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Cuando planeas tu propio funeral: "Quiero que suene una canción de Julio Iglesias"
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Cuando planeas tu propio funeral: "Quiero que suene una canción de Julio Iglesias"

La percepción sobre la muerte está cambiando y ya son muchas las personas que se atreven a planificar su funeral en vida con todo lujo de detalles para "olvidarse de ese problema"

Foto: Una mujer, en el cementerio de la Almudena (Madrid). (EFE)
Una mujer, en el cementerio de la Almudena (Madrid). (EFE)

A los 15 años, Carmen sabía cómo quería su funeral. Lo escribió en el diario que empezó nada más cumplir los 10. Quería que la incineraran y la enviaran al cielo en 100 coloridos globos. Se le ocurrió después de varias semanas en coma por un traumatismo craneoencefálico que a punto estuvo de robarle la vida.

Se vio "más allí que aquí". "No podía moverme ni gritar. No podía hacer nada más que ver el dolor del resto de la gente que entraba en la UVI: motoristas con las piernas rotas, pacientes gritando de dolor", recuerda esta mujer que pronto celebrará los 64 años. "He tenido muchas experiencias cercanas a la muerte: dos accidentes de tráfico, una angina de pecho… Así que quiero poder irme bien, sabiendo que se celebrará lo que he sido".

A los 20 se imaginó en sus cenizas camino a su Barcelona natal. A los 30, decidió que su familia las mezclaría con pinturas y la convertiría en un cuadro. Cerca de los 50, imaginó sus cenizas esparcidas por el árbol al que abraza todos los días cuando sale a correr. Ahora también quiere que la echen sobre el limonero que tiene en el patio de su casa. "Cualquiera que me escuche dirá: 'O está loca o se ha metido un buen porro", bromea. "Pero necesitamos normalizar la muerte".

Foto: Hospital San Cecilio de Granada (EFE)
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Planear los funerales en vida es una costumbre en países como Estados Unidos, donde las empresas no solo ofrecen guías en inglés y español sobre cómo planificar a la perfección un sepelio sino que además diseñan ‘funeral packages’, paquetes que incluyen distintos servicios —cremación básica o con homenaje, 'catering', recuerdos— dependiendo de los gustos del cliente y su capacidad económica. Hay empresas que van mucho más allá, como la Everest Funeral Package, que facilita al cliente un comparador de precios funerarios por estado y código postal, además de contar con asesores y herramientas de planificación con todo lujo de detalles.

En España, sin embargo, la muerte sigue siendo un tabú insalvable. Como en otros países católicos, la tradición funeraria siempre se ha relacionado con la tristeza, el silencio y la solemnidad. Todavía en muchos pueblos el fallecimiento de un familiar significa vivir de luto, vistiendo el riguroso negro —especialmente las mujeres— y recibiendo la compasión de decenas de personas en los años posteriores. Cuando nos imaginamos una muerte, rápidamente visualizamos un velatorio, varias coronas de flores y mucha gente llorando.

Tal y como explica Francisco Ferrándiz, antropólogo del CSIC, es la propia sociedad la que decide la forma en que nos relacionamos con la muerte. “Nuestros sentimientos están condicionados por las pautas de expresión pública. Parece que reaccionamos así naturalmente, pero si un abuelo ve el mundo como un valle de lágrimas cuando alguien muere, el nieto lo asimila de la misma forma”, apunta. El resultado: la tradición funeraria en España se sigue manteniendo en los tanatorios y los entierros.

El sector funerario se ha quedado en el siglo pasado. Hace falta aire fresco

Pero aunque la muerte siga siendo sombría para gran parte de la población, poco a poco aparecen alternativas que cambian la forma de interpretarla. Grupo Memora, con más un centenar de tanatorios y una facturación de 51 millones de euros, ha sido uno de los grandes del sector funerario que se han atrevido a apostar por el diseño de funerales en vida lanzando Electium, un servicio de planificación dirigido a mayores de 70 años sin seguro de decesos. Nacida hace cinco años, esta iniciativa abre la veda a que más empresas especializadas comiencen a apostar por atraer ese nicho de clientes que buscan dejar todo resuelto antes de morir. Según sus datos, en esta media década ya han realizado 10.000 servicios.

"Hemos detectado durante los últimos años que las familias nos pedían cada vez más dejar las cosas solucionadas. Aunque cuenten con un seguro de decesos, se preocupan por tener que tomar decisiones tan duras como hacer el papeleo o elegir el ataúd en un momento tan delicado como este", explica Christian Gimeno, director general de Electium. "Todos los clientes que se ponen en contacto lo hacen porque quieren quitar cargas a su familia".

