En busca del profanador de tres tumbas en el cementerio más grande de Aragón

La primera profanación de una tumba se notificó la mañana del sábado, cuando un trabajador del cementerio municipal de Torrero, el más grande de Aragón, encontró un ataúd vacío a los pies de su nicho. Tras presentarse la Policía en el lugar, los agentes hallaron el cadáver exhumado en un contenedor cercano, iniciándose así una investigación en la que todavía no hay detenidos. A falta de que avancen las pesquisas, el temor a que se produzcan nuevas profanaciones se ha extendido por el campo santo.

El miedo no es infundado, pues los responsables del cementerio se toparon con dos nuevos casos 24 horas después del primer hallazgo: la mañana del domingo dieron con otro féretro vacío y, la tarde de ese mismo día, advirtieron la profanación de una tercera tumba, en este caso la de un bebé. Los restos de los fallecidos habían sido depositados una vez más en contenedores del cementerio, pero del menor solo se pudo recuperar su cráneo.

Al no tratarse ya de un hecho aislado, los agentes optaron por inspeccionar de nuevo la zona, contabilizando entonces otras cuatro tumbas con daños que, según las pruebas recabadas, podrían responder a intentos de sacar los correspondientes cuerpos de su interior. Fuentes policiales señalan en este sentido a El Confidencial que la principal hipótesis es que se trata de un acto vandálico, sin descartar por el momento que detrás del mismo se encuentren varias personas. "En principio no se han llevado restos de los muertos", explican, insistiendo a su vez en que todavía "no se ha podido hacer un análisis exhaustivo de los cuerpos".

En lo que se refiere a que del menor solo haya aparecido el cráneo, estas mismas fuentes sugieren que lo más probable es que hubiese finalizado la descomposición del cuerpo antes de su exhumación, desechando por el momento la idea de que alguien esté profanando tumbas para obtener restos humanos. Preguntados sobre si podría tratarse de un intento de robo, desde la Policía aclaran que los fallecidos no son personajes destacados que hubieran sido enterrados con objetos de valor, por lo que esta idea tampoco centra la investigación.

La única característica que comparten las tumbas profanadas es la del año en el que fallecieron sus titulares: 1987. De todos modos, las fuentes consultadas subrayan que "no parece que haya habido una selección de nichos", enmarcando esta coincidencia en el hecho de que los tres se encuentran próximos, en una zona que alberga a los fallecidos en ese periodo de tiempo: los sectores 107, 110 y 116. La primera de ellas se sitúa además junto al tanatorio de Torrero, por lo que los investigadores barajan la posibilidad de que el responsable entrase al cementerio por el lado oeste del mismo, una hipótesis que ahora tratan de confirmar mediante el visionado de las grabaciones de las cámaras de seguridad.

Las razones por las que se han destrozado varias tumbas para exhumar al menos tres cuerpos son todavía un misterio. La Policía apunta a un acto vandálico, pero desde el Ayuntamiento de Zaragoza explican a El Confidencial que en los últimos diez años no se ha producido ningún suceso similar en Torrero. A falta de que se aclare el motivo de la profanación de tumbas, delito que el Código Penal castiga con una pena de prisión de tres a cinco meses o a una multa de seis a diez meses, el grupo de homicidios de la Policía Nacional trabaja ya con sus compañeros de la Científica para dar con el culpable.