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Voladura de puentes entre PP y Cs con ataques directos a Casado y Arrimadas
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"LA GUERRA HA EMPEZADO"

Voladura de puentes entre PP y Cs con ataques directos a Casado y Arrimadas

El sinfín de versiones acredita que ya no existen confianza ni entendimiento. Cuadros de los dos partidos atacan directamente a los líderes rivales, antes blindados por su condición de socios

Foto: Pablo Casado, en primer plano. Inés Arrimadas, al fondo. (EFE)
Pablo Casado, en primer plano. Inés Arrimadas, al fondo. (EFE)
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La moción de censura en Murcia y la réplica instantánea en Madrid con el adelanto electoral no solo han convulsionado la política nacional a todos los niveles, sino que han volado los puentes entre dos socios naturales que estaban condenados a entenderse. PP y Ciudadanos siguen gobernando juntos en autonomías como Andalucía y Castilla y León o en ayuntamientos tan relevantes como el de Madrid. Y no solo eso. Concurrieron juntos a las elecciones vascas el pasado verano y exploraron la posibilidad de hacerlo en Cataluña, aunque al final no hubo acuerdo. A pesar del cambio de estrategia de Ciudadanos, la sombra de una coalición o lista conjunta para el próximo ciclo electoral seguía viva. Pero este miércoles todo voló por los aires. La desconfianza es ya absoluta.

“Ha empezado la guerra”, dicen dirigentes de ambos partidos, sin esconder que la relación pasa por el peor momento de su historia política. Las direcciones nacionales habían conseguido aislarse de tiranteces continuas como las de la Comunidad de Madrid, un Gobierno que nació dividido. Ni los rumores constantes de ruptura, ni tensiones en otros territorios, ni las negociaciones entre Inés Arrimadas y el Gobierno de coalición para los estados de alarma o los Presupuestos Generales consiguieron distanciar a la líder naranja del presidente del PP. “La relación es muy buena y hablamos a menudo” es la frase que más han repetido ambos en los últimos meses. “Nuestros gobiernos funcionan muy bien” era la segunda de la lista. Ahora todo son reproches de irresponsabilidad.

Foto: La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

La cordialidad ha pasado a un segundo plano y los ataques entre ambos no se disimulan. Los cuadros populares no esconden que Madrid será la gran batalla para arrasar a Ciudadanos y confían en que en las próximas semanas empiece un éxodo de dirigentes y militantes a sus filas, que tendrá su escenificación en las elecciones del 4 de mayo. Los naranjas aún no han digerido todo lo que ocurrió el miércoles. Nunca pensaron que Isabel Díaz Ayuso reaccionaría con un adelanto electoral a una operación que se circunscribía a Murcia.

De hecho, el intercambio de recados entre Casado y Arrimadas empieza por la gestión de la moción de censura. El presidente del PP consideró una deslealtad que la llamada de la líder de Ciudadanos para informarle de la situación murciana se produjera después de registrar la moción. El partido naranja recuerda que su número dos conocía los detalles desde la noche anterior. Y, de hecho, Arrimadas asegura que Casado le garantizó que no habría elecciones en Madrid a pesar de que Ayuso asegura que también valoró la idea el martes por la noche con su jefe. Un sinfín de detalles y versiones que acreditan, a la postre, que ya no existen confianza ni entendimiento.

Foto: De izda. a dcha.: Teodoro García Egea, Pablo Casado, José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso. (EFE)
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El malestar fue visible ayer, un día después del terremoto político. Ni siquiera se saludaron en el acto que homenajeaba a las víctimas del 11-M en el Retiro, a pesar de que estuvieron a pocos metros en todo momento. Ninguno dio el paso de acercarse al otro. A eso se suma la tensión que se vive en todas las instituciones entre ambos partidos desde que estalló el caso de Murcia y Madrid. En el Congreso de los Diputados algunos parlamentarios reconocían que la situación se ha vuelto muy incómoda y que evitaban compartir momentos con sus rivales, con los que hasta ahora mantenían una complicidad más que evidente.

A eso se suma que los principales dirigentes del PP lanzan ataques directos a la líder naranja, a la que Casado tenía en cierta medida blindada, recordando que la relación entre socios había que cuidarla. En realidad, de las cuatro comunidades en las que gobernaban juntos, solo quedan ya dos. Ciudadanos presidirá la Región de Murcia gracias al PSOE, y en Madrid, Ayuso cesó a los consejeros naranjas, por lo que el Gobierno en funciones es ya monocolor. “Arrimadas se ha convertido en un satélite de Sánchez e Iglesias. Su palabra no vale nada. Es una socia más del sanchismo, como Iglesias”, acusa el núcleo duro popular.

placeholder El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), conversa con el líder popular, Pablo Casado. (EFE)
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), conversa con el líder popular, Pablo Casado. (EFE)

Es un punto de inflexión en el que Ciudadanos ha reparado. Prueba de ello es la contestación que también hacen Arrimadas y los suyos cuando hablan de que, “afortunadamente, no todo el PP es igual”, ahondando en las diferencias internas. “Le pido que escuche más a Mañueco y Moreno”, llegó a decir la líder naranja, en contraposición de la actitud de Ayuso. “Llevamos mucho tiempo hablando de moción. Pero aquí, al final, lo que ha habido es un adelanto electoral que ha provocado la presidenta de la comunidad”, zanjó Arrimadas. En su equipo mantienen también las espadas en alto, culpándolos del goteo de ataques que, según dicen, llevan tiempo recibiendo de los populares.

Ciudadanos mantiene que la situación en Murcia se volvió insostenible hace tiempo y que el PP, especialmente Teodoro García Egea, hizo oídos sordos a las advertencias en la región y en Madrid. Además, no esconden el “hartazgo” ante los intentos de opa, las llamadas a dirigentes naranjas y el debate continuo sobre una fusión que Arrimadas rechazaba de plano. Insisten en que el PP “lleva tiempo portándose mal” con su formación, y devuelven la pelota al tejado de los populares.

La moción de censura en Murcia y la réplica instantánea en Madrid con el adelanto electoral no solo han convulsionado la política nacional a todos los niveles, sino que han volado los puentes entre dos socios naturales que estaban condenados a entenderse. PP y Ciudadanos siguen gobernando juntos en autonomías como Andalucía y Castilla y León o en ayuntamientos tan relevantes como el de Madrid. Y no solo eso. Concurrieron juntos a las elecciones vascas el pasado verano y exploraron la posibilidad de hacerlo en Cataluña, aunque al final no hubo acuerdo. A pesar del cambio de estrategia de Ciudadanos, la sombra de una coalición o lista conjunta para el próximo ciclo electoral seguía viva. Pero este miércoles todo voló por los aires. La desconfianza es ya absoluta.

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