aguilar se echaron a la calle para defender su fábrica de galletas de más de un siglo de historia ante el cierre decretado por su entonces propietaria, la compañía británica United Biscuits, con protestas multitudinarias con enorme apoyo social. Como sucede ahora, además del empleo, el fin de la actividad suponía pérdida de identidad. Estos días su alcaldesa, María José Ortega (PP), ponía aquella batalla por Fontaneda como ejemplo para encontrar una salida a esta nueva crisis ante una situación "muy delicada". "La solución pasa por renunciar a algo para seguir hacia el futuro" considera Ortega. La fábrica de Grupo Siro en Aguilar de Campoo tiene 300 trabajadores.
Otra villa industrial, Toro, ha puesto todo su empeño en evitar la disolución de Grupo Siro. Las instalaciones de la galletera en esta localidad zamorana afectan a unos 200 trabajadores. Sin embargo, su alcalde, Tomás del Bien, explica que la importancia es mucho mayor para su economía: "Tiene una importancia capital en el tejido industrial de la ciudad. El cierre anunciado por la compañía no solo afecta unas 200 familias. También hay toda una industria subsidiaria de transportes, de averías, de servicios que surten a Siro y que en muchos casos son pequeñas empresas y comercios".
Un mensaje en el que se incide desde el comité de empresa de Siro en Toro. Su presidenta, María José de la Iglesia, lo define como "un palo para Toro, la comarca y toda la provincia de Zamora. Que todas esas familias se queden en la calle va a influir en todos los negocios de Toro y de alrededores". Para poder entender la larga sombra de Siro en este municipio, el alcalde de Toro relata como "el otro día me llegaba el caso de una floristería que todavía no tenía una factura cobrada y finalmente pudo cobrar y que puntualmente hace servicios a la fábrica y eso también desaparece". Siro en Toro fue comprada en 1993 a Reglero.
"Hemos percibido que desde la fábrica ha habido poca transparencia a sus trabajadores a la hora de explicarles realmente la situación"
Tomás del Bien pone de manifiesto que ha habido "una falta de comunicación clarísima" entre empresa y trabajadores del grupo. "Había una falta de comunicación y es lo que estamos fomentando desde las administraciones. Hemos percibido que desde la fábrica ha habido poca transparencia a sus trabajadores a la hora de explicarles realmente la situación de la empresa". Una falta de transparencia que para María José de la Iglesia "ha creado una desconfianza entre los trabajadores que ahora es muy difícil de revertir porque si tú ves que en tu planta estás trabajando a tope, estás vendiendo todo lo que tienes e incluso están haciendo inversiones no te puedes creer que esto se vaya a acabar dentro de unos días".
La implicación del Ministerio de Industria y la Junta de Castilla y León esta última semana ha logrado volver a la mesa de negociación, alcanzar un principio de acuerdo y conseguir que los inversores regresen aumentando en 12 millones de euros su oferta. Mimbres esperanzadores que aguardan el respaldo de los trabajadores de las plantas para empezar a despejar el futuro sobre tres polos económicos que hasta ahora habían sido ejemplo de cómo mantener su industria agroalimentaria para contener la despoblación y generar oportunidades de futuro.
Mientras, los vecinos de Venta de Baños, Toro y Aguilar de Campoo contienen la respiración y se muestran escépticos hasta que no se firme un acuerdo. José sentencia la conversación, desde su bar de Venta de Baños, al tiempo que sirve un par de cañas, con una reflexión válida para toda la España rural: "Aquí, en este municipio, cada puesto de trabajo importa".
El anuncio de cierre del Grupo Siro, hace ya dos semanas, ha alterado la vida del ecosistema galletero de Castilla y León. La amenaza que se cierne sobre las plantas de Venta de Baños, Toro y Aguilar de Campoo mantiene en vilo a toda la región, consciente de que el final de su actividad significa también el final de la vida del pequeño comercio en la zona. "A ver qué pasa", es la frase más repetida en las tiendas, bares y en las conversaciones entre los vecinos, a caballo entre la incertidumbre y la expectativa por el desenlace. La tensión es notable en cada una de sus calles y algunos hablan, incluso, de emigrar si la empresa es liquidada. Solo las últimas horas han aliviado esa sensación de temor, tras el anuncio de un principio de acuerdo con los sindicatos.
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