El PP exige "solo criterios empresariales" en la fusión de CaixaBank y Bankia

La fusion que CaixaBank y Bankia estudian ya para reforzarse ante la devastadora crisis del covid empieza a tener reacciones políticas y la gran mayoría de ellas miran a Podemos. En el PP señalan el “nuevo fracaso” de Pablo Iglesias, recordando que en noviembre de 2018, hace apenas dos años, el hoy vicepresidente segundo del Gobierno “defendía que Bankia continuara siendo pública. “Otra bandera que se le cae a Podemos”, insisten fuentes populares, recalcando que entonces “devolver la entidad a manos privadas le parecía impropio de un gobierno de izquierdas”.

El partido que preside Pablo Casado entiende la operación como “una de las mayores en Europa” en linea con los reclamos del BCE y el propio Banco de España. Eso sí, los populares lanzan un aviso claro al Gobierno central: “La operación debe tener en cuenta el dinero público invertido en Bankia” y que, permitió, “en plena crisis financiera, generar confianza en Europa y garantizar a los depositarios sus ahorros”. Y continúa: “Las decisiones que se tomen se deben basar exclusivamente en criterios empresariales. Nosotros creemos en la empresa privada y no en la banca pública, que ya se ha demostrado que no funciona”.

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El Estado tendría en torno a un 14% del grupo resultante. Anoche, cuando la CNMC confirmó la existencia de contactos entre las dos entidades, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) emitió un comunicado en el que aseguraba: “El Gobierno tiene una prioridad en relación con Bankia: proteger el interés general de los ciudadanos españoles, maximizar el valor de la participación pública y reforzar la estabilidad financiera del país. Estos son los principios que guiarán cualquier decisión en este ámbito”.

A la espera de que se confirmen nuevos movimientos, la Generalitat también mueve ficha en una operación en la que la gran protagonista es la principal entidad financiera de Cataluña. Y el nuevo 'conseller' de Empresa i Coneixement, Ramon Tremosa, dejó clara la postura del Govern, entendiendo que “CaixaBank tendría que volver a tener la sede en Cataluña”, después de que igual que miles de empresas trasladaran sus sedes fuera de esta comunidad por la deriva independentista. En concreto, el banco se mudó a Valencia.

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La Generalitat tampoco escondió una cierta desconfianza, cuando el ‘conseller’ dejó claro que estaría pendiente de “la letra pequeña de la fusión” advirtiendo del peligro de “oligopolio” que un banco tan grande pueda provocar en todo el sistema financiero español. Con todo, reconoció que “en principio, no tenemos por qué estar en contra de una fusión así”.