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El Podemos de Pozuelo se venga contra el de Vallecas por el chalé de Iglesias y Montero
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El Podemos de Pozuelo se venga contra el de Vallecas por el chalé de Iglesias y Montero

Las críticas por la decisión de los líderes de Podemos de firmar una hipoteca de 540.000 euros son cada vez menos veladas dentro del partido, tanto a la derecha de Iglesias como a su izquierda

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, con el resto de miembros de la dirección tras anunciarse los resultados de la asamblea de Vistalegre II en febrero del pasado año. (EFE)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, con el resto de miembros de la dirección tras anunciarse los resultados de la asamblea de Vistalegre II en febrero del pasado año. (EFE)

La capacidad de Podemos para protagonizar debates y condicionar la agenda pública, con cuestiones más estéticas que políticas, se ha demostrado con creces durante sus pocos más de cuatro años de vida, pero el tándem Pablo Iglesias e Irene Montero parece superarlo todo. El anuncio de su inminente paternidad solo fue un aperitivo de lo que ahora ocurre con la compra del chalé valorado en 600.000 euros donde emprenderán su proyecto familiar. "Podemos funciona porque es sexy", repitió en más de una ocasión el propio Pablo Iglesias.

La ficcionalización de la política durante los últimos tiempos, y de la que Podemos ha sido principal cooperante, explotando arriesgadas estrategias que ahora sufren cual efecto bumerán, algo ha tenido que ver en ello. Con todo, el debate generado sobre cómo debe vivir la izquierda o si la decisión de los líderes de la formación es o no coherente con la identidad del partido, está ahí. Una de las principales razones es que la propia izquierda nunca quiso o no supo cerrar dicho debate, asumiendo con desdén su superioridad moral frente a la derecha, que en cambio se impone, o al menos así ha conseguido visibilizarlo, en superioridad de gestión, orden y seguridad.

Foto: El chalé de Irene Montero y Pablo Iglesias.

De pecados originales va la cosa, puritanismo y enfermedades infantiles del izquierdismo. Bien es cierto que como argumentaban Iglesias y Montero en su comunicado para explicar la adquisición, "hagamos lo que hagamos nos criticarán", aunque también podrían decir que hagamos lo que hagamos nos tildarán de populistas, en la acepción mediática del término, no en la política. Al expresidente uruguayo José Mujica se le reprochó ser populista, igualmente en la acepción no académica del término, por decidir seguir viviendo en su chacra de toda la vida en lugar de mudarse a la residencia presidencial.

Si Iglesias siguiese viviendo en su casa de Vallecas se asumiría que lo hacía por populismo condescendiente, al igual que si decide contar con una mayor privacidad y gastarse su dinero en un amplio chalé se le tacha de populista demagogo. Hay quien apunta, no sin cierta base argumental, que se trata de otra estrategia más del partido de los reflejos retóricos y la estrategia constante. Dejar de dar miedo, parecerse más a las clases medias y construir el mito aspiracional de las mayorías sociales. Aunque a Felipe González no pareció funcionarle la famosa frase de su ministro de Industria Carlos Solchaga: "España es el país del mundo donde más rápido se puede hacer uno rico".

Podemos se centró en la estética, con una seña de identidad de mimetismo con las mayorías sociales que ahora cae en saco roto y se revela en su contra

Posiciones de cautela de algunos analistas frente a una formación que emergió de la nada cambiando el sistema de partidos español, sin recursos ni ayudas de los bancos y volteando una y otra vez el tantas veces anunciado entierro de Podemos. Sin embargo, en esta ocasión nada parece indicar que se haya hecho un balance de daños ni preparado un argumentario, ya no para cambiar el sentido de los golpes, sino simplemente para suavizarlos.

El comunicado conjunto de Iglesias y Montero da buena cuenta de ello, aun dejando de lado el argumento de la herencia, mecanismo de reproducción social por excelencia. El mito reaccionario del "todos los políticos son iguales" o el "bienvenidos a la casta" que todos sus rivales parecen celebrar, desde quienes todavía se etiquetan como socialdemócratas como desde el nacionalismo, ya sea español o de las burguesías periféricas. El chalé ya se ha convertido en arma arrojadiza de sus principales rivales políticos, como era de esperar, incluso de aquellos que se manifiestan en la calle con los jubilados mientras pagan un plan de pensiones privado.