Sebastián Deusede, un catalán de 83 años, ya ha contratado su propio funeral con esta empresa: pagará 4.000 euros en cómodos plazos de 90 euros al mes. Nunca antes se lo había planteado, pero fue en el entierro de un amigo cuando decidió dar el paso y "quitarse el problema de encima". Eligió la caja más barata, porque quiere que le incineren. También las flores, los recuerdos y, en especial, dos canciones: "Begin the Beguine', en la versión de Julio Iglesias, y ‘El amor es algo maravilloso’, de Ray Connif me han acompañado durante toda la vida y también quiero que amenicen mi final", reflexiona.

placeholder Así empieza el proceso de contratación: con seis simples preguntas.
Así empieza el proceso de contratación: con seis simples preguntas.

El proceso es el siguiente: primero, un asesor se sienta con el cliente y le hace una larga entrevista sobre su vida y la experiencia que ha tenido con las muertes de otros familiares, luego le muestra un catálogo y le da un presupuesto. Una vez acordado y firmado el contrato, se deja el contacto de la persona que se encargará de llamar cuando la parca llegue. En el momento en que esto ocurra, la empresa llamará a la familia para informar de cómo será la ceremonia y pondrá la maquinaria en marcha. Todo va rodado.

¿Cuánto cuesta? El precio medio varía según la zona, pero el director asegura que hacerlo por adelantado puede suponer un ahorro de hasta 1.500 euros. ¿Qué incluye? Todos los servicios comunes —velatorio, ataúd o incineración—, recuerdos —diamantes del cabello, joyas con huella digital, llama del recuerdo...— y servicios personalizados. ¿Cuáles? "Cualquier cosa, mientras esté dentro de lo legal", aclara Christian Gimeno.

Sebastián tiene muy claro que planificar el funeral en vida le quita un gran peso de encima. "Así ya descansas, vives tranquilo y no le das problema alguno a la familia cuando te vayas", concluye. "Creo que muchas personas pueden pensar como yo, porque si un entierro te sale muy caro, tu familia pueda acabar pagándolo durante toda la vida. Tenemos que asumir la realidad".

Falta de transparencia

Aunque no existan datos oficiales sobre la cantidad de gente que organiza sus propios funerales, algunas empresas especializadas en la gestión de servicios funerarios, crematorios y cementerios han analizado por su cuenta las cifras del sector. En octubre de 2018, la entidad Áltima observó que en el último año las personas que optaban por dejar preparada su despedida habían aumentado en un 10%, especialmente entre los mayores de 70 años sin seguro de decesos. También destacaba que empezaban a evidenciarse signos de la toma de conciencia sobre la importancia de planificar, con familias solicitando más información y presupuestos antes de la muerte de su familiar.

En 2013, la OCU denunciaba en un estudio que las funerarias españolas suspendían en transparencia en cuanto a sus precios y servicios. De un total de 111 empresas analizadas, la mitad no exponía ninguna tarifa, lo que abre la veda a que cada una imponga su propio presupuesto, acentuando las desigualdades entre comunidades autónomas y provincias: mientras que en Cuenca un sepelio cuesta de media 2.261 euros, en Vigo o en Tarragona la cantidad supera los 5.000 por el mismo servicio.

La tendencia no sorprende a Ferrándiz, quien insiste en que cada vez son más las personas que optan por buscar alternativas no solo más baratas sino también más cálidas y cercanas. “Lo que siguen ofreciendo a estas alturas la Iglesia católica o las empresas clásicas ya no convence tanto. Debido a los procesos de globalización y las influencias culturales, la gente empieza a ser más consciente de que existen otras formas mucho más agradables de homenajear la muerte", explica. "Un ateo no tiene por qué llevar una cruz en su ataúd ni una persona a quien le gustara la naturaleza tiene por qué terminar en uno".

Foto: Foto: iStock.

Carmen, la mujer de los cinco deseos, tuvo "la maravillosa suerte" de encontrarse con Alba Díez y poder planificar su sepelio con todo lujo de detalles. Esta joven diseñadora gráfica 'freelance' decidió lanzarse también a la piscina, apostando por el diseño personalizado de esquelas en su plataforma 'online' Momentos Fugaces. Cuando conoció a Carmen, apostó por algo nunca visto en el sector del diseño gráfico: diseñar funerales según la personalidad de cada cliente. "Cuando me encontré con Carmen en una convención de emprendedores y le conté lo que hacía, su respuesta me dejó loca. Me dijo que me necesitaba. Ella era lo que yo buscaba, pero no esperaba que alguien lo tuviera tan claro", recuerda al teléfono desde el despacho que ha habilitado en su casa de Medina del Campo, donde ha hecho los deseos de Carmen realidad.

