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Joan Coscubiela: "El motor del Estado autonómico ha sido el agravio comparativo"
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Joan Coscubiela: "El motor del Estado autonómico ha sido el agravio comparativo"

Recién alejado de la primera línea política, el exdiputado del Parlament por la confluencia de Podem y los comuns, Joan Coscubiela, aborda las causas, derivas y soluciones al conflicto catalán

Foto: Joan Coscubiela, durante el pleno del Parlament que aprobó la Ley del Referéndum. (EFE)
Joan Coscubiela, durante el pleno del Parlament que aprobó la Ley del Referéndum. (EFE)

Joan Coscubiela (Barcelona, 1954), habla sin tapujos, con el descargo de haber abandonado la primera línea política, primero como portavoz de la Izquierda Plural en el Congreso y en la última legislatura de Catalunya Sí que es Pot en el Parlament. No lo extraña ni lo más mínimo. Todavía no ha tenido tiempo para disfrutar de su jubilación. Pocos días después de que se disolviese el Parlament tras la convocatoria de elecciones se encerró durante dos meses con una disciplina monacal, según confiesa, para dedicarse a escribir 'Empantanados. Una alternativa federal al sóviet carlista' (Península). El título lo dice todo, pero a lo largo de sus más de 300 páginas se condensa un pequeño pero completo tratado sobre el independentismo catalán y lo que denomina su reciente "enfermedad infantil": el unilateralismo.

PREGUNTA: Propone una salida federal al actual conflicto territorial. ¿Cuál es la diferencia con la apuesta plurinacional?

RESPUESTA: Son esferas distintas. La plurinacionalidad es un concepto de España y el federalismo es la manera de organizar el Estado.

P: ¿Se podrá convencer a los dos millones de independentistas con un modelo federal? ¿No lo considerarán ya una pantalla pasada?

Lo que hace desiguales a los ciudadanos no es la comunidad autónoma en la que viven, sino a la clase social a la que pertenecen

R: Lo que en su momento eran salidas viables, como el referéndum consultivo pactado y la reforma federal de la Constitución, con la reacción centralista que capitalizan PP y Ciudadanos no sé que podrá pasar. El desastre asimismo ha venido por la mano del unilateralismo, diferente al independentismo que cabe como reivindicación. El unilateralismo es la enfermedad infantil del independentismo.


P: Estaría a favor de cierta asimetría de derechos, que algunas comunidades tuviesen derecho a realizar referéndums de autodeterminación y otras no?

R: Los derechos son de las personas.

P: ¿No pueden ser de los pueblos?

R: Por supuesto que existen derechos colectivos. Yo dibujo en el libro la idea de que la respuesta federal puede ser una respuesta a condición de que seamos capaces de combinar la igualdad de los ciudadanos y la asimetría de la propia voluntad de autogobierno. La percepción de la ciudadanía sobre la organización del Estado es tremendamente diversa y hay que darle acomodo. Es posible esa diversidad institucional dentro del federalismo con igualdad de derechos de los ciudadanos. Porque lo que hace desigualdad a los ciudadanos no es la comunidad autónoma en la que viven, sino a la clase social a la que pertenecen. Ese riesgo para la igualdad de un modelo territorial que ha inventado la derecha y que cierta izquierda le acompaña es una trampa. Pero la lengua o cultura tienen que ser reconocidos en términos asimétricos. Simetría no es igualdad y asimetría no tiene porqué ser desigualdad.

P: ¿La preponderancia del eje nacional sobre el social ha tenido como efecto una creciente derechización en Cataluña?

Uno de los efectos colaterales más brutales de este conflicto ha sido la derechización en Cataluña y también en España

R: Eso ha pasado no solo en Cataluña, sino también en España. El hecho de que el conflicto social haya perdido protagonismo en la acción política incluso de la izquierda fue cubierto por el conflicto territorial. El motor del estado autonómico ha sido el agravio comparativo. Hay riesgo de que aparezca una derecha en Cataluña utraliberal en lo económico, ultranacionalista en lo territorial y xenófoba, así como el resurgir de la extremaderecha en España.


P: El unilateralismo es quien ha despertado entonces a ese nacionalismo recentralizador que describe, no al revés.

