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El último mensaje de Ángela: "Me ha matado el trato horrible en salud mental"
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"LUCHAd POR una SANIDAD ACCESIBLE"

El último mensaje de Ángela: "Me ha matado el trato horrible en salud mental"

Esta farmacéutica de Álava se ha quitado la vida con 25 años y ha dejado varias publicaciones en su Twitter donde denuncia las deficiencias en la atención psicológica

Foto: Foto: iStock.
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Lo derribo, lo derribo. Y luego nace de nuevo.

¿Cuánto tiempo voy a seguir resbalando?

Con 'Otherside', la canción que contiene estos versos, Ángela se despidió del mundo. La publicó en su cuenta de Twitter el pasado jueves 8 de julio, justo antes de escribir que la terapia ya no le servía. Que no podía ni hablar, aunque tuviese ganas de gritar.

No dijo nada más ni explicó el porqué de sus palabras fatalistas hasta que hace dos días unos mensajes programados antes de quitarse la vida explicaron sus razones.

Ángela tenía 25 años. Era uruguaya de nacionalidad italiana y vivía en Álava. Amante de la poesía, hacía solo un año que se había graduado en Farmacia por la Universidad del País Vasco y estaba haciendo un doctorado. Según su relato, del que fue dejando constancia en varios sitios de la red, llevaba tiempo lidiando con un trastorno bipolar y de estrés postraumático mal diagnosticado. La frase de su biografía resume el que quiso que fuera su último mensaje: “El sistema falla desde dentro”.

"No ha sido impulsivo, no he avisado a nadie a conciencia. Me han matado la familia disfuncional, los servicios sociales, el fiscal de menores y, sobre todo, el trato degradante y horrible en salud mental. Solo quiero descansar, no simplemente dejar de sufrir".

Según su hermana, con la que apenas tenía relación, Ángela se quitó la vida hace una semana. Llevaba días publicando en su perfil que estaba tomando ginebra mezclada con benzodiacepinas y opioides para descansar. “No funciono bien”, escribió bajo el nombre de Quimera, su apodo en la red social. Solo unos pocos amigos a través de internet sabían de su situación, a los que agradeció que le hicieran la vida “un poco más amable”.

"Temía mucho un ingreso forzoso, porque había tenido muy malas experiencias. No era la primera vez que intentaba quitarse la vida"

“Temía mucho un ingreso forzoso, porque había tenido muy malas experiencias. No era la primera vez que intentaba quitarse la vida, y sabía cómo hacerlo porque era muy inteligente”, explica Carlos Sanz, psicólogo y una de las personas de las que ‘Quim’ se despidió. “No se sentía escuchada, pidió ayuda a varias asociaciones hasta sus últimos días. Su única red éramos nosotros”, dice en referencia a varios psicólogos y otras personas con trastornos mentales con quienes hablaba a través de internet.

“Soy una persona solitaria por la fuerza del contexto, pero en este momento me gustaría estar de todo menos sola”, dijo días antes de morir.

"Ellos solo ven ansiedad"

El rastro en redes sociales sirve para recomponer las piezas que llevaron a Ángela a tomar la decisión de poner fin a su vida prematuramente. Cuatro días antes de desaparecer, había publicado un extenso hilo con las “negligencias médicas” de su caso. En al menos dos de los informes se recoge que no tenía “ideación autolítica [suicida] estructurada ni pensamientos autolesivos”. Según su testimonio, nadie le preguntó antes si era así. “Ellos solo ven ansiedad”, afirmó.

“Si la situación era leve o moderada: diagnóstico nada, ansiedad o trastorno de personalidad. Si grave, esquizofrenia o trastorno de la personalidad y psicosis inespecífica. Ignoraban la evolución de la situación que gritaba a algo afectivo”, se quejó en su perfil.

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En el esquema que dibujó para explicar su deriva, señaló haber sufrido “malos tratos físicos, psíquicos y sexuales” durante su infancia, además de un sentimiento de culpabilidad persistente en todos los ámbitos de su vida. Según Sanz, ella misma empezó a administrarse la medicación para tratar la bipolaridad (el litio), aunque sus tuits también cuentan que dio con un psicólogo clínico que le funcionaba: “El primero que me escuchó”.

No hay rastro de qué le hizo empeorar a pesar de la medicación y el cambio de profesional, pero llevaba tres meses sin acudir a terapia hasta que una relación personal le hizo volver. Su entorno más allá de internet no tenía ni idea de lo que estaba pasando. “Mañana tengo reunión en el trabajo seria sobre los experimentos de este mes y el curso de mi doctorado. Están contentos con mi trabajo, no sé imaginan nada”, dijo el 5 de julio.

También en su blog, 'Renuncia biográfica', dejó plasmados sus sentimientos, no solo con el sistema de salud, sino con toda una sociedad que le daba la espalda. “La sociedad mata y el sistema de salud remata como mantra, en cuanto los problemas psíquicos gestados de una sociedad que daña y falla en proteger a los más vulnerables se traduce en una individualización y medicalización del sufrimiento sin buscar una solución de raíz”, escribió en diciembre del año pasado.

Según la Confederación de Salud Mental de España, una de cada cuatro personas tiene o tendrá algún problema de psicológico a lo largo de su vida. Solo la mitad de los que necesitan tratamiento lo reciben, y en muchos casos no es el adecuado. Varios de sus amigos y conocidos han impulsado la campaña #YoTeEscucho para visibilizar y denunciar las deficiencias en la atención a la salud mental.

En sus últimos mensajes, Ángela siempre hacía referencia a que lo que la ayudaba a seguir adelante, además de sus dos gatos, era mejorar la vida de los demás. Murió convencida de que ya no quedaban recursos para ella, aunque sin perder la esperanza para los demás: “No dejéis de luchar por una sanidad accesible a todos, en especial, en cuanto a atención psicológica. Hace mucha falta”.

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Si conoce a alguien con ideas suicidas o se encuentra en esa situación, puede acudir al Teléfono de la Esperanza (717 003 717) o Teléfono Contra el Suicidio (911 385 385).

Lo derribo, lo derribo. Y luego nace de nuevo.

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