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La agresión en Linares divide a la Policía: "Están encarcelados por presión popular"
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La agresión en Linares divide a la Policía: "Están encarcelados por presión popular"

Los dos sindicatos mayoritarios critican la desproporción de la medida de prisión provisional impuesta por el juez, que será recurrida por la defensa de los agentes

Foto: Comisaría de Policía de Linares. (EFE)
Comisaría de Policía de Linares. (EFE)

La brutal pelea que enfrentó a dos policías y a un padre acompañado de varios familiares en un bar de la localidad jiennense de Linares el pasado viernes ha provocado una división interna en el seno de la Policía Nacional. Unos defienden que es inadmisible la actitud de los agentes y destacan el daño que hace a la institución. Otros, sin embargo, prefieren quedarse con que no es de recibo el linchamiento mediático que están sufriendo los dos funcionarios, aseguran que no se está respetando la presunción de inocencia y consideran que la decisión del juez de ordenar prisión provisional es desproporcionada y no se da nunca en este tipo de delitos.

La versión oficial apuesta por la primera postura. "Los dos policías implicados en la agresión ocurrida en Linares el pasado viernes cuando se encontraban fuera de servicio han ingresado en prisión por orden judicial; la DGP reitera su más enérgica condena por estos hechos y por la actitud de estos dos agentes", trasladó la Dirección General de la Policía a través de un mensaje de Twitter. El portavoz de la corporación en Jaén, Diego Moya, por su parte, además de condenar la actuación de los funcionarios, añadió que estos "no representan el trabajo diario de servicio público al que está obligado el cuerpo".

No es sin embargo el sentir de otra parte del instituto armado, que en privado critica la dureza con que se ha tratado a sus compañeros. El Juzgado 3 de la ciudad jiennense ordenó encarcelarles preventivamente sin fianza por un delito de lesiones con la agravante del empleo de "métodos o formas peligrosas" y los envió a la prisión provincial, en un primer momento, y a la de Sevilla, en segundo término. No tomó ninguna medida, sin embargo, para con el agredido, al entender que fue la víctima, extremo que también ha enervado a los que sostienen que la medida contra sus compañeros era excesiva.

Los dos sindicatos mayoritarios han defendido que la prisión provisional, que será recurrida por la defensa, según ha podido saber El Confidencial, es desmesurada. Jupol, el que cuenta con más representación de funcionarios, ha puesto como ejemplo a través de las redes sociales una retahíla de casos en los que la Justicia ordenaba detener a alguien por propinar una paliza a un policía o a un guardia civil y luego le dejaba en libertad porque no cabía, en aplicación de la ley, la medida de prisión provisional, que tan solo tiene sentido cuando existe riesgo de reiteración delictiva o de fuga. Ni siquiera cuando podría correr riesgo la víctima se aplica esta medida preventiva, ya que podría imponerse un alejamiento, refuerzan otras fuentes jurídicas consultadas por El Confidencial.

"Rechazamos cualquier tipo de violencia, la Policía ha detenido a los agentes y estos tienen que responder ante la Justicia, pero en todo caso es desproporcionado imponer una prisión preventiva", explican desde Jupol. El segundo sindicato más representado ante el Consejo de Policía, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), considera que todas las partes deberían medirse con el mismo rasero en un caso como este.

Fuentes jurídicas explican que la víctima presenta diversos golpes en la cabeza, en la cara y en otras partes del cuerpo. Añaden, además, que los policías también recibieron porrazos. En concreto, según los informes presentados por la defensa, presentaron golpes en la cara, un diente roto, un brazo escayolado, cervicalgia y golpes en rodilla y costado.

El testimonio sobre lo ocurrido varía mucho según la versión que se escuche. Carlos, el padre de la menor que también fue golpeada, relató ante la Policía que el subinspector José Luis, al que dice que no conocía de nada, se le acercó y le dio con el hombro sobre las 18:00 del pasado viernes, cuando el establecimiento se disponía a cerrar en virtud del toque de queda imperante en la provincia. Aseguró entonces que el funcionario comenzó a increparle y que cuando él se disponía a irse llegaron el inspector y un compañero suyo (Manuel) con violencia, le atacaron por la espalda, se echaron encima de él, le agarraron por el cuello, le pegaron patadas y le estamparon una botella de cerveza en la cabeza, lo que le dejó inconsciente.

Foto: Captura de pantalla de uno de los vídeos de la agresión.

