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Hombre, con antecedentes y arma blanca: así es el asesino tipo que mata en España
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¿Hay posibilidad de predecir quién podría convertirse en homicida?

Hombre, con antecedentes y arma blanca: así es el asesino tipo que mata en España

El Gabinete de Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad ha elaborado un análisis de las características de estos criminales en el denominado Informe sobre el homicidio en España

Foto: La Guardia Civil traslada a Bernardo Montoya, presunto asesino de Laura Luelmo. (EFE)
La Guardia Civil traslada a Bernardo Montoya, presunto asesino de Laura Luelmo. (EFE)

Durante los últimos días, los debates sobre la prisión permanente revisable han incendiado las tertulias radiofónicas y televisivas, que han centrado el discurso en la eficacia o no de una medida controvertida que aplican otros países europeos. La violación y el asesinato de la profesora Laura Luelmo en El Campillo (Huelva) ha retomado un asunto que también ha versado sobre la posibilidad de que quienes han cometido este crimen puedan volver a hacerlo e incluso sobre si existe alguna posibilidad de predecir quiénes son aquellos que podrían convertirse en homicidas con base en las características comunes que arrojan los asesinos.

En esta línea, el Gabinete de Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad ha elaborado por primera vez un análisis pormenorizado de las características de estos criminales en el denominado Informe sobre el homicidio en España, que examina a las 871 personas que cometieron un asesinato entre 2010 y 2012. De ellas, contabiliza el documento, 778 eran hombres y 93 mujeres. De todas, el 69% cometieron un crimen de tipo interpersonal, la mayoría en medio de discusiones acaloradas y reyertas.

Según los datos arrojados por el estudio, el homicida tipo tiene una media de 36 años, es español y está ocupado. En concreto, el 63,5% (498 en números redondos) de los asesinos son españoles. Entre los extranjeros, destacan los rumanos (45 autores), los marroquíes (36) y los colombianos (26), subraya el informe, que vincula a estos asesinos de otras nacionalidades con crímenes más vinculados a la delincuencia organizada. "Los españoles tienen más presencia en homicidios de tipo interpersonal", aclara el documento del Ministerio del Interior, que añade que los asesinos españoles son "significativamente más jóvenes", ya que la mayoría se sitúa entre los 18 y los 30 años mientras los primeros están sobre todo entre los 41 y los 64.

A pesar de que los atestados policiales no recogen datos sobre la situación laboral, el informe sí que los recopiló y arrojó de este modo otro rasgo que permite ayudar en el dibujo del perfil del asesino. Específicamente, recogió información sobre 328 homicidas (casi el 38% de los que cometieron un asesinato). De ellos, el 38% estaban ocupados; el 23% en paro; el 3% jubilados; y el 2% eran estudiantes. El 32% restante presentaba "otras situaciones", describe el informe, que detalla asimismo que el 23% de los autores eran consumidores habituales de sustancias estupefacientes, sobre todo de drogas. De hecho, en el momento de los hechos, 111 estaban bajo los efectos del alcohol, de las drogas o de ambos.

Foto: De izq. a der.: Patrick Nogueira, Marcos Miras, David Oubel, Sergio Díaz y Daniel Montaño. (EFE)

La mayoría de los homicidas (447, el 51%) contaba con antecedentes policiales, sobre todo por delitos contra las personas (281, el 32%). Solo el 3% (26 individuos) tenía un antecedente previo de homicidio, lo que indica que para la inmensa mayoría de los asesinos era su primera actuación mortal. Entre estos últimos se encontraría, por ejemplo, Bernardo Montoya, el presunto verdugo de Laura Luelmo, que ya cumplió condena por otro asesinato que perpetró en 1995 contra una anciana de Corteaga (Huelva). Por otro lado, el 27% de los autores estudiados no contaba con ningún antecedente, por lo que el homicidio era su primer delito, un dato que los técnicos del Ministerio del Interior que han elaborado el informe califican como "alarmante".