Las críticas incluso son cada vez menos veladas dentro de Podemos, tanto a la derecha de Iglesias como a su izquierda. Los primeros toman la revancha tras haber sido caricaturizados en Vistalegre II como los representantes del "Podemos de Pozuelo" que se enfrentaba al "Podemos de Vallecas". Pequeñoburgueses contra obreros. Una batalla que, como la estrategia fundacional de Podemos se centró en el simbolismo, en una seña de identidad de mimetismo con las mayorías sociales más castigadas por la crisis y navegando en el pecado original, como el de la limitación salarial a tres sueldos mínimos, que ahora cae en saco roto y se revela en contra de sus promotores.

Iglesias edificó su proyección sobre el simbolismo de la austeridad ante la crisis de representatividad y sobre el mito obrerista

A la izquierda del líder de la formación son todavía más públicas y gruesas las críticas. El alcalde de Cádiz y cara visible del sector Anticapitalista, José María González 'Kichi' ha sido contundente: "Ni he pensado (en irme) ni quiero dejar de vivir ni criar a mis hijos en un piso de currante en el barrio gaditano de La Viña. La idea es no parecernos a la casta, es no ser como ellos porque vinimos a desalojarlos a ellos después de que hubieran estado desahuciando por miles a nuestra gente, es no vivir como ellos, es parecernos al pueblo que nos eligió y al que seguimos siendo leales", aseguraba este viernes a través de un comunicado. Por si quedase alguna duda de sus intenciones, añadía: "El código ético de Podemos no es una formalidad, sino el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones y supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo".

Lo cierto es que Iglesias edificó su proyección política, primero, sobre el mito de la austeridad y, después, sobre el mito del obrerismo. De aquellos que tenían los dientes torcidos por no haber disfrutado de una ortodoncia durante su infancia, que sin embargo sí podían asumir los dirigentes de la formación criados en lugares como Pozuelo, municipio madrileño con una elevada renta per cápita. Iglesias no es Mujica, pero tampoco es un jornalero convertido en diputado de Unidos Podemos como Diego Cañamero. Tampoco España es Uruguay ni Madrid Andalucía. Tampoco parece que en 2018 los referentes políticos de la izquierda tengan que responder a estos mitos, ni quizá tampoco los referentes sociales, pues la aspiración del ascensor social no solo ha sido el gran elemento de cohesión y la condición 'sine qua non' del pacto social.

placeholder Teresa Rodríguez junto a su pareja, el alcalde de Cádiz, José María González. (EFE)
Teresa Rodríguez junto a su pareja, el alcalde de Cádiz, José María González. (EFE)

La estrategia del 'blitz' de Podemos y la de Iglesias en la asamblea de Vistalegre II se construyó, pues, sobre una estética y una retórica que ahora se le vuelve en contra. La decisión que ahora pone en tela de juicio toda la estrategia del partido desde su fundación es personal y privada, pero ha sido tomada por sus dos principales referentes, el secretario general incluso apareció con su cara plasmada en la papeleta electoral porque se le reconocía más que a la propia marca. Pablo Iglesias es Podemos, aunque no es de extrañar que exija privacidad, por ejemplo, frente a los 'paparazzi' contratados por un medio que lo persiguen 24 horas al día durante los siete días de la semana. No es el único dirigente de la formación que ha asumido sacrificios personales para sacar adelante un proyecto colectivo.

A su derecha y a su izquierda en el partido se afilan los cuchillos ante el creciente y no del todo desactivado rumor de que Iglesias pueda dar un paso al lado como candidato a las generales de 2020 para que sea una mujer, joven, quien tome el relevo. Carolina Bescansa lo vio o lo intuyó y se lanzó, de forma burda y precipitada. Otros ya toman posiciones. El incendio sigue propagándose, dentro y fuera de Podemos, visibilizándose una falta de reacción, de rapidez, y de la frescura de antaño con la que se volteaban este tipo de debates. Los canales 'troll' de Telegram, la aplicación de mensajería móvil preferida en la formación, vuelven a funcionar a pleno rendimiento. Vuelven los relatos enfrentados, las ambiciones de poder y las desconfianzas sobre el fuego amigo. La incertidumbre es el modo de vida de Podemos. Los cambios de táctica también. Se abre una nueva etapa.

La capacidad de Podemos para protagonizar debates y condicionar la agenda pública, con cuestiones más estéticas que políticas, se ha demostrado con creces durante sus pocos más de cuatro años de vida, pero el tándem Pablo Iglesias e Irene Montero parece superarlo todo. El anuncio de su inminente paternidad solo fue un aperitivo de lo que ahora ocurre con la compra del chalé valorado en 600.000 euros donde emprenderán su proyecto familiar. "Podemos funciona porque es sexy", repitió en más de una ocasión el propio Pablo Iglesias.

Irene Montero Íñigo Errejón
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