"Los policías os creéis mejores"

Diferente es la versión de los dos policías que conforman la otra parte del ataque, que se centra en narrar los momentos previos a la historia contada por Carlos, que duraron varios minutos. Los agentes relataron ante el juzgado, pues se negaron a hacerlo ante la Policía, que quien empezó la pelea fue Carlos. José Luis, en concreto, contó que él se encontraba con su colega en la terraza y que, cuando el camarero salió para decir que tenía que cerrar el local, se levantó para ir al baño. Cuando entró en el establecimiento, agregó ante el juzgado, se encontró de frente con Carlos, que se había levantado de la mesa que compartía con su familia y que le propinó un codazo. "Qué pasa, que os creéis que todos los policías sois mejores", le indicó, a lo que José Luis respondió, según su propio testimonio, con un "para ti la perra gorda, uno a cero", que en la terminología de la zona se traduce en dar la razón a la otra persona para evitar líos.

Entonces, según José Luis, se metió en el baño. Fue en ese momento, ya en boca de Manuel, cuando este último —que había presenciado la escena anterior— se levantó de su mesa en la terraza y le pidió explicaciones a Carlos. Los dos se encararon, como también revelan algunos testigos, y es cuando Carlos, según Manuel, se le echó encima con violencia y comenzó a golpearle hasta en ocho ocasiones. Manuel aseguró también que no le devolvió los puñetazos en ese momento, sino que se limitó a cogerle de la solapa para apaciguar la violencia, pero que esto propició que Carlos se cayera sobre él. Una vez en el suelo, este último se puso encima y siguió pegando al policía. El cuñado de Carlos, según el testimonio de ambos funcionarios, se apostó en la puerta del establecimiento para impedir que José Luis, que estaba regresando del baño, interviniera mientras se producía la agresión a su compañero.

Finalmente, según relató el subinspector, este consiguió zafarse del cuñado y dirigirse al punto en el que Carlos estaba apaleando a su amigo, donde además había cuatro o cinco personas. Una vez logró retirar a todas ellas, sacó a Manuel de debajo de Carlos y ambos se retiraron de la escena. Mientras Manuel discutía con el cuñado, José Luis cogió el teléfono para llamar a la Policía, pero no llegó a hacerlo porque escuchó en ese momento unas sirenas, según el relato de los agentes. Es entonces, según siguieron explicando ambos policías, cuando Carlos se puso la gorra y trató de alejarse. Los dos agentes se dieron cuenta y fueron corriendo para evitar que huyera, pero el cuñado les sujetó. Manuel consiguió esquivarle y caminó hacia Carlos, que le recibió —según el policía— con una patada y un puñetazo que provocaron que el agente regresara al suelo. En ese momento, el agresor se tiró sobre él y volvió a pegarle mientras el cuñado retenía al subinspector.

Foto: Agresión en Linares. (Captura de pantalla de uno de los vídeos)

Es en ese momento, según el relato de ambos funcionarios, cuando la hija de Carlos acudió donde estaba su padre y comenzó a golpear al policía. José Luis logró retirar al cuñado de Carlos de un golpe y acudió a auxiliar a su compañero. Apartó a la chica, pero esta regresó a seguir propinando porrazos al agente y es cuando el subinspector le soltó un sopapo fuerte. Luego cogió a Carlos, le levantó y le intentó reducir dándole un empujón que le tiró al suelo. Manuel se levantó y se colocó sobre el que hasta ese momento había sido su agresor, que siguió teniendo fuerzas para levantar sus nalgas y voltear al policía, que cayó de cabeza, pero volvió a levantarse y a ponerse sobre Carlos. Con el fin de reducirle y usando la fuerza necesaria, según describen ambos agentes en su declaración, empezó entonces Manuel a propinar porrazos en la cabeza a su contrincante, como además muestran los vídeos.

Ambas visiones de lo ocurrido y las de los testigos serán confrontadas por el juzgado 3 de Linares. Las dos pueden contrastarse además con los diferentes vídeos que han circulado sobre lo ocurrido la tarde del viernes, que arrojan diferentes perspectivas y momentos de la pelea. Todos ellos también serán visualizados por el juzgado 3 de Linares, que en los próximos días deberá decidir si acepta o no el recurso que previsiblemente planteará la defensa de los policías contra su decisión de imponer prisión provisional sin fianza solo para ellos.

La brutal pelea que enfrentó a dos policías y a un padre acompañado de varios familiares en un bar de la localidad jiennense de Linares el pasado viernes ha provocado una división interna en el seno de la Policía Nacional. Unos defienden que es inadmisible la actitud de los agentes y destacan el daño que hace a la institución. Otros, sin embargo, prefieren quedarse con que no es de recibo el linchamiento mediático que están sufriendo los dos funcionarios, aseguran que no se está respetando la presunción de inocencia y consideran que la decisión del juez de ordenar prisión provisional es desproporcionada y no se da nunca en este tipo de delitos.

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