R: Los hooligans se retroalimentan. Hay causas profundas de lo que pasa que son locales, como el encaje histórico de Cataluña en España, y globales, como la crisis que provoca en la democracia. Todo el mundo identifica los desencadenantes con la sentencia del Estatut en 2010, pero hay varios puntos de inflexión anterior: cuando gana Aznar las elecciones en 1996 y especialmente después cuando obtiene mayoría absoluta. Aznar provoca una mutación constitucional, al colonizar el TC, en el aspecto de centralización y uniformización. También es desencadenante cuando empieza la pugna entre CIU y ERC para ver quien da más en 2003. La argamasa de todo esto es la gran crisis económica, que provoca la aparición del 15-M en clave social y del independentismo en clave territorial.

P: ¿La DUI fue una mera declaración de intenciones como defienden ahora algunos dirigentes independentistas o fue realmente efectiva jurídicamente?

R: Fue una resolución de dos caras. Hacia el Estado español se dejó constancia en el acta de la Mesa que era una declaración no jurídica y frente a la ciudadanía se le dijo que era la efectiva proclamación de la república catalana independiente. El independentismo ha tenido doble cara, es un engaño brutal convirtiendo la ilusión en una ficción.

P: En todo caso se apoyaron en el 1-O para sustentar la DUI. Usted no quiso participar en aquel referéndum ilegalizado por el TC, en contra de su grupo parlamentario.

El independentismo ha tenido doble cara, es un engaño brutal convirtiendo la ilusión en una ficción

R: La DUI empieza ya en las elecciones llamadas plebiscitarias del 27-S y la resolución que fue el inicio de los soviet de 9 de noviembre de 2015, que es la que pone la CUP para conseguir la investidura de Mas. Cuando se agota, al llegar a los 18 meses, muta y el unilateralismo se convierte en un referéndum exprés y low cost. Eso es lo que supuestamente legitima y se ha demostrado que es una fantasía.

P: A la vista de los hechos cree que se refuerza su apuesta por no participar en el 1-O como una movilización?

R: Dije y mantengo que aunque fuera con la etiqueta de movilización la participación en el 1-O sería interpretada por el independentismo como un referéndum vinculante y eso nos metía en su senda política. Pero pasó que el Gobierno español que hacía ostentación de actuar con bisturí le dio éste a un materife y provocó que mucha gente que no iba a participar decidiese ir para expresar solidaridad y rechazo al PP. Es una de las dinámicas más perversas de este proceso. Cuando parecía que la fantasía unilateralista se deshinchaba, llegó el PP a insuflarle más energía.

P: ¿A qué se refiere cuando habla de carlismo?

R: Lo del carlismo es porque una parte del independentismo bebe de las fuentes del nacionalismo romántico, que llega a Pujol y que ha explosionado ahora. Además es la recreación de un pasado que nunca ha existido, como los països catalans. Cuando Puigdemont dice que Europa es un conjunto de países decadentes, le está saliendo el carlista que lleva dentro.

placeholder Joan Coscubiela, en los pasillos del Parlament la semana previa al 1-O. (EFE)
Joan Coscubiela, en los pasillos del Parlament la semana previa al 1-O. (EFE)

P: Sociológicamente, el granero de votos de Puigdemont coincide también con las comarcas que más apoyaron al carlismo en su día.

R: Eso se parece bastante a lo que sucede en el País Vasco. Si tuviera que ponerle una expresión, sería "la CUP de comarcas".

P: El carlismo también arrastró hacia cierto tradicionalismo a ERC, cuando sumaron a los republicanos a Solidaritat Catalana.

R: ERC siempre ha tenido dos almas, la más vinculada a Estat Catalá y la más vinculada a Companys.

P: ¿Le sorprendió la resistencia de ese 'carlismo' cuando todo apuntaba a un sorpasso de ERC?

El Gobierno español que hacía ostentación de actuar con bisturí, se le dio a un materife el 1-O

R: ERC había jugado con el PDeCAT al juego del gallina, a ver quien frenaba el coche antes del precipicio. El 26 de octubre había la oportunidad de frenarlo conjuntamente y socializar el coste de decir que aquella ilusión no se podía materializar. En lugar de esto lo que se hace es cargar contra Puigdemont. El escenario que prevía ERC era que Puigdemont asumiese la culpa de no haber materializado la DUI y se plasmase electoralmente en una mayoría republicana. No se produjo y tras las elecciones del 155 quién expresa mejor el conflicto con el Estado es Puigdemont desde el exilio. Los que más expresaron la voluntad de conflicto en cada bloque fueron los vencedores, Ciudadanos por un lado y Puigdemont por el otro.


