215.000 madrileños llevan ya dos meses confinados: "Ya no sé ni qué límites hay"

Roberto ya no sabe ni cuántas mesas puede poner en la terraza del bar que regenta en San Andrés (Madrid). Tampoco le importa demasiado: “Lo mismo da si el aforo es del 50% o del 75%. Total, hace semanas que no se llenan… Dentro sí es una faena, muchas veces tengo que decirles a los clientes que no puedo aceptar más y todo eso se pierde”.

Cada viernes, revisa si la zona básica de salud de Villaverde en la que trabaja y vive seguirá confinada una semana más y cómo tendrá que adaptar su negocio esa semana. Aquí, van ya camino de dos meses de restricciones, aunque su incidencia ha bajado mucho, de los 1.783 casos en septiembre a los 260 que registraban este martes. “No lo entiendo, ya no es que me afecte o no, es que no lo entiendo. Al principio, sí oías de gente del barrio que estaba contagiada. Pero ahora, ni uno”, cuenta en un descanso despachando en la terraza. "Y unas veces es el horario, otras el aforo... Sinceramente, ya no sé ni qué restricciones hay ahora".

En el paseo de Alberto Palacios, el trasiego de gente no se diferencia del de unos metros más adelante, donde una línea invisible marca el inicio de las limitaciones. Las colas se agolpan en los comercios debido al aforo limitado y los puestos ambulantes siguen su actividad, aunque alguno se ha reconvertido a la venta de mascarillas. “Hay ganas de que quiten ya esto, porque es un jaleo. Aquella acera no está confinada, pero esta sí… ¡Es que a veces te lo saltas y no te das ni cuenta!”, cuentan Mari, Consuelo y Pilar, tres vecinas que van juntas a clase de gimnasia. “Además, no vemos que esté justificado, ¿por qué siempre los del sur? Hay zonas con más contagios que no están confinadas”.

Como esta, otras nueve zonas básicas de salud de Madrid han caído en todas las rondas de restricciones de la Comunidad de Madrid para contener el virus: El Pozo del Tío Raimundo, Alcalá de Guadaira, El Espinillo, Daroca, Entrevías, Peña Prieta, San Blas, San Cristóbal, Numancia y San Andrés. La mayoría pertenecen a Villaverde y Vallecas, y solo una —El Pozo del Tío Raimundo— supera el criterio de los 500 contagios por 100.000 personas en 14 días, uno de los indispensables para ser confinado.

Esta decena de zonas engloba a cerca de 215.000 ciudadanos, el 3% de la población de la Comunidad de Madrid. Su único 'descanso' en las seis semanas que llevan de restricciones fue el periodo de estado de alarma, aunque como el resto de la comunidad, no pudieron salir del municipio, además de otras restricciones como el cierre de comercios a las 22:00. Desde el 26 de octubre y hasta el 23 de noviembre, vuelven a estar limitados, salvo excepciones, al perímetro al que pertenece su centro de salud. También se han cerrado otra vez los parques y el aforo es más limitado que en el resto de la región.

“Yo intento no salir nunca de la zona, quiero respetar las restricciones, pero estoy sin trabajo y si me sale alguna entrevista en otra parte de Madrid, no me queda otra que salir…”, cuenta Yaneisy, una venezolana que llegó en marzo a España, pocos días antes del confinamiento general. “Esto lo complica todo más. En mi caso, solo puedo acceder a trabajos en negro porque estoy esperando los trámites de extranjería, que están colapsados. Y en muchos trabajos, si no puedes ir porque tu zona está confinada, cogen a otro y ya está”.

Hace unos días, la Comunidad de Madrid explicaba a este periódico que para levantar las restricciones a una zona, esta debe tener un descenso de al menos el 50% de los casos en los últimos 14 días. San Blas, Peña Prieta y San Cristóbal lo consiguieron a finales de octubre, pero aun así se incluyeron en las restricciones que recuperó el Gobierno de Ayuso tras acabarse el estado de alarma.

El resto de zonas ha ido bajando paulatinamente en el tiempo, y aunque en dos semanas no hayan llegado al 50%, su incidencia desde hace un mes sí se ha reducido entre un 60% y un 70% en la mayoría de ellas. Por eso, la sensación generalizada en estos barrios es de malestar con las medidas, al margen de su eficacia sanitaria. “No se entiende, es una falta de rigor constante. Comprendemos que haya que hacer un esfuerzo, pero no que seamos siempre los mismos. Los ciudadanos de Entrevías tenemos los mismos derechos que los del barrio de Salamanca. Pero en unos sitios se hacen fiestas y en otros toca sufrir las consecuencias”, se queja Manuel Martínez, presidente de la asociación de vecinos La Viña de Entrevías, en Vallecas.

A pesar de que está prohibido entrar o salir de estas zonas sin salvoconductos o justificantes, el flujo entre zonas es constante y muchos se lo saltan aunque no quieran. “Hay una falta de información colectiva. Mucha gente no controla de informática o no tiene internet, y no sabe cuál es o dónde acaba su zona básica de salud”, añade Martínez.

De las 41 zonas básicas que tienen cierre perimetral ahora mismo, 32 se prorrogaron automáticamente el pasado viernes, aunque en 26 casos no se cumplía uno de los criterios que utiliza la CAM para confinar: tener una incidencia por encima de los 500 casos. Además, al menos en tres, sí se daba “una tendencia estable o creciente” de disminución de los contagios superior al 50%, pero fueron igualmente incluidas.

El umbral para restringir zonas en la Comunidad de Madrid ha ido cambiando con el tiempo, con el argumento de "acorralar el virus de manera progresiva" en aquellos barrios con más prevalencia. Las primeras zonas confinadas, las del 25 de septiembre, siguieron el criterio de los 1.000 contagios por cada 100.000 personas (entonces, la media en la región era de 750), pero con la caída del estado de alarma se redujo el umbral a 750 (con una media general de 500). Desde hace dos semanas, el límite se sitúa en los 500, y la incidencia de toda la comunidad está, a datos de este miércoles, en 332.