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Paco Sanz reconoce que es un estafador, pero de devolver el dinero, ni hablar
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acepta dos años de cárcel

Paco Sanz reconoce que es un estafador, pero de devolver el dinero, ni hablar

Engañó a los españoles diciendo que padecía una enfermedad rara y que se iba a morir si no se sometía a terapia urgente. Él no tenía dinero para afrontar el gasto y pedía ingresos solidarios

Foto: Paco Sanz, el hombre de los 2.000 tumores acusado de estafar 264.780 euros a miles de personas. (EFE)
Paco Sanz, el hombre de los 2.000 tumores acusado de estafar 264.780 euros a miles de personas. (EFE)

La vista oral contra Paco Sanz, su madre y su novia ha tardado en arrancar en la mañana de este lunes más de una hora. El retraso se debió a una reunión de abogados de la acusación, la defensa y el fiscal previa al juicio. Había que negociar. El representante del Ministerio Público propuso a las acusaciones particulares pactar con las defensas las condenas. El garante de la legalidad, que en un principio solicitaba seis años de prisión para Paco Sanz, se puso en modo rebajas de enero y colocó sobre la mesa su oferta: si Paco se confesaba autor de la estafa, algo que de obvio deslumbra tanto como mirar directamente al sol, le rebajaba cuatro años de prisión por la cara y se lo dejaba en dos. ¿Y por qué dos y no tres? Sencillo, porque salvo Isabel Pantoja y alguno más, todos los condenados como máximo a dos años no entran en la cárcel. Se les suspende la condena durante cinco años, viven libres como si nada hubiese pasado y si no cometen un delito en ese tiempo, jamás pisan la prisión.

Lucía, la novia de Paco, también admitió su culpa. Ella, durante toda la instrucción, se declaró inocente. Ella lo ignoraba todo, si acaso era una víctima más de su novio, aunque en sus cuentas floreciesen por arte de magia unos 22.000 euros que provenían de la caridad de la gente. Esta mañana de lunes, cuando le ofrecieron una condena de un año y nueve meses de prisión, abrazó la propuesta sin dudarlo. De repente, dejó de ser una víctima inocente y desconocedora de los delitos que cometía su pareja. Como Paco, reconoce que es una estafadora, pero que se libra en principio de ingresar en la cárcel.

Quedaba por dirimir la responsabilidad civil, es decir, al reconocerse estafadores, deben pagar un dinero a los afectados que les han denunciado. Fiscalía pedía 270.000 euros en su escrito de acusación para Paco. Él en la negociación ofreció algo más de 150.000 y parecía que podía haber acuerdo, pero alguna acusación particular se opuso de raíz. Las rebajas habían llegado a su fin. El abogado de Lucía, la novia, por su parte, planteo su propuesta: cero patatero. No iba a devolver un duro. Las acusaciones no le entregaron un puro para que se lo fumase porque en los juzgados está prohibido, pero ganas no faltaron. ¿Qué significa esto? Pues que el gozo del fiscal en un pozo. El juicio se va a celebrar igual. Ya no se discute si Paco Sanz y su novia Lucía son unos estafadores y unos mentirosos. Ellos ya lo han reconocido. Lo que se dirime en sala es la cantidad económica que cada uno de ellos deberá devolver a los afectados por el timo. Para ello se necesita que los testigos acudan al juicio: José Mota, Jorge Javier Vázquez, Pedro García Aguado, Santi Rodríguez, David Muro, Ignacio Guerreros y el resto de anónimos

Foto: Paco Sanz, a su llegada a los juzgados de Llira (Valencia) en 2017. (EFE)

¿Qué problema hay? Sencillo. Apenas un pequeño grupo de personas han denunciado. Muchos de los seres humanos empáticos y honestos que dieron dinero a Paco Sanz para que salvara la vida, no han emprendido acciones legales contra él, por lo que ese dinero el estafador se lo ha metido en la buchaca y, en principio, de ahí no sale. Suyo es. En uno de los informes policiales que obra en el sumario, los agentes, que hicieron un trabajo excelente, cuantificaron en más de 300.000 euros los donativos que Paco Sanz había recibido de la caridad de unos 8.000 afectados. El dato es brutal. No ingresa en prisión y está por ver cuánto le obligan a devolver. Cualquier cantidad inferior a lo estafado, implicaría que el engaño le habría salido a cuenta, porque, una vez pillado, no pierde nada, pero, si no le hubieran descubierto, se habría forrado.

El lenguaraz Paco Sanz, el que no dudaba en construir parrafadas para provocar pena y lograr donaciones, se ha quedado sin habla. En sala, ha reconocido ser un estafador, ergo, un mentiroso, pero delante de las cámaras calla. Ni asume la responsabilidad, ni pide perdón. Un estafador que de valentía no va sobrado.

La vista oral contra Paco Sanz, su madre y su novia ha tardado en arrancar en la mañana de este lunes más de una hora. El retraso se debió a una reunión de abogados de la acusación, la defensa y el fiscal previa al juicio. Había que negociar. El representante del Ministerio Público propuso a las acusaciones particulares pactar con las defensas las condenas. El garante de la legalidad, que en un principio solicitaba seis años de prisión para Paco Sanz, se puso en modo rebajas de enero y colocó sobre la mesa su oferta: si Paco se confesaba autor de la estafa, algo que de obvio deslumbra tanto como mirar directamente al sol, le rebajaba cuatro años de prisión por la cara y se lo dejaba en dos. ¿Y por qué dos y no tres? Sencillo, porque salvo Isabel Pantoja y alguno más, todos los condenados como máximo a dos años no entran en la cárcel. Se les suspende la condena durante cinco años, viven libres como si nada hubiese pasado y si no cometen un delito en ese tiempo, jamás pisan la prisión.

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