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La madre del niño desaparecido: "Se me murió, no lo maté, y lo tiré a un contenedor"
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La madre del niño desaparecido: "Se me murió, no lo maté, y lo tiré a un contenedor"

La Policía busca el cadáver de Antonio David, de 15 años. La mujer asegura haberlo arrojado a las afueras de Madrid, pero es poco fiable y se investiga el rastro telefónico

Foto: Vista de un furgón de la Policía Nacional. (EFE)
Vista de un furgón de la Policía Nacional. (EFE)

Existe en la sociedad un grupo de personas que necesitan medicación de por vida para mantener un día a día aparentemente normal. Si abandonan la medicación, pueden perder el control de sus actos. Todo apunta a que esto es lo que le sucedió a la madre de Antonio David. En algún momento del pasado fin de semana, esta mujer, que residía con sus dos hijos en Morón de la Frontera, echó de casa a su hija de 18 años tras una discusión. Todo apunta que ya entonces había dejado de tomarse las pastillas que controlaban sus problemas de salud mental. No se sabe todavía con exactitud cuándo, pero, en algún momento posterior, cogió a su hijo, Antonio David, discapacitado y con movilidad reducida, tiene que ir en silla de ruedas, lo montó en el coche y se fueron. El marido, del que se había separado en el 2007 y que disfrutaba de un amplio régimen de visitas de común acuerdo, se percató de su ausencia el lunes y presentó una denuncia por desaparición ante la Policía Nacional.

Lo siguiente que se sabe es que el día 12, a las 22:00 horas, madre e hijo llegaron y a un hotel de Talavera de la Reina y descansaron allí. El recepcionista tiene un recuerdo nítido del niño en la silla de ruedas. En algún momento de la noche se debieron ir sin llamar la atención porque la persona que entra de relevo a las 07:00 horas de la mañana jamás les vio salir, y garantiza que se habría dado cuenta.

Foto: Madre e hijo fueron vistos en un hotel de Talavera de la Reina el pasado domingo.  (iStock)

El día 13, ya avanzado el día, a la madre de Antonio David se le estropea el coche mientras circula por la carretera en la provincia de Segovia. Llama a una grúa, y el hombre que acude allí se asusta. Percibe, por los comentarios de la mujer y su forma de actuar, que no se encuentra bien. Está en pleno brote. Sin que se dé cuenta, llama a la Guardia Civil, que se presenta a los pocos minutos.

Tras una conversación incoherente, consiguen el teléfono de la hija mayor y la llaman. Le preguntan si sabe si su madre es la mujer que tienen al lado. Ella dice que sí: “Pero tiene que estar con mi hermano Antonio David”. Los agentes le responden que no, que está sola. La joven se pone nerviosa porque su hermano es absolutamente dependiente, debe estar siempre vigilado y acompañado.

Los agentes tratan de hablar con ella, pero la conversación es complicada y caótica. Finalmente, la mujer reconoce: “Se me murió y lo tiré a un contenedor”. Le preguntan cómo se murió y si lo mató, pero ella lo niega: “No lo maté”. Tratan de averiguar entonces dónde dejó el cadáver y consiguen con los minutos armar una posible respuesta. Lo tiró a un contenedor del algún punto del extrarradio de Madrid. Ahora, la principal tarea es encontrar el cuerpo del menor. El testimonio de la mujer es poco fiable, por eso los encargados de la investigación están tratando de tirar de los posicionamientos del móvil y de las cámaras de seguridad para tratar de averiguar dónde está Antonio David. Nada de buscar contenedor a contenedor en el extrarradio de Madrid, porque sería una misión inabarcable.

Existe en la sociedad un grupo de personas que necesitan medicación de por vida para mantener un día a día aparentemente normal. Si abandonan la medicación, pueden perder el control de sus actos. Todo apunta a que esto es lo que le sucedió a la madre de Antonio David. En algún momento del pasado fin de semana, esta mujer, que residía con sus dos hijos en Morón de la Frontera, echó de casa a su hija de 18 años tras una discusión. Todo apunta que ya entonces había dejado de tomarse las pastillas que controlaban sus problemas de salud mental. No se sabe todavía con exactitud cuándo, pero, en algún momento posterior, cogió a su hijo, Antonio David, discapacitado y con movilidad reducida, tiene que ir en silla de ruedas, lo montó en el coche y se fueron. El marido, del que se había separado en el 2007 y que disfrutaba de un amplio régimen de visitas de común acuerdo, se percató de su ausencia el lunes y presentó una denuncia por desaparición ante la Policía Nacional.

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