P: ¿A qué achaca el fracaso electoral de los comuns el 21-D?

R: En Cataluña el voto siempre ha sido dual entre autonómicas y generales. Esto se ha vuelto a reproducir. También hay el factor de que en esa batalla de bloques la gente votó a quien más estaba dispuesto a ir a la bronca y la candidatura de Catalunya en Comú Podem estaba desubicada. Posiblemente haya influido también el hecho de que alguna gente le imputara indefinición o la ruptura de la coalición en el Ayuntamiento de Barcelona, pero eso ya lo dejo para los analistas.

P: ¿Se sintió solo dentro de su grupo parlamentario, a pesar de ser el portavoz, defendiendo lo que defendía?

R: El propio nombre que nos pusimos como la patrulla nipona lo define todo. Esa patrulla que el Estado Mayor enviaba a defender una posición en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y ahí se quedaban.

P: Parece que lo que alertaba o defendía ahora se está asumiendo desde los comuns, que han girado para priorizar la agenda social y quitarse la etiqueta de la indefinición.

Cuando Puigdemont dice que Europa es un conjunto de países decadentes, le está saliendo el carlista que lleva dentro

R: Cada uno ve el mundo desde la baldosa que pisa. Cuando uno hace política catalana desde el Congreso o desde la ciudad Estado de Barcelona se ven las cosas de una manera, pero cuando pisas el Parlament ya empiezan a verse de otra. Normal que los comuns, que a lo mejor no coincidían con lo que nosotros hacíamos, pues ahora estén empezando a decir o hacer lo mismo que nosotros. Solo es una hipótesis, el tiempo lo dirá.


P: ¿Puede entenderse su libro como un ajuste de cuentas o solo una forma de reivindicar su trabajo en la pasada legislatura?

R: Al reivindicar el trabajo de la patrulla nipona lo digo expresamente. Ajuste de cuentas en absoluto. Personalmente he salido tan reconfortado y tan reconocido de esta etapa de dos años que ajuste de cuentas ni hace falta. Lo ha hecho la sociedad y estoy muy contento con ello.

P: A su compañero de la 'patrulla nipona' Lluís Rabell incluso un miembro de los comuns lo invitó a irse al PSC a través de un tuit.

R: Afortunadamente lo que pasa en Twitter no es lo que pasa en la vida, aunque una parte de lo que pasa en la vida es lo que pasa en Twitter. No era consciente de eso.

P: ICV se ha quedado con dos diputados. ¿Compartió la representación que se le dio a su partido en los puestas de salida el pasado 21-D?

Los que más expresaron la voluntad de conflicto en cada bloque fueron los vencedores, Cs por un lado y Puigdemont por el otro

R: ICV ha sido muy generosa y lúcida al interpretar el agotamiento de una época política y de crecer por sí misma. Apostó por una confluencia sabiendo de la pérdida de perfil, pero con la virtud de aglutinar fuerzas existentes con otras que emergían. El resultado final está por ver. No depende solo de la generosidad y lucidez de ICV, hace falta que todo el mundo tenga la misma generosidad y lucidez.


P: ¿Su guerra en la dirección del grupo con el exlíder de Podem, Albano Dante, fue tan grave como se reflejó públicamente en el pleno de aprobación de la Ley del Referéndum?

R: Hay pistas en el libro sobre ello si buscas 'moscas y termitas'. Las broncas eran insignificantes, no quiero caer en la anécdota. Tuvimos la suerte de que la prensa se fijase más en los moscardones que en las termitas. No he citado ni un nombre propio.

P: ¿Calificaría como golpe de Estado aquella sesión parlamentaria?

R: Clarísimamente no. Uno de los efectos colaterales de este conflicto es un abuso y degradación del lenguaje por todas las partes. Ni el 6 y el 7 fue un golpe de Estado ni España es una dictadura. Es una aberración fruto del ambiente de hoollingans que hay. La degración del lenguaje expresa también una degradación democrática. Calificar esto de dictadura supone que no le das valor a la democracia, o hacerlo de golpe de Estado es que no eres consciente de lo que fue julio del 36 o el 23-F.

P: ¿Tampoco considera que se cometió un delito de rebelión?