En este último perfil encajarían de hecho la mayoría de los cinco condenados a prisión permanente revisable, la máxima pena que contempla el ordenamiento jurídico español desde 2015. En concreto, ni Patrick Nogueira, el asesino múltiple de Pioz; ni Daniel Montaño, el hombre que arrojó a una bebé por la ventana y trató de matar a la madre de la niña; ni David Oubel, quien asesinó a sus dos hijas pequeñas con una sierra radial y un cuchillo, tenían antecedentes penales por delito alguno. Marcos Miras, que mató a su hijo de 11 años con una pala para hacer daño a su mujer, por su parte, únicamente había sido condenado con anterioridad por coacciones. Sobre Sergio Díaz, que asesinó al abuelo de su novia, no constan antecedentes tampoco.

Aun así, según la estadística del citado informe, los hombres homicidas cuentan con más antecedentes (50%) que las mujeres asesinas (25%). Tanto ellas como ellos, en su mayor parte, sin embargo, sí que fueron detenidos por las fuerzas de seguridad. En concreto, el 87,5% de estos criminales resultó finalmente arrestado; casi un 5% se suicidó o al menos lo intentó (más de la mitad de las tentativas fueron consumadas); y el 3% está aún sin localizar. "Se desconoce la situación del resto", apunta el mencionado documento de la Secretaría de Estado, que aborda también el tipo de armas con las que se perpetraron los asesinatos.

Puñales y cuchillos (armas blancas en general) son las herramientas más utilizadas por los homicidas españoles, seguidas de las armas de fuego. Unas u otras se han utilizado en dos de cada tres asesinatos. En concreto, las armas blancas han servido para matar en el 41% de las ocasiones del periodo estudiado, por el 16% de las pistolas o revólveres. Entre las dos (y otras armas similares que la estadística cuantifica al margen) sumarían casi el 59% de los útiles usados para cometer crímenes. El resto de armas han sido la propia fuerza del agresor (en el 13% de los casos), un objeto contundente (en el 11,5%) o la asfixia (en el 5%).

Al ser más hombres los que matan, el sexo masculino predomina en todas las categorías de la clasificación de armas, aunque se modera en la asfixia, que es el medio más utilizado por las mujeres para asesinar, según concluye el Informe sobre el homicidio en España, que también estudia el método de huida de la escena del crimen. La mayoría de los homicidas, arrojan los datos, escapa a pie (el 26,3%); dos de cada cinco (20%), en vehículo; un 17% no abandona el lugar y es detenido en el mismo; y en un 36% de los casos las fuerzas de seguridad no llegan a determinar cómo abandona la escena del crimen el homicida.

Según el mismo documento, además, hay "diferencias significativas" entre los asesinos varones y las asesinas mujeres. Pocos estudios, sin embargo, abordan este segundo colectivo, que en España representa el 11% de los homicidas, un porcentaje similar al que arroja en otros países, que sitúan la proporción entre un 5 y un 10%. De hecho, el propio informe del Ministerio del Interior resalta que "ningún estudio científico" de los estados del entorno de España abordan el perfil de la mujer homicida. Tan solo Japón y Estados Unidos han comenzado algunas investigaciones que apuntan a observar si las féminas matan igual que los hombres, si tienen las iguales motivaciones o si utilizan las mismas armas.

El informe español, de hecho, se limita a señalar que los homicidas masculinos son ligeramente más jóvenes que los femeninos (36 y 37), una diferencia casi insignificante para los técnicos, que destacan que los hombres sí que presentaban más antecedentes que las mujeres (69% por 38%), que cometían más asesinatos interpersonales que los varones (81% por 68%). Estos últimos, además, cometen más crímenes en el marco de otras actividades delictivas (28% frente al 18%). Por otro lado, dejando de lado la violencia de género, la mujer también mata más que el hombre en el ámbito doméstico (37% frente a 13%). Apenas el 23% de estas últimas, por último, tenían relación con su víctima, un porcentaje muy superior en los varones, que en el 77% de los casos asesinan a conocidos, familiares o parejas sentimentales.

Durante los últimos días, los debates sobre la prisión permanente revisable han incendiado las tertulias radiofónicas y televisivas, que han centrado el discurso en la eficacia o no de una medida controvertida que aplican otros países europeos. La violación y el asesinato de la profesora Laura Luelmo en El Campillo (Huelva) ha retomado un asunto que también ha versado sobre la posibilidad de que quienes han cometido este crimen puedan volver a hacerlo e incluso sobre si existe alguna posibilidad de predecir quiénes son aquellos que podrían convertirse en homicidas con base en las características comunes que arrojan los asesinos.

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