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El juez dicta busca y captura a tres militares marroquíes que asesinaron a dos melillenses
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El juez dicta busca y captura a tres militares marroquíes que asesinaron a dos melillenses

La AN ordena la detención e ingreso en prisión de tres militares de Marruecos que en 2013 acribillaron sin motivos a balazos a dos jóvenes de Melilla que navegan en aguas marroquíes

Foto: Concentración organizada en Melilla por los padres de las dos víctimas para pedir que se investigue su asesinato. (Cedida)
Concentración organizada en Melilla por los padres de las dos víctimas para pedir que se investigue su asesinato. (Cedida)

“Hemos ganado una batalla, pero aún queda mucho para ganar la guerra”. Dris Mohamed Amar celebra en el Trébol, la cafetería que regenta en Melilla, el auto de la Audiencia Nacional que ordena la detención y el ingreso en prisión de los tres militares marroquíes que presuntamente asesinaron a su hijo y al de Abdeslam Ahmed Maanan hace ya casi siete años. “El dolor por su muerte es como el del primer día”, añade después al teléfono matizando su regocijo.

“Es una noticia que nos anima a seguir en la lucha y que compensa algunos de los sinsabores de estos últimos años”, añade Abdeslam Ahmed Maanan, que acudió a la cafetería a compartir la alegría del momento cuando los abogados del bufete madrileño Ilocad, que dirige el exjuez Baltasar Garzón, les comunicaron la buena nueva.

Son siete años en que las autoridades de Marruecos han rehusado cooperar con la investigación y las de España también han dado la espalda a las familias de las víctimas o han formulado promesas incumplidas, como lo hicieron en su día los ministros de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo y de Interior Jorge Fernández Díaz. Los sucesivos gobiernos del Partido Popular y del PSOE han declinado protestar o incluso ejercer alguna presión sobre Rabat para que colabore en el esclarecimiento de los hechos.

Las autoridades de Marruecos han rehusado cooperar con la investigación y las de España han dado la espalda a las familias de las víctimas

En su auto, el juez José Luis Calama, que dirige el juzgado de instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, ordena la detención del comandante Mounir Tisman y de los sargentos Aziz El Mais y Mouheim Brioul, que desde la patrullera de costa 116 de la Base Naval 5 en Alcazarseguir (cerca de Ceuta) de la Marina Real efectuaron, el 27 de octubre de 2013, nada menos que 41 disparos sobre los dos jóvenes melillenses y su zódiac de bandera y matrícula española.

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Foto cedida.

Son ellos tres los presuntos asesinos de Abdeslam Ahmed Ali, español, de 24 años en 2013, apodado 'Pysly' en Melilla, y de Mohamed Amin Mohamed Dris, español, de 20 años en 2013, apodado 'Emin'. Ese domingo por la tarde salieron a dar una vuelta por la zona de Punta Negri en una zódiac prestada a la que la Marina Real dio el alto y después ametralló sin motivo aparente. A bordo de la embarcación, que estaba autorizada a navegar por aguas marroquíes, no se encontró droga, según reconoció en su informe la Gendarmería marroquí.

Pese a que la Fiscalía pidió al juez el sobreseimiento de la causa, el magistrado José Luis Calama emitió una orden internacional de búsqueda, detención e ingreso en prisión de los tres militares porque existen “indicios racionales de criminalidad contra los investigados”. “Estos investigados se encuentran localizados en Marruecos sin que hayan sido oídos judicialmente sobre los hechos que se les imputan” porque Rabat no respondió a las comisiones rogatorias.

Marruecos no extradita a sus ciudadanos, por lo que es imposible que los tres militares sean algún día juzgados en la Audiencia Nacional. El auto sí implica que, como ya sucede con otros militares marroquíes, difícilmente podrán viajar fuera de su país porque corren el riesgo de ser detenidos y entregados a España.

Marruecos no extradita a sus ciudadanos, por lo que es imposible que los tres militares sean algún día juzgados en la Audiencia Nacional

Las autoridades marroquíes no solo hicieron oídos sordos a las peticiones que formulaba la Audiencia sino que entorpecieron la investigación. Para que la autopsia que se efectuó en Melilla a los dos jóvenes no pudiera, por ejemplo, determinar la distancia desde la que se les disparó, “el cadáver y las ropas fueron lavados en el mar”, según el informe forense español. Por tanto, resalta, “no se ha podido detectar a nivel microscópico la presencia de pólvora”. El portavoz del Ejecutivo marroquí, Mustafa el Khalfi, prometió, en diciembre de 2013, que se entregaría un informe al Gobierno de España que aún no ha llegado.

Por esas mismas fechas, García-Margallo anunció que gracias “al clima de colaboración entre España y Marruecos, ese incidente (sic) se aclarará y sabremos lo que ha pasado de forma muy rápida”. La mayoría de los ministros y altos cargos españoles que visitaron Melilla rehusaron recibir a las familias de las víctimas. Sí lo hicieron en una ocasión, en enero de 2015, García-Margallo y, seis meses después, Fernández Díaz. Este preguntó primero si reunirse con ellos suponía un peligro para su seguridad y, cuando su séquito apaciguó sus temores, les atendió tres minutos de pie en la calle. Les prometió “dar noticias pronto”.

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Foto cedida.

El episodio más bochornoso para la diplomacia española fue protagonizado, el 28 de mayo de 2014, por Gonzalo de Benito, entonces secretario de Estado de Exteriores. Este se reunió en los pasillos de un congreso africano con Badreddine Abdelmoumni, que ejerció muchos meses de encargado de Negocios de Marruecos en Madrid. “Me indicó De Benito que su Gobierno se conformaría con cualquier explicación (un informe) que Marruecos le entregase para dar por zanjado este asunto”, escribió Abdelmoumni en un telegrama enviado a su ministerio y desvelado a finales de 2014 en el marco del llamado WikiLeaks marroquí. Rabat nunca envió a Madrid el informe solicitado por el número dos de la diplomacia española.

Los dos padres de las víctimas siempre han sospechado que el desinterés de las autoridades españolas por esclarecer el doble asesinato no solo se debía al deseo de evitar tensiones con Marruecos sino a los apellidos musulmanes de sus hijos. “Si se hubiesen llamado Rodríguez o Martínez, no creo yo que en Madrid hubieran reaccionado de la misma manera”, comentó en varias ocasiones Abdeslam Ahmed Maanan.

Los dos padres de las víctimas sospechan que el desinterés de las autoridades españolas se debía además a los apellidos musulmanes de sus hijos

En los días posteriores al doble asesinato, cientos de jóvenes musulmanes melillenses se manifestaron por las calles de la ciudad y en la frontera al grito de “Marruecos mata; España calla”. Con este y otros eslóganes, daban a entender que el Gobierno español no defendía a los musulmanes de la ciudad autónoma ante las arbitrariedades del vecino marroquí.

En cuanto acabe la pandemia, los dos padres tienen la intención de volver a convocar la concentración —el 27 de cada mes— en la plaza de España de Melilla para exigir que la investigación sobre el doble asesinato llegue hasta sus últimas consecuencias. “La lucha continúa”, concluye al teléfono Dris Mohamed Amar.

“Hemos ganado una batalla, pero aún queda mucho para ganar la guerra”. Dris Mohamed Amar celebra en el Trébol, la cafetería que regenta en Melilla, el auto de la Audiencia Nacional que ordena la detención y el ingreso en prisión de los tres militares marroquíes que presuntamente asesinaron a su hijo y al de Abdeslam Ahmed Maanan hace ya casi siete años. “El dolor por su muerte es como el del primer día”, añade después al teléfono matizando su regocijo.

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