ERC hizo con el PdeCAT el juego del gallina, a ver quien frenaba el coche antes del precipicio

R: Calificar esto de delito de rebelión es una barbaridad jurídica. Tampoco está justificado mantener en prisión provisional porque es una condena anticipada antes de la sentencia con el falaz argumento de riesgo de reiteración que, curiosamente, no pueden cometer ellos, sino terceros. El auto del juez Llanera es manifiestamente mejorable.


P: En el libro habla de "judicialización de la política". ¿Qué efectos tiene para resolver el conflicto, lo empantana más?

R: Lo empantana más y hace más difícil la solución. La judicialización no es solo que los tribunales actúen cuando haya una actuación delictiva, eso es lo normal, la judialización es la combinación de la inacción política de Rajoy durante muchos años, dejadez de sus responsabilidades, engañar a la gente haciéndola creer que se va a bajar el suflé, junto con delegar la responsabilidades en los tribunales. Ahora que posiblemente a Rajoy le interesaría buscar soluciones políticas se encuentra con que la judialización se lo dificulta y que alimenta unos resultados que han convertido a Cs en un peligro político.

P: La exdiputada de la CUP Mireia Boya ha declarado esta semana en el Supremo y desde los comuns no se la ha ido a respaldar como se hizo con otros dirigentes independentistas.

R: No sé quién ha ido ni quién no, yo hago distinción entre la solidaridad a las personas perseguidas y el análisis crítico de sus actos. Lo que mejor define a Boya es que cuando se anuncia el 155 ella llama a convertir ese día en una paella insumisa y 24 horas después su partido la desautoriza.

P: Cree que hay una inacción de la izquierda, cuando ERC y la CUP suman más votos que JxCAT y no presentan un candidato alternativo?

R: Si ya es difícil que ERC se plante ante Puigdemont para no pagar el peaje de traidor, imagínate esto que me preguntas.

P: Cada vez se vislumbra una mayor división en el bloque independentista, incluso en el seno de JxCAT.

R: Es una batalla por la hegemonía del nacionalismo que tiene su primer referente en 2003 y que continúa abierta.

P: Propone pactar el desacuerdo para salir del conflicto. ¿Cómo se hace esto?

Hay que asumir que con el terremoto producido, que ha movido placas tectónicas a todos los niveles, solución en mayúsculas no existe

R: Hay que asumir que con el terremoto producido, que ha movido placas tectónicas a todos los niveles, solución en mayúsculas no existe. Hay que ir pensando en microsoluciones. Lo primero es enfriar el conflicto, no continuar calentándolo. Si los tribunales continúan imputando a gente, metiéndola en la cárcel o descabezando al independentismo será un desastre. También los medios de comunicación, si la Brunete y la Ítaca continúan actuando de manera hooligan tampoco será posible enfriar la situación.


P: También apunta que como requisito que el eje nacional deje de ser único en el que se basa la política catalana. ¿Un repunte de las movilizaciones en clave del eje social ayudaría?

R: No creo. La gente ante situaciones de desconcierto e inseguridad evita tener la ilusión de que existe una alternativa, y de momento la única disponible que algunos han calificado la única utopía disponible es esta. Puede durar más o menos, pero mientras no se consiga utopía alternativa, me temo, y eso no será en el marco de los Estados nacionales.

P: Es pesimista.

R: Soy optimista, pero a medio plazo. El independentismo ha llenado el vacío de la falta de ilusión del conflicto social, y la gente necesita tener ilusión de que sus condiciones mejoren. Mientras no sea así esto ha venido para quedarse algún tiempo.

Joan Coscubiela (Barcelona, 1954), habla sin tapujos, con el descargo de haber abandonado la primera línea política, primero como portavoz de la Izquierda Plural en el Congreso y en la última legislatura de Catalunya Sí que es Pot en el Parlament. No lo extraña ni lo más mínimo. Todavía no ha tenido tiempo para disfrutar de su jubilación. Pocos días después de que se disolviese el Parlament tras la convocatoria de elecciones se encerró durante dos meses con una disciplina monacal, según confiesa, para dedicarse a escribir 'Empantanados. Una alternativa federal al sóviet carlista' (Península). El título lo dice todo, pero a lo largo de sus más de 300 páginas se condensa un pequeño pero completo tratado sobre el independentismo catalán y lo que denomina su reciente "enfermedad infantil": el unilateralismo.

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