Con su trabajo, Alba pretende romper precisamente con esta idea "chapada a la antigua" de la muerte. Su objetivo es convencer al resto de empresas mortuarias de que los ritos funerarios ya no son como hace dos décadas. "El sector funerario se ha quedado en el siglo anterior. Las esquelas son una plantilla predeterminada, un nombre y una cita para el velatorio, y poco más", reflexiona. "Hace falta aire fresco para romper con la idea de que morir es algo desolador. Cada persona merece una despedida única que permita que se la recuerde tal y como era".

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Los diseños que Alba ha preparado con los cinco deseos 'post-mortem' de Carmen.

Los seguros de decesos ganan

Planificar un funeral en vida no solo ayuda a la cartera, también a la mente. Según el psicólogo clínico Juan Castilla, dejar resuelta la muerte "ayuda a nuestros seres queridos a superar mejor el duelo, porque muchos de los asuntos que conlleva el fallecimiento están asociados a un 'después social' que a veces no sabemos muy bien cómo afrontar: lo que le gustaría al fallecido, qué flores elegir, etcétera". "Además, que una persona diseñe su propio funeral garantiza asumir su responsabilidad hasta el final, incluso sanando heridas con otros seres queridos y dejando menos 'asuntos pendientes' a tus familiares", añade.

La OCU recomendó en 2013 prescindir de un seguro de decesos y, simplemente, ahorrar

Aunque la tendencia a dejar preparado el funeral en vida esté creciendo entre los españoles, el sector funerario —salvo excepciones como Momentos Fugaces o Electium— se mantiene impasible a estos cambios de percepción. Desde la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), aseguran que la práctica de planificar los sepelios no es tan habitual como parece. El principal motivo reside en que la mayoría de las familias cuenta con una compañía aseguradora que cubre el fallecimiento y tiene un acuerdo cerrado con una empresa funeraria, por lo que es esta la que se encarga de proporcinar todos los servicios una vez se produzca la muerte.

El peso económico de estos tipos de seguros sigue teniendo un gran peso en el sector. Si los servicios funerarios suponen un 0,13% del PIB, cuando se incluye la actividad de las compañías de seguros que comercializan el ramo de decesos aumentan hasta el 0,34% —según Panasef—. Esto quiere decir que la tendencia nacional sigue siendo contar con un respaldo económico que cubra el fallecimiento de un miembro de la familia, especialmente aquellas en las que alguno de sus miembros tiene empleos industriales, elementales, militares y de maquinaria.

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Nichos en el cementerio de Manacor (Mallorca).

Aunque la OCU recomendó en su informe 2013 prescindir de un seguro de decesos y simplemente ahorrar ese dinero, el año pasado más de la mitad de las muertes (255.000) fueron cubiertas por una aseguradora, según los datos de la 'Radiografía del sector funerario', elaborados por Panasef. No obstante, algunas funerarias públicas que gestionan el complejo funerario municipal ya están comenzando a trabajar en la planificación de sepelios en vida.

Es el caso de la Funerària de Terrassa (Barcelona), que con su servicio 'En vida' permite a las personas que así lo deseen contratar su servicio funerario antes de morir, personalizando el servicio con todo tipo de detalles y hacerlo completamente exclusivo. En la plantilla de contratación a la que ha podido acceder este diario, la empresa permite elegir desde el idioma de la ceremonia y el acompañamiento musical hasta el tipo de maquillaje, el material de la urna y vehículos para trasladar a los asistentes desde el velatorio hasta el cementerio. Hasta el momento, se han realizado 12 contrataciones.

El psicólogo Castilla insiste en que el tabú de la muerte crea una 'cultura del silencio' que no beneficia a la sociedad y lleva a resolver un fallecimiento de la forma más rápida posible. "Ese paternalismo social no ayuda ni beneficia. El tema de la muerte debería ser una asignatura obligatoria en las escuelas y colegios, los padres no deberían sobreproteger tanto a sus hijos y la gestión emocional y el manejo de la pérdida deberían ser conocidos por todos para saber afrontarlos".

A los 15 años, Carmen sabía cómo quería su funeral. Lo escribió en el diario que empezó nada más cumplir los 10. Quería que la incineraran y la enviaran al cielo en 100 coloridos globos. Se le ocurrió después de varias semanas en coma por un traumatismo craneoencefálico que a punto estuvo de robarle la vida.

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